lunes, 29 de diciembre de 2008

2009: A RÍO REVUELTO GANANCIA DE PESCADORES


En este último artículo del año es casi obligado hacer un repaso agrario a la antesala de la gran crisis económica, que ha sido 2008. Con carácter general no ha sido bueno para el sector agrícola y ganadero; algo mejor para el agroalimentario, que ha continuado su crecimiento, aunque más ralentizado.

Respecto al sector agrícola, la paulatina caída del precio del cereal ha concluido una larga temporada de bonanza para este subsector, que se vuelve a enfrentar, como el resto, a los altos costes de producción, con moderados precios en origen. Tanto en este colectivo, como en otros, la caída del precio del combustible en los últimos meses ha permitido maquillar una reducción de los costes de explotación, aunque no suficiente. Hay que recordar que se han elevado las tarifas eléctricas, el coste de los fertilizantes y el de fitosanitarios, entre otros.

En el caso del sector hortofrutícola, uno de los asuntos irresolutos que han marcado 2008 es la negociación de la norma que reducirá las sustancias activas que conforman los productos fitosanitarios. Este asunto ha mantenido la espada de Damocles sobre éste y otros subsectores. Ahora parece que se ha suavizado algo, pendiente de su desarrollo, pero tendrá un efecto directo sobre las explotaciones agrícolas. En particular, las producciones citrícolas levantinas están padeciendo una espectacular caída de precios, con buena parte de las variedades sin recoger y otras recolectadas bajo coste.

El caso del vino se puede clasificar como el anterior. La lentitud en determinados estamentos ministeriales ha generado una costosa incertidumbre que ha afectado directamente al sector nacional, con caídas de precios en determinadas zonas y un gran desconcierto por parte de los viticultores y bodegueros.

El aceite de oliva, que encadena otra campaña de alta producción, ha sufrido una reducción de precios difícil de entender, opuesta al recordado repunte de hace dos campañas que tanto efecto tuvo sobre la opinión pública.

En el sector azucarero Andalucía ha continuado con su nuevo y recortado modelo, mientras que Castilla y León se mantiene expectante ante los efectos, en principio positivos, que tendrá la compra de Azucarera Ebro por parte de la británica British Foods. En el caso del tabaco, no se ha conseguido el statu quo del sistema actual, que ha sido suavizado por una compensación económica que no ha dejado contento a casi nadie.

En cuanto al sector ganadero ha habido muchas luces y sombras. Con carácter general la bajada del precio del combustible y, sobre todo, la de los piensos ha mejorado el balance contable del año. Una bajada en el precio de los piensos que se ha producido despacio y que no se ha dejado sentir hasta el último cuatrimestre del año, pero que poco a poco ha ido recuperando niveles aceptables. El vacuno de leche continúa inmerso en un gran problema estructural de carácter europeo, donde las producciones francesas hacen llegar al mercado español importantes volúmenes de leche a precios ínfimos. Una situación que no responde a una voluntad de nuestro vecino de hacer dumping y hundir nuestro mercado, sino de mantener su oferta controlada y, por tanto, sus precios. Un gran problema en el que tiene que mediar y actuar el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM). Por ahora ha anunciado un plan estratégico lácteo. Habrá que ver en qué consiste, pero es difícil que pueda actuar sobre el mercado de otro país, con quien sería necesario establecer otro tipo de acuerdos o realiza otro tipo de movimientos políticos.

El ovino, caprino y vacuno se han visto afectados por una virulenta Lengua Azul que ha sobrepasado la capacidad de gestión de algunas administraciones regionales, como la asturiana o la cántabra, lo que ha perjudicado de forma significativa a un gran número de ganaderos.

El ibérico ha vivido uno de sus peores semestres, en particular el de pienso, que ha visto el mercado inundado de oferta, con una norma de calidad todavía ineficaz y un consumidor que en su mayoría no distingue un tipo de ibérico de otro.

Respecto al porcino de capa blanca, afectado de forma singular por el precio de los piensos, la reducción del tejido productivo, la aplicación de algunas medidas de mercado desde Bruselas y el importante músculo económico de este subsector le ha permitido capear un temporal que le ha afectado más de lo que se ha podido escuchar.

En el tema de agua ha sido un año tranquilo ya se le ha concedido al Secretario de Estado, Josep Puxeu, un margen de confianza al que debe responder. Los mentideros afirman que la nefasta política de agua impuesta por Narbona va a ser reconducida y el agua llegará más caudalosa al arco levantino. A sí se espera, pero por ahora es agua de borrajas.

En general, se han moderado los precios al consumo, lo que ha permitido al sector ceder un protagonismo que no le vino mal. Fue la primera vez que la sociedad no agraria vio las orejas al lobo y se planteó la necesidad de proteger nuestra fuente de alimentos. Ahora parece que este asunto se ha diluido y se vuelve a echar de menos una campaña poderosa por parte del MARM, de cara a mejorar la imagen del sector agrario y agroalimentario.

Un año marcado por el simbolismo de la desaparición del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y su fusión dentro del MARM. Un hecho que ha conllevado la casi desaparición de la Ministra como responsable de facto de los asuntos del sector primario y agroalimentario y que ha dado mucha relevancia al experimentado Secretario de Estado. No obstante, el balance no se puede catalogar como positivo. Los resultados del chequeo médico pudieron ser peores, pero en ningún caso se consiguió consolidar una posición mediterránea. Sin embargo, sí se puede clasificar como un año de diálogo. Como punto más negro, aunque haya sido menos llamativo, una nefasta política de comunicación del joven MARM, al menos en su pata agraria, donde sus responsables se han visto desbordados por su nuevo y quizás no deseado estatus.

2009 va a ser un año difícil para todos, pero la alimentación es uno de los pocos sectores cuyas ventas no deben sufrir caídas traumáticas. Con esta coyuntura y con los mecanismos ya establecidos, aunque no gusten, se puede esperar un año difícil, pero menos que para otros agentes de la economía. Quizás, si las cosas se hacen bien y aunque a nadie guste este río revuelto, tal vez el agro pueda conseguir cierta ganancia de pescadores.

IBERICO ENREVESADO Y OTRAS CARNES


Nos encontramos en plena temporada comercial navideña, momento en el que se realiza un importante gasto alimentario. Por tanto, se trata de un tradicional período de bonanza para muchas empresas de alimentación, en particular las ganaderas. Pero los mercados agrarios están sujetos a demasiadas variables y no siempre las tendencias son las esperadas. El caso del ibérico es un claro ejemplo. Una línea de productos con significativo tirón en estas fechas, que debido a la histórica alta demanda debería alcanzar unos niveles de precio elevados. Pero la corriente ha cambiado, de forma diferente para los distintos tipos de ibérico. En los últimos diez años la incorporación de nuevos productores al mercado, en muchos casos ajenos al sector, ha derivado en un incremento del cuarenta por ciento de la oferta. Los altos precios de entonces, junto con una estructura de costes ajustada, fueron catalizadores de este proceso. El problema ha llegado cuando se ha reducido la demanda y se han incrementado de forma considerable los costes de las explotaciones en intensivo, en particular el pienso. La crisis económica ha producido una importante reducción del consumo, que ha afectado a este tipo de alimentos.

Esta situación ha generado un preocupante aumento de la oferta, sobre todo en los últimos diez meses, una bajada de la demanda y la correspondiente caída de precios. Tampoco la disminución del coste de los piensos, que hay que recordar supone alrededor del setenta por ciento de los gastos de explotación, es capaz de compensar la tendencia bajista de las cotizaciones. Por otro lado, el censo ganadero ha disminuido de forma considerable, debido al aumento del sacrifico de animales como consecuencia del bajo precio en vivo. En particular el mercado del jamón es uno de los más afectados, mientras que el de paleta aguanta mejor. El motivo es la migración en el consumo debido al menor precio de la paleta. En cualquier caso es el mercado del cebo en intensivo el que está sufriendo la crisis con más intensidad, mientras que el de dehesa, tanto recebo como bellota aguantan mejor las tensiones del mercado.

Otro problema añadido es el complicado modelo del ibérico, vigente en la actualidad. La Norma de Calidad del Ibérico no termina de aclarar al consumidor la diferencia entre unos productos y otros. Esta circunstancia genera un importante daño económico a los productores de ibérico en extensivo, en dehesa, que ven como en muchos puntos de venta, la imagen de su producto se utiliza para vender cebo. El Director General de Industria y Mercados Alimentarios, Francisco Mombiela, afirmaba hace algo más de diez días, que los consumidores serán quienes deberán juzgar esta norma. Un planteamiento que pasa necesariamente por el conocimiento claro de la misma. En el momento actual, no parece que esto se vaya a conseguir, al menos a corto e incluso a medio plazo. Si esto no sucede, buena parte del sector, sobre todo el de calidad más diferenciada, continuará sufriendo las consecuencias.

Pero hay otros sectores que también ven alterado su festivo devenir, por ejemplo el cordero. Una ganadería que está inmersa en plena crisis estructural, agravada por los mismos factores que sus primos hermanos. Pero además, este año, el régimen pluviométrico redujo pastos y se retrasaron los partos de final de verano, lo que ahora ha provocado un exceso de oferta. Unas circunstancias poco positivas que, sin embargo, en fechas navideñas deben favorecer el aumento de la demanda. En época de crisis el cordero lechal y el ternasco, con precios bajos como los actuales, van a ser una alternativa en la cesta de la compra, que debe favorecer el reequilibrio oferta-demanda.

Otras carnes más singulares, como la del conejo, tienen la oportunidad de volver a despuntar este año. El empuje producido por la anómala y eficaz campaña promocional del pasado año, debe haber dejado posos. Rescoldos que pueden ser reactivados con las nuevas campañas orientadas a promocionar la calidad especial de esta carne desde un el punto de vista de la salud y sabor. Por otro lado, su situación de mercado es aceptable, entre otros motivos por la desaparición de parte de la oferta, como consecuencia de la crisis de estos dos últimos años.

lunes, 1 de diciembre de 2008

LA MIEL SE QUEDA FRIA


Suele ser en primavera, con la floración, cuando la apicultura adquiere protagonismo. Pero es en invierno cuando se produce un importante tirón en el consumo. Época fría en la que su rápido poder energético es más agradecido. Pero el sector de la apicultura se enfría poco a poco, y no es una cuestión estacional, ni se refiere a la cristalización de la miel, que no es síntoma de baja calidad. Me refiero a los diversos factores que hacen pasar por serias dificultades a una de las ganaderías menos reconocidas de nuestra geografía, al menos como sector profesional. Hay que considerar que de casi 24.000 explotaciones españolas censadas en mayo de 2008, solo 5.000 son profesionales, el 20 por ciento. España es el mayor productor europeo, con más de dos millones de colmenas, el 56,8 por ciento es estante y el resto trashumante.

Pero volviendo a la meteorología, es el cambio climático uno de los factores aducidos para justificar el imparable aumento de mortandad en las colmenas. Un dato todavía no confirmado pero al que determinadas investigaciones señalan como culpable de uno de los mayores frenos del sector en los últimos años. Sea o no éste el motivo, está claro que el llamado síndrome de despoblamiento ha disminuido de forma alarmante esta cabaña ganadera. A esta circunstancia hay que añadir la bajada de productividad. Si se considera un valor medio de veinticinco kilos de miel por colmena, este indicador se ha reducido a más de la mitad en poco más de tres años. También se ha culpado a los fitosanitarios como agente externo que reduce la población apícola. Este dato es cierto en parte, pero no lo es más ahora que antes. Los plaguicidas, aunque cada vez son más selectivos, causan pérdidas en poblaciones de insectos e himenópteros que no son plaga. No obstante, este no es un factor condicionante que influya en la tendencia actual, ya que la concentración y densidades de aplicación de estos productos no van en aumento, como tampoco las sustancias activas utilizadas, cuyo uso es cada vez más restringido por la propia Comisión de la Unión Europea (UE).

Pero hay otros factores de mercado que se añaden a los productivos. La subida de los costes de producción ha afectado de forma especial al sector. En esta ganadería se da la particularidad de que son los gastos sanitarios los que representan más del 35 por ciento de los costes de explotación. La lucha contra el parásito de la varroa es uno de los principales problemas, para que el que todavía no se ha encontrado un tratamiento equilibrado desde un punto de vista sanitario y económico. Un segundo factor de mercado que perjudica de forma notable al sector profesional español es la entrada de mieles de estados terceros, no sujetas a los estrictos sistemas de control que imperan en la UE. Es conocido el ejemplo de la miel china

En este marco de dificultades, no todo es negativo. El Parlamento Europeo, consciente de esta realidad, ha aprobado recientemente una resolución en la que pide, entre otros aspectos, ayudas económicas para el sector, etiquetados con país de origen, análisis de las mieles procedentes de estados terceros o la creación de zonas de compensación ecológica. Hay que recordar que en algunos territorios, la disminución de la población de abejas puede derivar en un significativo freno en la floración de cultivos. De hecho, según la revista Ecological Economics, el valor polinizador de las abejas a nivel mundial asciende a 135.000 millones de euros. Tanta es la importancia que se da a este sector en determinados ámbitos que hace poco más de un mes, los ministerios de agricultura y medioambiente franceses decidieron solicitar que la apicultura sea patrimonio mundial de la UNESCO; quizás algo exagerado, pero sintomático. Como también lo fue la Conferencia Mundial sobre polinización celebrada en Washington el pasado mes de octubre
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jueves, 20 de noviembre de 2008

CHEQUEO MÉDICO CON PRISAS


Si hay una organización que se caracteriza por ir a piñón fijo en su toma de decisiones, es la Comisión. Solo hay que recordar las prisas, concesiones y medidas liberalizadoras de la Unión Europea, en temas agrarios, dentro de la ronda de Doha, en el seno de la Organización Mundial del Comercio. Al final, fueron poco provechosas, ya que ni siquiera se han cerrado estas negociaciones.

Ahora, en plena crisis económica, rodeados de incertidumbres internacionales y con muchas variables fuera de control, Bruselas sigue adelante. Un acuerdo hecho sin prisas, que no se ha sabido posponer a tiempo y sobre el que todavía hay que hacer muchas cuentas. Algunas de las reformas que se van a acometer son necesarias, pero el momento elegido es el menos adecuado. La Comisión no debería ser un mastodonte con inercia irrefrenable.

La modulación sube al diez por ciento, cinco puntos más que en la actualidad; una minoración de ayudas agrarias, justo ahora, difícil de entender. Aunque su aplicación no es inmediata, sino progresiva, puede tener un efecto en los mercados, contrario a la reactivación, que se supone objetivo prioritario en la economía actual.

El incremento de cuota láctea en un uno por ciento anual va a favorecer el aumento de oferta. Es la mitad de lo previsto por la Comisión y se han pactado revisiones posteriores; lo menos malo. El aumento de producción en España sería deseable, como país deficitario, si no se produjera un aumento proporcional en otros estados. En definitiva, si no se controlan los excedentes productivos de otros países que inundan el mercado español, este incremento de cuota generará mayores tensiones. Puede beneficiar a empresas mejor dimensionadas que serán capaces de adaptar sus estructuras productivas para un mercado libre, siempre que soporten la caída de precio. A medio plazo se puede sufrir una cierta pérdida de explotaciones, lo que reduciría la oferta global.

Respecto al desacoplamiento, continúa con medias tintas, lo que no deja contento a nadie. Por un lado no permite el abandono definitivo de la actividad a los menos competitivos, lo que ralentiza la autorregulación del mercado. Sin embargo, se evita un problema socioeconómico importante en determinadas zonas y para determinados subsectores. Un conflicto que queda latente.

Los intereses españoles pasaban por una menor modulación, un aplazamiento en las decisiones lácteas, una apuesta más firme por el desacoplamiento e incluso una prórroga del sistema actual para el tabaco, que tampoco se ha conseguido. En ese sentido, los resultados no han sido satisfactorios. No lo fueron hace una semana, con la desaparición de gran parte de las normas de calidad de frutas y hortalizas, y tampoco se ha frenado la futura y traumática norma para suprimir principios activos contra plagas. Demasiadas batallas perdidas.

PEPINOS CURVOS


La Comisión ha aprobado la supresión de normas de calidad para frutas y hortalizas. Este acuerdo, sin vuelta atrás, tiene dos colectivos que se van a ver directamente afectados: los productores y, en no menor medida, los consumidores. Afectará a dieciocho de los veintiséis cultivos sujetos a norma; en concreto a calabacines, aguacates, coles de Bruselas, coliflores, zanahorias, puerros, cerezas, berenjenas, alcachofas, albaricoques, espárragos, ajos, melones, sandias, cebollas, pepinos, ciruelas y espinacas. Representan el 25 por ciento del valor mercado hortofrutícola europeo. Los diez restantes suponen el 75 por ciento del valor y corresponden a cítricos, tomates, lechugas, manzanas, kiwis, melocotones, peras, fresas, uvas de mesa y pimientos dulces.

Estas normas de calidad fueron puestas en marcha por la Comisión, pero promovidas por los propios productores. El objetivo fue mejorar la renta del sector mediante una apuesta por la diferenciación en calidad e imagen. Se trata de sistemas de control individualizados, con los que se han comercializado productos con calibres homogéneos, sin taras, con contenidos mínimos de azúcar y suficiente nivel de madurez, entre otros aspectos.

La cuestión es ¿por qué la Comisión ha dado este paso atrás en pleno siglo XXI, con un mercado alimentario europeo que pretende acercarse a la excelencia? Si atendemos a las explicaciones que ha dado la Comisaria de Agricultura, Marianne Fischer, el primer motivo es bajar precios en destino y el segundo, simplificar y abaratar la gestión de la administración europea.

El segundo de ellos es un argumento falaz, de cara a la galería. Aunque uno de los objetivos prioritarios de la política europea es la reducción de costes, no se debe conseguir a costa de la calidad. Si éste fuera un criterio condicionante, tendríamos que reducir casi toda la estructura administrativa europea, que en último término existe para velar por nuestra calidad de vida, que también implica la calidad de productos y servicios.

El primer motivo es más controvertido. ¿Debemos eliminar sistemas de control de calidad para conseguir una cesta de la compra más barata? o ¿debemos mantener nuestros estándares de calidad y conseguir solucionar la crisis macroeconómica aplicando soluciones acordes con el problema? Si se elimina un filtro previo que realiza el propio sector, de acuerdo a criterios objetivos, y se deja la decisión en manos del consumidor, se llega a una situación extrema, que aplicada a todos los sectores podría generar un importante desbarajuste de consumo.

Otro factor sintomático de esta anacrónica y recesiva decisión, son los dieciséis estados miembros que han votado en contra. Por supuesto se trata de países, en su mayoría, productores de frutas y hortalizas; pero ¿estos gobiernos defienden al sector agrario antes que al consumidor? No es probable. Además, los productores europeos tendrán que empezar a competir con toda la producción residual de las huertas de todos los países del mundo; eso sí, con nuestros costes extra de carácter ambiental y social, a los que, por supuesto, no queremos renunciar.

EL HIJO PRÓDIGO


El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) prevé que el Real Decreto de aplicación de la nueva organización común del mercado del vino sea aprobada antes de final de año. Se han dormido en los laureles, ya que ha pasado una campaña sin que productores, cooperativas ni industriales conozcan el marco jurídico concreto de actuación. El motivo, que no la justificación de este retraso, es la enorme dificultad en lidiar modelos de producción y de comercialización muy diferentes.

Recuerda esta historia a la conocida y bíblica parábola del hijo pródigo. Parte del sector vitivinícola, el perteneciente a la DOC Rioja y a buena parte del Castellano y Leonés, ha hecho bien sus deberes y ha trabajado por la calidad, aprovechando de forma eficaz los recursos públicos. Otras regiones, como Castilla la Mancha, han dedicado los recursos a incrementar sin control los volúmenes de producción. Las ayudas a la reestructuración, ideadas para mejorar las calidades, pero no para disparar las producciones y su costosa destilación. Ahora, el padre de la criatura se encuentra en la obligación de volver a solucionar la papeleta al hijo, con importantes dotaciones presupuestarias para arranque de viñedo.

Otra cuestión es la liberalización de plantaciones. A nadie le gusta, ya que se han hecho importantes inversiones en adquisición de derechos. Pero el mercado evoluciona, no es estático y las reglas hay que adaptarlas. Un preaviso de diez años hasta su aplicación es más que razonable para que no suponga un daño irreparable, con el control de los consejos reguladores.

Quizás las nuevas responsabilidades ambientales y los nuevos enanos que le han crecido al circo del MARM sean parte de su actual despiste. Por ejemplo, el fracaso en el tema del tabaco, su incapacidad para desbloquear el mercado de transgénicos, su mala defensa del sector de los fitosanitarios, su posicionamiento en tierra de nadie en el sector lácteo, la batalla nunca ganada con la horticultura marroquí, el falso enroque en el tema del agua levantina e incluso su agotada política de comunicación.

martes, 4 de noviembre de 2008

ORGANISMOS POLITICAMENTE MODIFICADOS


Los frenos que se ponen al sector productor, comercializador y consumidor de semillas transgénicas, a veces rozan el surrealismo de la tecnocracia política. Ahora llama la atención el esfuerzo que está haciendo Francia para poner más trabas a los ya de por sí bastante zancadilleados organismos genéticamente modificados (OGMs). No sería demasiado importante lo que sucede en el país vecino, si no fuera porque ejercen la presidencia de la UE y quieren que Bruselas apruebe un singular documento sobre OGMs antes de final de año. Empieza dicho informe alarmando sobre las interacciones de estas plantas con los ecosistemas, y sus imprevisibles consecuencias. Es preocupante que Francia ponga sobre la mesa esta imprevisión tras casi quince años de cultivos transgénicos por todo el mundo. ¿Está poniendo sobre la mesa la incompetencia de las entidades especializadas de la UE para analizar de forma empírica el pasado, el presente y velar por nuestro bienestar en el futuro? Por supuesto que no. Es más bien un argumento de fundamento político que responde al intento de suavizar las presiones de determinados grupos ecologistas franceses. Para muestra un botón. El pasado mes de febrero Francia prohibió la siembra de maíz transgénico en base al principio de salvaguardia y precaución. Ahora la Agencia Europea de Seguridad de los Alimentos (AESA) ha emitido un informe en el que afirman que ninguno de los argumentos aducidos tiene justificación técnica o científica, algo que, por otro lado, era bien conocido.


Pero en este informe no preocupa solo la introducción. Se demanda un refuerzo de la evaluación científica sobre sus efectos en el medioambiente y la necesidad de definir criterios socioeconómicos y agronómicos antes de las autorizaciones. Vuelta a lo mismo. Todo eso estaba muy bien hace quince años, pero ya se ha superado. La UE dispone del sistema más exhaustivo de todo el mundo para el control y autorización de semillas transgénicas. De hecho, en la UE solo se cultiva un exiguo 0,08 por ciento de la producción mundial. Por eso, estas peticiones francesas suenan a broma, si no fuera por el perjuicio que generan a muchas economías agrarias europeas, que no pueden competir en igualdad de condiciones con otros modelos productivos de Estados terceros.

También es peligroso el nuevo espacio que quieren abrir a la protección de territorios. Hasta la fecha, más de 170 regiones europeas y muchas más entidades locales se han declarado libres de transgénicos. Es decir, un brindis al sol, ya que no implica ninguna prohibición, sino una declaración de algo obvio, que se ya se da sin proponérselo. Normal, el único cultivo autorizado es una variedad de maíz modificada contra una plaga que solo ataca en determinadas zonas. Son decisiones políticas que permiten quedar muy bien con todos los detractores, sin que haya ningún perjuicio económico para nadie. Ahora bien, la prohibición territorial sería una vía abierta cuyo límite no queda claro, por tanto, susceptible de uso político. Si un cultivo está autorizado en la UE, ¿se puede llegar a prohibir en un territorio? No, si desde un punto de vista científico se ha demostrado que no tiene efectos negativos para el medio natural. Si lo tuviera, sería del propio cultivo, por lo que debería prohibirse el cultivo en su totalidad, transgénico o no.

Entre tanto, tal como recoge Agroeuropa, la Secretaria General de Medio Rural, Alicia Villauriz, ha resaltado el nuevo valor estratégico de la agricultura y la alimentación. También incide, igual que ha hecho Sarkozy en innumerables ocasiones, en el fortalecimiento de la idea de autoabastecimiento y seguridad alimentaria. Pero para hacer acción de estos principios hay que tomar decisiones que no dejan indiferentes. Salvando las diferencias, el tratamiento que se da en Bruselas, a los cultivos modificados genéticamente, a los fitosanitarios y a las normas de bienestar animal, responden a un posicionamiento político que poco tiene que ver con criterios técnicos y ambientales objetivos, y que van en contra de esta tan cacareada posición hispano francesa. Otro ejemplo nacional es el freno puesto al agua por el gobierno español, que afecta a la mayor despensa hortofrutícola europea, ubicada en la costa levantina y murciana. Porque hay parecer la mujer del Cesar, pero primero hay que serlo.

ALGUNOS ASUNTOS GANADEROS


la lengua azul mantiene en tensión a buena parte del sector ganadero. El anuncio del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM) de declarar zona restringida a todo el territorio nacional, a excepción de Baleares y Canarias, es un síntoma del rápido avance de esta enfermedad. La consecuencia inmediata será la obligatoriedad de vacunación. Una vez vacunados habrá libertad de movimiento para animales mayores de cuatro meses. También podrán circular sin vacunar si proceden de animales vacunados, siempre que no superen esta edad. Aunque el serotipo dominante es el 1, la aparición de 12 casos de serotipo 8 ha llevado al MARM a forzar la vacunación contra ambos. Del serotipo 1, mucho más extendido, ya se han detectado más de 1.390 focos. Una enfermedad que va con altibajos, inocua para el consumidor, pero que hace mucho daños a los ganaderos. Bruselas decia que era imposible erradicarla, pero va a aportar un importante montante para tratar de conseguirlo. En España, sobre el papel y dados los antecedentes, si se cree posible su eliminacion. Pero visto lo visto, no sera este año.

El sector del porcino también se mueve, como en el caso de los cereales, dentro de un contexto multifactorial lleno de altibajos. Estas últimas semanas mantiene bajas cotizaciones, aunque el balance global del último año es favorable, con incremento previsto en la cotización al cierre del año superior al veintitrés por ciento respecto a 2007, y de más del once por ciento si se comparan los dos primeros trimestres de 2008 y el estimado por la Comisión para 2009. Si a esto le añadimos la inminente bajada de los piensos y la disminución de la oferta por cierre de explotaciones, puede que finales de 2008 y primer semestre de 2009 no sean un mal periodo para un sector que viene de sufrir fuertes tensiones.

Otro asunto ganadero son las exigentes y, en algunos aspectos, exageradas normas de bienestar animal durante el transporte. La administración española ha sido flexible en su control, algo que agradece el sector, dada su difícil y costosa aplicación. Pero Bruselas no se anda con chiquitas y ha abierto un expediente sancionador contra España por deficiencias en la aplicación de la nueva legislación y en su control y sanción. Habrá que estar atentos a la evolución de este procedimiento y, sobre todo, a sus efectos sobre los ganaderos y transportistas.

SIEMBRA DE DUDAS


Como todos los años por estas fechas, los agricultores tienen que tomar la decisión de sembrar el cereal para esta campaña. En los últimos años se han elevado de forma considerable los costes de explotación, en particular los combustibles y los fertilizantes. Sin embargo, su alta cotización favoreció un aumento de la superficie cultivada, no solo en España, sino a nivel mundial. Pero como suele suceder en los mercados agrarios, la sinusoide de la oferta tiende a marcar altibajos en los precios de venta. En los últimos meses los precios de casi todo el cereal han caído, y el empresario agrario echa números porque para muchos, las cuentas ya no salen. Además, la variabilidad de una meteorología que cada vez da más sorpresas, imposibilita depositar la confianza en la obtención de unos buenos rendimientos. Pero no solo la abundante oferta ha hecho caer los precios, también la disminución de la demanda. No se puede achacar a un solo factor la caída de las operaciones de compra, aunque destaca la disminución de la cabaña ganadera española y europea, como consecuencia del desequilibrio en los flujos de caja que se ha producido en casi el total de las empresas ganaderas, sobre todo las que se gestionan en intensivo.

En resumen, un proceso encadenado. Los altos precios del cereal de anteriores campañas dispararon el precio de los piensos, que todavía se resisten a bajar, aunque ya se empieza a notar su caída. Estos nuevos incrementos en el valor de un input, que supera las dos terceras partes de los costes ganaderos, ha obligado a cerrar a numerosas explotaciones poco dimensionadas o desestructuradas. El cierre de estas explotaciones reduce la demanda de cereal, cuyos precios, presionados también por una sobre oferta, empiezan a caer.

El nuevo escenario viene marcado por unos precios de cereal más bajos, unos costes de combustibles algo menores y con ligera tendencia a la baja. Los costes de fertilizantes continúan muy altos aunque la Asociación Comercial Española de Fertilizantes (ACEFER) ha anunciado que se han estabilizado y pueden comenzar a bajar; algo que también sucede en el caso de los piensos. A esto hay que añadir un sector ganadero más reducido. Por otro, lado la puesta en marcha de aranceles a la importación, que también debe constreñir la oferta, puede ser un último factor que condicione la nada fácil decisión de siembra de los agricultores. En general se prevé una disminución de superficie sembrada, lo que permitiría obtener buenos rendimientos económicos, siempre que el tiempo acompañe. Pero hace falta asumir un riesgo, porque a pesar de que la función de costes empieza a invertir su pendiente, sigue siendo necesario disponer de un buen músculo financiero, escaso en muchas explotaciones.

MENUDO BOLO


El gobierno español, a través del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino, y con anterioridad el antiguo Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha dedicado importantes recursos para la identificación electrónica de millones de animales de producción. Un proceso que se ha ejecutado desde las comunidades autónomas. Dentro de las alternativas que dio la Unión Europea, España apostó fuerte por la identificación electrónica, en particular por la implantación del bolo ruminal. Para ello constituyó un Comité Español de Identificación Electrónica de los Animales. España, al igual que Italia, decidió aplicar un sistema moderno que, a priori, mejoraba la transparencia del sector y su trazabilidad; a pesar de que en sus primeros estadios no estuvo fino. La identificación se realizó a buen ritmo en casi todas las regiones. Pero fuera de España y, salvo algunas excepciones, hubo mucho escepticismo, por lo que se paralizó su puesta en marcha. Ante esta situación y dada la presión de algunos estados, sobre todo Reino Unido, la Comisión se vio obligada a aplazar la obligatoriedad de identificación electrónica hasta el uno de enero de 2010.

Se han producido problemas en la implantación del bolo ruminal en ganado menor, sobre todo en caprino, algo menos en ovino. Uno de los motivos fue el tamaño exagerado de los primeros bolos de cerámica, que no son menudos. Un bolo, de acuerdo con una de las acepciones de la Real Academia Española, es una píldora más grande que la ordinaria. No queda duda que el bolo ruminal, entre 6,5 y 7,5 centímetros, lo es. Un tamaño que fue reducido con posterioridad para evitar el rechazo o muerte de reses. En la actualidad y, si la implantación se produce de forma adecuada, el sistema es seguro y puede durar toda la vida. A pesar de todo, parte del sector se ha quejado de forma reiterada por su puesta en marcha, sobre todo en otras regiones como Andalucía, donde se han producido pérdidas recientes de ganado. Una situación que, dados los medios empleados, debería haberse evitado o minimizado.

En la actualidad hay dos problemas. Por un lado, dada la prórroga otorgada por Bruselas y la incertidumbre sobre lo que al final va a suceder, la administración tiene ralentizada su gestión, tal como han afirmado desde ASAJA Extremadura. España se encuentra en una extraña situación con gran parte de los animales identificados, mientras que en la mayoría de los estados de la Unión Europea (UE) el sistema no se ha comenzado a aplicar.

Otro problema es la complicada gestión de este modelo de identificación. El gran tamaño de la cabaña ganadera española dificulta mucho la tarea del ganadero a la hora de identificar y dar de baja. En España son más de veintitrés millones de cabezas de ovino, lo que representa un porcentaje superior al veinticinco por ciento de la cabaña europea, solo superada por Reino Unido. En caprino, con alrededor de tres millones de animales, mantenemos una proporción similar al ovino, solo sobrepasado por Grecia. En total, la mayor cabaña de ganado menor de toda la UE. Con estos indicadores, cuesta creer que el proceso revierta, pero el peso de Reino Unido es importante y el futuro no queda claro. España deberá hacer valer su preponderancia global en ganado menor y conseguir que cualquier decisión que se adopte no genere un agravio comparativo para un sector que se ha puesto en la vanguardia tecnológica de la trazabilidad animal. Se tendrá que hilar fino desde la Dirección General de Recursos Agrícolas y Ganaderos para conseguir que prevalezca la posición de un Estado como el español, dominante en este sector y obediente; que ha hecho un esfuerzo por cumplir las normas y ponerse, antes que nadie, en la cresta de la ola. Cualquier reorientación que provenga desde Bruselas deberá evitar perjuicios a un colectivo profesional que, aun con un bolo más menudo, puede haberse metido en un buen embolado, solo por hacer bien sus deberes.

lunes, 20 de octubre de 2008

FITOSANITARIOS EN LA PICOTA, SIN JUICIO PREVIO


Los productores de fitosanitarios, colectivo imprescindible para el mantenimiento de nuestro sector agrario y alimentario, se mantiene en tensión ante los previsibles cambios que se van a producir. El pasado mes de junio el Consejo de Ministros de Agricultura adoptó un acuerdo político sobre el futuro uso de estos productos. Una norma que derogará la actual, vigente desde 1991 y que podría reducir a la mitad el número de sustancias autorizadas. La pasada semana el Parlamento Europeo discutió en segunda vuelta dicho documento de cara a un acuerdo definitivo que se adoptará en pocos meses. Se trata de un mercado que movió en 2007 en España más de 575 millones de euros.

Pero el problema va más allá que la mera defensa de un subsector económico. Los informes emitidos por el Centro Europeo de Investigación sobre Política Agrícola, Regional y Medioambiental (EuroCARE) constatan que si esta norma se aprueba el precio de las frutas y hortalizas se duplicará. También aumentaría en un veinte por ciento el precio del trigo y la patata. Serían varios los motivos de esta tendencia alcista, como por ejemplo, las mayores pérdidas de cosecha o el incremento de dosis debido a la adaptación de las plagas por falta de rotación. Esta última consecuencia también va a generar un importante efecto negativo en el medioambiente, lo que supone una gran contradicción con los propios objetivos de la norma. La posibilidad de sintetizar nuevas sustancias que puedan ser admitidas no es factible a medio plazo, ya que poner un nuevo producto en el mercado puede llevar entre ocho y diez años, tiempo del que no dispone casi ninguna empresa, tampoco la agraria.

Pero no se trata solo de un problema que afecte a las grandes explotaciones intensivas. Muchas otras, sujetas a sistemas de explotación conservacionistas, como son los acogidos al modelo de producción integrada, también lo van a sufrir. Los métodos de lucha biológica, ya muy extendidos, son una herramienta más, importante para reducir el uso de fitosanitarios, aunque no la solución. Estos sistemas ya están muy arraigados, sobre todo en hortofruticultura, pero necesitan completarse con tratamientos químicos que eviten desequilibrios biológicos y el rebrote de plagas ya erradicadas.

Esta nueva legislación es un síntoma de una doble moral, frecuente en la administración pública y en la europea en particular. Consiste en ser muy puristas con lo propio, lo que se ve, pero no para lo ajeno, lo que no se ve; o dicho de forma más popular, ojos que no ven corazón que no siente. La defensa del medioambiente es un supuesto pilar de la política europea, un objetivo irrenunciable y sin fronteras. Pero poco importa si los supuestos deterioros al medio se producen fuera de nuestro territorio. Un productor extracomunitario puede aplicar productos prohibidos en la Unión Europea, siempre que no supere un límite máximo de residuos en nuestro mercado. Estos alimentos o producciones pueden ser importados a la Unión Europea, lo que provoca un importante nivel de indefensión en nuestro sector primario, obligado a producir con mayores costes que sus competidores directos extracomunitarios.

En definitiva, una norma con clara vocación ambiental, fundamentada en una voluntad política que no ha sabido incorporar los condicionantes técnicos y alimentarios, pero tampoco de forma completa los propios criterios ambientales. Tampoco se ha considerado el gran impacto que este cambio puede tener sobre la cesta de la compra. En esta línea, la industria fitosanitaria europea y la española, representadas por ECPA y AEPLA respectivamente, han solicitado al Parlamento Europeo y a la Comisión que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realice una evaluación de impacto. Qué menos.

viernes, 3 de octubre de 2008

EL ESLABÓN DÉBIL DE LA CADENA LÁCTEA


El vacuno de leche fue uno de los pocos sectores ganaderos que aguantó la crisis del cereal del último año, motivado, entre otros factores, por la reducción de producto en el mercado mundial. Hay que recordar que a nivel nacional el valor de las ventas de la industria láctea representa el diez por ciento de la industria de la alimentación y un dos por ciento del total de la industria española.

A finales del estío y principios de otoño la leche tiende a encarecerse en origen como consecuencia de los menores rendimientos de las explotaciones y, por tanto, la disminución de la oferta. En la actualidad hay un exceso de oferta y ha caído la demanda, lo que ha llevado a unos precios medios que rondan los 0,36 euros el litro. Pero los datos hay que compararlos para que sean significativos. A finales de verano de 2007 los precios en origen en España subieron un 50 por ciento con respecto a la misma fecha del año anterior, alcanzado los 0,46 euros el litro. Este espectacular crecimiento contribuyó de forma decisiva a aliviar los problemas de costes del sector. Sin embargo en Alemania el ascenso fue del 36 por ciento y solo del 6,6 por ciento en Francia. Ahora la caída ha sido también mayor en España, que ha bajado el precio de la leche algo más del 15 por ciento, frente a una caída en Alemania del 10 por ciento y todavía una ligera subida en Francia. Es decir, el balance neto de los dos años es todavía favorable con un precio un 25 por ciento más alto que en 2006, un 18 por ciento en el caso de Francia y un 23 por ciento en Alemania. Pero hay otro dato muy representativo; se trata del diferencial de precios entre Francia y España, que en 2006 favorecía a nuestro país solo en un 9 por ciento, aumentó a un espectacular 54 por ciento en 2007 y se sitúa en la actualidad en el 18 por ciento. Son cifras que confirman que la evolución de precios generales beneficia a España. Es decir, se ha producido un acercamiento a los precios de hace dos años, aunque eso sí, con unos costes de producción disparados por encima del precio de venta; algo que no sucedía en esa fecha.

Hay otro aspecto que preocupa todavía más y que está haciendo mucho daño al sector productor nacional. El sector galo, con mucha más capacidad de autorregulación que el español, ha puesto en marcha un sistema de control de precios. Para ello ha sacado al mercado español importantes volúmenes de leche cruda y envasada a precios muy bajos, no con la intención de hundir el mercado español, que sería un claro dumping, sino de mantener sus precios. En principio no se trata de una práctica ilegal, pero en un mercado único como el europeo es necesario frenar este tipo de acciones que rozan lo ilícito y, en cualquier caso, pueden destruir tejidos productivos irrecuperables como es el lácteo. Las relaciones interprofesionales, nacionales y transnacionales, junto con la mediación política deben poner freno a un modelo de regulación de mercado que puede abrir batallas comerciales intracomunitarias.

En definitiva, le esperan tiempos difíciles al sector lácteo, en particular a las explotaciones con poca dimensión. Existe un desequilibrio que solo podrá ser compensado con estrategias consensuadas dentro de la interprofesional, que debe asumir un papel protagonista que hasta la fecha no ha tenido. En esta situación, el sector ganadero de leche en España tiene una posición débil. Solo los acuerdos interprofesionales podrían dar ciertas garantías a la producción, pero sin olvidar que la industria va a buscar su máxima competitividad en un mercado libre. En el momento actual, tanto la industria como el sector se encuentran en la mesa de la interprofesional. Se han realizado avances importantes para la estabilidad láctea, que podrían verse perjudicados si esta crisis de precios no se lidia con habilidad.

SIMETRÍA EN PRECIOS RETARDADOS


El incremento del precio de la materia prima en origen conlleva una rápida subida en el precio del producto transformado. Una verdad a la altura del quimérico personaje Perogrullo. Por ejemplo, el efecto que tiene el alza en la cotización de los cereales sobre los piensos y los alimentos. Pero en sentido inverso a veces se demora. Los stocks de materia prima son el principal motivo de este efecto retardado, pero no el único. Se trata de unas tendencias que deberían ser simétricas. En el caso de los piensos el asunto está bastante claro. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha exigido a la industria una disminución en los precios dada la cotización a la baja de los cereales. Como ha recordado la Confederación de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC), el pasado año la subida también se demoró dos meses con respecto a la subida del cereal. En definitiva, sí existe la ansiada simetría, así que todavía habrá que esperar un poco a que estas bajadas se produzcan.

Pero cuando el río suena agua lleva, y es probable, aunque todavía no se haya demostrado, que en algunos casos se utilice esta práctica para mejorar los rendimientos empresariales. En la compleja e inestable situación del sector productor y, sobre todo, dado el efecto que tiene sobre el consumo, esta táctica puede convertirse en especulativa. No queda claro que se trate de especulación, pero es cierto que puede ser considerado un recurso contra el adecuado funcionamiento del mercado. En un momento de bonanza económica el asunto no traería mucha cola, pero la coyuntura actual ha hecho que la propia Comisión se ponga las pilas. La Comisaria de Agricultura Marianne Fischer lo tiene claro. Ha anunciado que desde Bruselas van a vigilar con atención la no repercusión de la bajada del cereal en el precio de los alimentos. Los organismos habilitados para el control de la competencia se han puesto a trabajar, con el objetivo de poner el freno, dentro de lo posible, a la inflación alimentaria. Por otro lado, no deben pagar justos por pecadores, y posiblemente se intente investigar a grandes operadores para frenar de forma ejemplar a los que así actúen. En cualquier caso y con carácter general, una demora en el descenso de precios es comprensible porque gran parte de los alimentos consumidos a fecha de hoy, han sido elaborados con cereales adquiridos hace semanas o meses. Pero hace bien la Comisaria, porque pone en marcha una política que va a tranquilizar al consumidor y al productor, y dejará clara la imagen de buena parte del sector transformador.


Otro caso concreto es el del girasol. Las perspectivas de cosecha son buenas en toda España. La mencionada simetría también está en tela de juicio en este sector, aunque en este caso en sentido inverso. Un asunto por el que se ha protestado tanto en Andalucía como en Extremadura. La bajada del precio del aceite de 1,5 euros el kilo a 0,9, produjo una disminución del precio de la pipa en plena campaña. De los previstos 0,72 euros kilo se pasó a unos ajustados 0,57. Al finalizar la cosecha volvió a subir el precio del aceite, pero los precios para la pipa almacenada se mantienen. ¿Está justificada esta contención? Lo que queda claro es que en este caso afecta al precio en origen pero no en destino, por lo que la Comisaria no será adalid de esta causa. La nueva entrada de cereal ucraniano, almacenado desde la última alerta sanitaria, puede ser uno de los motivos. La solución, almacenar y esperar a vender en mejor momento, algo que muy pocos se pueden permitir.

martes, 16 de septiembre de 2008

TRISTE NOTICIA


Esta semana ha fallecido D. Carlos Tió Saralegui, referencia de los profesionales que han trabajado en el sector agrario o para el sector agrario. Magnífico profesor y articulista. Político con luces y sombras, pero de gran voluntad y vocación, y, sobre todo, un excelente analista y pensador agrario. Se ha ido en un momento donde el agro necesita, no solo profesionales que gestionen o hagan política, sino cabezas que aporten sentido común y visión de futuro a un sector que, verdaderamente, lo necesita…le necesitaba.

MATEMÁTICA INEXACTA


La situación en España es complicada, al margen de que también lo sea en otros países. Más de dos millones y medio de parados lo confirman, entre otros indicadores. El sector agrario no es una excepción, sino todo lo contrario. Un sector que, como no es tonto, no se consuela con este mal de muchos. En este contexto parece sensato pensar que encontrar trabajadores para el campo no debe ser difícil.

Sobre el papel, la actividad de temporero podría ser una alternativa para gran parte de los parados del campo o de otros sectores. En las últimas semanas se ha producido un cierto debate con motivo de la venida de temporeros con contrato en origen. El anuncio por parte del Ministerio de Trabajo e Inmigración de la supresión de los contratos en origen a partir de 2009, en la actualidad vigentes desde 2004, hizo saltar algunas señales de alarma. Son algo más de 80.000 personas que se han desplazado en el primer semestre a nuestro país para desempeñar diferentes tareas como la vendimia, la recolección de la aceituna, la fresa, la fruta y algunas otras, pasadas, actuales o inminentes. Una cifra muy similar al paro agrario en España, cifrado en 83.524 desempleados; por cierto, un 27 por ciento superior al mismo mes del pasado año. La matemática y la intuición dicen que la adición de un entero positivo y su negativo dan cero; es decir, una cifra compensa la otra y asunto resuelto. El Ministerio de Trabajo e Inmigración quiso hacer esa cuenta y reducir las contrataciones en origen. Pero la matemática no resuelve todos los problemas. Por otro lado, los datos no son fiables, ya que hay trabajadores que lo son durante varios meses, mientras que otros solo trabajan algunos días, e incluso horas. Todos metidos en el mismo paquete.

Se han podido leer acusaciones fuera de lugar, de corte xenófobo, dirigidas a esta corregida estrategia gubernamental. Bastante más acertadas son las que achacan al Ministro de Trabajo e Inmigración un profundo desconocimiento del sector agrario, algo que, por otra parte, no debe sorprender, porque lo ignoran buena parte de los políticos españoles, incluso algunos, titulares pasados o presentes de carteras agrarias. Pero lo que es menos comprensible es que no tenga asesores que le informen y eviten estas meteduras de pata que, aunque enmendadas, crean una incertidumbre innecesaria. En cualquier caso, hay un compromiso por parte del gobierno de consolidación de esta vía en 2009, siempre que no haya trabajadores en paro, afincados en España, que puedan desempeñar estas labores agrarias.

Hay que confiar que este compromiso sea más sólido que el asumido por los Ministerios de Economía y Hacienda y el de Industria, Turismo y Comercio, relativo a las tarifas eléctricas para el agro. Un acuerdo pre-estival por el que se demoraba la subida de las tarifas para riego. En las facturas de septiembre se han sufrido repuntes del sesenta por ciento. ¿Qué pasó con este acuerdo?

El consumo eléctrico, igual que la contratación de temporeros, responde a una punta de trabajo. En determinados momentos aumenta la contratación de trabajadores de la misma forma que se dispara el consumo eléctrico en regadíos. La diferencia es que, a día de hoy, los costes laborales solo se pagan en el periodo que dura la tarea, mientras que los altos costes fijos de contratación de potencia se pagan durante todo el año, aunque solo se utilicen unos pocos meses. Dos problemas, dos temporalidades, dos compromisos. Uno ya se ha incumplido, el otro, ya veremos.

lunes, 8 de septiembre de 2008

CHARCOS QUE NO HACEN LAGO


Son muchas las batallas en las que participa el agro español, pero quizás la de la opinión pública, la más importante, se pierde de forma recurrente. Claro que primero hay que lucharla y, ¿se ha batido este cobre? Dos ejemplos bastante recientes los tenemos en la pérdida del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación o, en Madrid, la desaparición de la Dirección General de de Agricultura y Desarrollo Rural. Dos hechos más que terminológicos; sintomáticos y relevantes, que fueron aceptados por la sociedad como algo natural.


Los españoles no asumen algunos aspectos que afectan de forma directa a su modo de vida. Es el caso de la seguridad de los alimentos, la garantía de abastecimiento alimentario, el inmenso territorio rural que gestionan los agricultores y ganaderos o su importante papel de conservadores de todo este espacio. Todo ello debería ser suficiente para conseguir el apoyo de la ciudadanía. Algo que no sucede. El papel que juegan las subvenciones de la Política Agraria Europea ha sido un factor relevante de esta permanente incomprensión. Si queremos seguridad alimentaria, garantías de calidad y de producción, las ayudas deben existir, en determinados casos, sin abusos y bajo control exhaustivo. Son la única forma de competir con otros espacios económicos mucho menos estrictos y, por lo tanto, con menos costes. ¿Qué falla?, ¿por qué algo tan intuitivo no se comprende? Por un lado no se han puesto en marcha estrategias de marketing dirigidas a transmitir a la sociedad estos valores irrenunciables. Algo se ha empezado a hacer, aunque de forma indirecta, al promocionar la calidad de nuestros alimentos; pero son mensajes de consumo que no van más allá.


El sector agrario tiene muchos problemas y da prioridad en el corto plazo a resolver sus cuentas anuales que, al fin y al cabo, condicionan su sustento. Por otro lado es bastante endogámico y, salvo las ya conocidas estrategias de repartir fruta gratis, se hace poco más por sensibilizar a la opinión pública. Lo mismo sucede con las grandes manifestaciones convocadas en las capitales. Pero no es el propio agricultor el responsable de transmitir un mensaje global, aunque si debería ser protagonista e, incluso catalizador. Las organizaciones profesionales agrarias, junto con los representantes de la administración pública deben plantearse un cambio radical en la comunicación que se hace de los asuntos del campo. Pero sobre todo, es el sector agroindustrial quien debería coger esta batuta y convertirse en buque insignia del proceso.


La sociedad es muy sensible a los problemas ambientales. El medioambiente ha ganado la batalla de la comunicación al agro, para algunos, de forma irreversible. Pero, ¿se ha luchado esa batalla?, ¿por qué ya no se puede hacer nada?, ¿no es tan sensible o más la sociedad española, a su alimentación, a su precios, a su calidad y a su seguridad sanitaria? No hay que olvidar que, según los últimos datos de Eurostat, la alimentación es, tras la vivienda, el segundo gasto de las economías europeas, con más del 20 por ciento de los ingresos de cada familia. El sector agroalimentario debe tirar de este carro y ser el sector productor el que vaya a rebufo y complete un modelo de comunicación que llegue a la sociedad. Entonces, si este mensaje cala, el estamento político, como es su deber, deberá dar respuesta a las demandas que se generen.


¿Cuándo se habla en medios no especializados del agro? En la mayoría de los casos, o cuando se producen grandes protestas o bien cuando hay crisis que afectan a todos, como las sanitarias o las de precios. Son muchos los disparates que en esos momentos uno escucha, dichos por grandes comunicadores, que demuestran lo mal que la administración, el sector y sus agentes hacen los deberes. Los comunicadores que apuestan por transmitir las oportunidades y beneficios que aporta el sector primario y alimentario son, somos, charcos que no hacemos lago. Falta una idea clara, una planificación estratégica. Es necesario apostar por comunicación generalista, más allá de los espacios temáticos al uso, diseñados solo para el sector. El sector alimentario es poderoso, hay tiempo y recursos, pero ¿existe voluntad o hay conformismo?

TENDENCIAS FAVORABLES PARA LA CARNE


La campaña de cereal ha sido buena en España. El Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM) estima una cosecha de 23,7 millones de toneladas, similar a la campaña anterior. Según las últimas previsiones del Consejo Internacional de Cereales, se prevé una producción mundial de 1.718 millones de toneladas, un dos por ciento más que en la campaña 2007/2008. Por otro lado, la demanda de cereal alimentario se ha visto reducida, sobre todo en el caso del trigo. Los altos precios de las últimas campañas han llevado a un cierto nivel de sustitución. A esto hay que añadir que el consumo de cereal para pienso ha disminuido como consecuencia de la reducción de gran parte de la cabaña ganadera. Todo ello ha producido una tendencia a la baja en el precio de casi todo el cereal, salvo el maíz, con peores previsiones mundiales y, por tanto, precios contenidos, por encima de los valores del pasado año. Sin embargo, en España también el maíz grano ha visto reducido su valor en torno al 16 por ciento, mientras que el trigo duro ha llegado a subir cinco puntos en un año.


Dentro del sector ganadero se reciben con optimismo estas nuevas tendencias. A ello hay que añadir la mejora en las últimas semanas de las cotizaciones de casi todas las canales, como vacuno, pollo, conejo u ovino. Esta sutil reactivación del sector ganadero se debe a una suma de muchas pequeñas cosas. Se ha abierto la exportación de carne de vacuno y sus derivados a Marruecos. Han sido necesarios más de cuatro años de negociaciones. Ahora, el MARM intenta hacer lo propio con un mercado ruso que, de forma sistemática, rechaza productos europeos. Aplican el criterio de tolerancia cero para residuos médicos en carnes, así como para fitosanitarios en frutas y hortalizas. Un planteamiento absurdo, que recuerda a la exigencia de tolerancia cero por los detractores de la transgénesis. En ambos casos se trata de justificaciones imposibles, para conseguir otros fines, que poco tienen que ver con la alimentación. Y digo imposible, porque en todas las economías modernas, y todavía más en las que no lo son, los residuos existen. La pureza solo vive en la cabeza especulativa de unos pocos. La cuestión es fijar los niveles máximos que se consideran no nocivos. Una misión difícil, la rusa, en la que los enviados españoles, encabezados por el Secretario de Estado de Medio Rural, Josep Puxeu, intentarán suavizar las posiciones de sus responsables. La futura anexión de esta nación a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y su sometimiento a sus reglas, podría ser el abrelatas ruso.


En definitiva, una mejora moderada del sector cárnico que solo se ve enturbiada por la reactivación del trasnochado certificado veterinario. Un trámite redundante que solo entiende el Colegio Oficial de Veterinarios y su Presidente y que, por decisión de la Audiencia Nacional, vuelve a ser requerido a los ganaderos en las salas de sacrificio.

jueves, 31 de julio de 2008

CIEN DÍAS


En estas últimas semanas PP y PSOE se han dado recíprocas collejas en diferentes asuntos. El sector agrario no se ha salvado. La celebración de los cien días de gobierno ha sido muy criticada por la cúpula popular. Entre otras lindezas se ha afirmado que han sido cien días en los que no se ha hecho nada por el mundo agrario y solo se han ocupado de la reestructuración del organigrama ministerial. Por su parte la Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha mantenido la tesis de que han trabajado con continuidad.

Los cien primeros días de una legislatura renovada no suponen ningún hito que sea necesario celebrar, menos en las circunstancias actuales. Sin embargo, tiene razón la Ministra en que se ha seguido trabajando en la misma línea. La cuestión es, si esto es bueno o malo. Por un lado la reforma ministerial debe ocupar parte de la actividad de sus dirigentes y las decisiones al respecto son parte visible. Por otro lado, se ha avanzado en diversos temas, es el caso de la promoción de la controvertida norma del ibérico, el cierre de acuerdos sobre contratos tipo homologados en el vacuno y ovino, en el primer caso sin consenso, las negociaciones sobre la aplicación al agro de las nuevas tarifas eléctricas. Ejemplos sobre cuyos resultados no se tiene por qué estar de acuerdo; pero ese es otro tema.


Hay asuntos que se atragantan. El pasado lunes el sector del vacuno de carne, uno más de los que están sufriendo la crisis actual, presentó un alegato ratificado por 4.000 productores, que no son pocos. Exponían la situación del sector y demandaban determinadas medidas y posiciones gubernamentales para paliar esta situación. Al margen de que pueda ser o no aceptado en su totalidad, es importante escuchar al sector. Es cierto que existen foros y sistemas de comunicación estandarizados, y este se salía del cauce habitual. No lo es menos que la presente coyuntura debería favorecer las excepciones; a pesar de que es norma no atender de forma directa este tipo de reclamaciones, ya que sientan precedente y pueden llegar a marcar las agendas ministeriales.

Por otro lado, en este rifi rafe político, deberían ponerse de acuerdo los dirigentes del PP. Mientras Mariano Rajoy promete recuperar el nombre agrario del Ministerio si llega a gobernar, su compañera Esperanza Aguirre hace lo contrario. Ha suprimido la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comunidad de Madrid que, hay que recordar, ya ni siquiera tenía rango de Consejería. Ahora lo tiene de nada. Llama la atención, sobre todo en una región donde el sector agrario existe y en términos relativos, en comparación con otras provincias, no es pequeño. Sin contar con el importante peso que representa su tejido agroindustrial. Una decisión poco acertada que demuestra como unos y otros juegan políticamente con las sensibilidades de un sector que, por otra parte, no sabe luchar determinadas batallas.

miércoles, 9 de julio de 2008

¿CUESTIÓN DE NOMBRE?


En la ponencia aprobada por el PP en el último Congreso del Partido se hace especial hincapié en el sector agrario, y se tocan asuntos tan relevantes como la falta de relevo generacional, la escasez de agua de riego en determinadas zonas, los desequilibrios en los márgenes de la cadena comercial; algo, por cierto sobre lo que todavía yo no he leído ningún informe, más allá de los que marcan la diferencia de precios en origen y destino, que a mi entender no definen el abuso o no en los márgenes de los intermediarios. También se puso sobre la mesa la recuperación del nombre del MAPA. Muy bien, a muchos no nos ha gustado su cambio y sufusión en un Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Pero ahora toca ver lo que hace la correspondiente Secretaría de Estado de este MARM y como trabaja por el agro...y ya volveremos a debatir en un futuro las cuestiones terminológicas, que son importantes, pero no deben convertirse en obsesivas.

A VUELTAS CON MARRUECOS



Parece que Marruecos esta vez no se va a salir con la suya, y sí el gobierno español y otros del mediterráneo europeo. En las últimas semanas ya anticipábamos el interés del reino norteafricano por conseguir su integración en la Organización Común del Mercado de Frutas y Hortalizas y de que la UE le financie un plan verde para la reconversión de su agricultura. Pero una cosa es ser buenos vecinos y otra muy diferente tirarnos piedras contra nuestro propio tejado. El día que en Marruecos su agricultura tenga las mismas exigencias sociales, ambientales, de trazabilidad y de calidad que el agro europeo, se podrá empezar a hablar de estas cuestiones. Mientras tanto, la Comisión ha hecho muy bien en aplazar las negociaciones hasta septiembre y rechazar ambas peticiones.

viernes, 20 de junio de 2008

EL PRECIO DEL TABACO


La pasada semana se celebró en Talayuela una jornada sobre el tabaco, organizada por la cadena de radio local. En plena campaña tabaquera y cerca ya de la recolección, las previsiones son positivas. Pero a medio plazo las cosas no están tan claras. Todavía queda la duda de si se consigue prorrogar el estatus actual hasta 2013 o se mantiene el fin del acoplamiento parcial hasta 2010. Pero al margen de lo que suceda, al final habrá que mantener el sector sin ayudas. En este caso la respuesta es clara pero condicionada. Depende del precio de venta.

En la actualidad, en España las transformadoras compran el tabaco a algo más de 0,60 euros el kilo para la variedad Virginia, dominante en la región. Un precio todavía muy por debajo del cotizado en otras zonas europeas, como Italia o Francia, donde ronda el euro. Con carácter general, las calidades extremeñas son similares a las del tabaco de nuestros vecinos. En esta situación, ¿cuál es motivo de este diferencial? La respuesta intuitiva es que los costes de las empresas transformadoras, Agroexpansión y la pública CETARSA, son muchos más elevados que en otros países. Digo intuitiva, porque en estas jornadas estuvieron invitados, junto con todo el resto de representantes del sector, pero dejaron vacíos sus lugares en la mesa. Una pena, porque solo ellos pueden aproximar una respuesta a la gran pregunta, que no es otra que saber si una vez eliminadas las ayudas, podrán ofrecer unos precios que permitan mantener gran parte de la producción. Una vez analizado el escenario internacional, debiera ser que sí, pero lo deben decir ellos. Por otro lado, es cierto que a dos años vista, o cinco, si se consigue la tan ansiada prórroga, y dadas las actuales inestabilidades de muchos mercados como el de fertilizantes, combustibles, electricidad, etc. es temerario anticipar una previsión de precios. En cualquier caso, todo parece indicar que el sector continuará, aunque con una dimensión menor a la actual. Las alternativas, complicadas. Es difícil sustituir un cultivo de alta rentabilidad como el tabaco, que se desarrolla en un periodo de poco más de cuatro meses.

PARO EN EL TRANSPORTE


Los paros del sector del transporte por carretera han afectado a toda España. En el caso de la fruta de verano, se ha sufrido la dificultad de movimiento de mercancías. Las frutas y hortalizas se concentran en un corto espacio de tiempo. Además es un producto perecedero, lo que hace que los productores sufran daños irreversibles, no cubiertos por los seguros agrarios. La situación se agrava con otros daños colaterales, pero no menos importantes. Son los problemas sanitarios en las plantaciones con fruta sin recolectar o la pérdida de potencial comercial y de producción cuando la fruta madura en árbol. Además, la temida pérdida de mercado como consecuencia de la previsión de desabastecimiento a los compradores.

Otro sector sensible es el lácteo, tanto de leche de vaca como, en menor medida, el de ovino y caprino. En este segundo caso las menores producciones han permitido mantener algo mejor el producto. Por otro lado, dentro del sector de vacuno lácteo y a falta de datos contrastados, el efecto global puede no haber sido demasiado elevado. Se han producido casos particulares donde el daño al ganadero ha sido cuantioso. En algunas explotaciones han tenido que tirar gran cantidad de producto con las importantes pérdidas que ello ha generado. No obstante, mientras la industria no aporte datos concretos de recogida en la última semana, el análisis global es poco objetivo.


Pero no solo se ha visto afectada la producción de leche. También el suministro de pienso en numerosas explotaciones ganaderas, así como la provisión de cereal para industria. En cualquier caso son daños menores, ya que previo al paro se produjo un abastecimiento de estas materias primas en gran parte de las explotaciones. Las más sensibles han sido las de producción intensiva. El ganado de carne también ha visto limitada su capacidad de sacrificio, al no poder transportar las reses a matadero. Ha generado unos costes indirectos de alimentación derivados de los días de demora.

El derecho a la huelga o al paro patronal es lícito y en este caso comprensible. Pero los que no quieren secundarla tienen también derecho a trabajar. Habría que preguntar a estas personas, que han ejercido su derecho, sin respetar el de lo demás, si es ético defender sus intereses a costa de ir contra los de otros trabajadores, que lo están pasando igual o peor que ellos.

CUENTAS LÁCTEAS


En medio de un caos de aprovisionamiento como consecuencia de la huelga del transporte, el sector lácteo continúa con su lucha para alcanzar un precio de venta en origen que permita mantener la rentabilidad de las explotaciones. A pesar del acuerdo sobre el contrato tipo homologado y el relanzamiento de la interprofesional, la caída de precios de 2008 está dificultando mucho la viabilidad de las explotaciones. La Federación Española de Empresarios Productores de Leche (PROLEC) ha hecho público un informe donde se muestran unas tendencias preocupantes. La situación general del sector lácteo viene marcada por el Plan de Abandono, que continúa activo. Entre esta campaña y la anterior se han acogido a dicho Plan alrededor de 4.000 explotaciones en toda España.

En cuanto a los precios, en 2007 experimentaron unas importantes subidas como consecuencia de la demanda internacional, que permitió compensar parte de la subida de costes de producción. Entre septiembre y diciembre del pasado año el litro de leche se compraba en origen a 0,47 euros. Tal como destaca PROLEC, los costes se han elevado un 23 por ciento en los últimos cinco años. La tendencia se ha invertido en 2008, con caídas que han obligado a parte del sector europeo a paralizar la entrega a la industria, como medida de presión. Así ha sucedido en Alemania, Holanda, Bélgica y otros países europeos. En el momento actual esta medida de presión ha sido levantada. En España se decidió no dar este paso.

En esta primavera, en España el coste medio de producción por kilo de leche es de 0,39 euros y 0,4 el precio de venta en origen, lo que da una idea del poco margen que existe en la actualidad. Hay que recordar que los precios en España continúan por encima de la media comunitaria. La media europea de la última campaña ha rondado los 0,33 euros el litro, siete céntimos menos que la media española. La mejor estructura productiva de las ganaderías de leche en otros países europeos ha permitido mantener este diferencial de precios con menos problemas de los generados en España. No obstante, la encorsetada situación actual ha derivado en una importante crisis global, también de nuestros vecinos del norte.

La queja del sector productor español radica en el aumento de los márgenes de la industria. El sector industrial decidió reducir los precios en destino, dada la disminución de las ventas como consecuencia de un exorbitado encarecimiento. En cuatro meses la leche se disparó para el consumidor por encima del 30 por ciento. El consumo continúa sin recuperarse del todo, aunque los precios han bajado en torno al 5 por ciento desde diciembre de 2007. Aun así, el valor de las ventas continúa por encima que hace un año. En esta situación el sector productor ha calculado un incremento en el margen industrial, ya que compran en origen un 11 por ciento más barato. El precio al consumidor es en la actualidad el doble que en origen. Es un diferencial superior al de hace un año. Pero habría que conocer algunos datos más. Los costes de producción de la industria, como es el carburante y la energía eléctrica han despuntado, lo que puede haber generado una reducción en los márgenes de explotación, a pesar del aumento del diferencial de precio entre origen y destino.

DIFICULTADES PARA LA PATATA


Toda organización, producto o idea tiene su año, al menos desde un punto de vista promocional. Hasta la patata, un alimento tan básico y poco valorado, tiene este privilegio. 2008 es el año de este tubérculo, aunque a algunos les suene a broma. No es una idea de un grupo de agricultores que intentan resolver sus altibajos comerciales, sino de organizaciones internacionales como la de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), conscientes de su importancia para la alimentación mundial. Lo avalan más de 320 millones de toneladas producidas el pasado año y un mayor rendimiento alimenticio que el trigo, maíz o el arroz. Pero sucede que la imagen de este producto está por los suelos, haciendo honor a su origen, y a sus precios.

España produce el 4,5 por ciento de la patata en la Unión Europea de 25 Estados, con más de 1,6 millones de toneladas en 2007. Cifras importantes que no ocultan una acelerada disminución del cultivo. En Castilla y León son 21.000 hectáreas de patata, el 25 por ciento de la superficie de toda España y el 34 por ciento de la producción; lo que indica el alto nivel de de productividad, que se acerca a las 40 toneladas por hectárea.

Existen tres mercados bien diferenciados: la patata para siembra, para industria y para consumo en fresco. Los dos primeros casos subsisten sin excesivos problemas. En el caso de la patata para siembra, Castilla y León produce el 70 por ciento de toda España. Hace pocas semanas se anunció la inversión de 1.151.000 euros en las nuevas instalaciones para el Centro de Control de la Patata en Albillos, Burgos. La patata para industria se gestiona a través de contratos previos, lo que facilita su comercialización y evita los altibajos del mercado en fresco Es un cultivo con mayores exigencias, para conseguir un producto que responda a los requerimientos de la industria. Por ejemplo, mantener unos calibres y formas homogéneas, un mínimo de materia seca y unos límites máximos de azúcares reductores.

La situación más compleja la sufren los productores de patata en fresco, para consumo humano. Son varios los problemas con los que se encuentra este sector. En primer lugar, está mal organizado y padece subidas y bajadas cruzadas de producción y precio. Pero el factor más condicionante es la diferencia de precio entre origen y destino. Según los últimos datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Natural y Marino los precios en origen rondan los 0,33 euros y ascienden a 0,79 en destino. En muchos momentos estos datos son más extremos y las diferencias se amplían de forma mucho más llamativa, superando el precio en destino el euro por kilo. En esta situación los escalones intermedios de almacenado, lavado, envasado, distribución captan unos márgenes importantes que impiden ser más competitivo al productor. Además se producen significativas mermas en el manejo mayorista, tanto en origen como en destino. Es necesario, tal como ya se ha hecho en algunos casos, captar este valor añadido y sacar al mercado una patata con mejor imagen. Una opción difícil, dado el escaso número de proveedores que acreditan las grandes superficies y que monopolizan las fases de lavado y envasado. También hay que tener en cuenta que en España se importaron en 2007 más de 630.000 toneladas de este tubérculo. Una buena parte entra desde Francia, que nos envía más del 60 por ciento de sus exportaciones; pero también de Holanda y otros países centroeuropeos. Este producto llega más cuidado y con mejor imagen que el español. Otra parte proviene del norte de África, con una trazabilidad menos clara y sin aplicar las exigentes normas europeas de calidad y control fitosanitario. En ambos casos, entran a precios competitivos

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En este sector, como sucede con otros muchos la solución no es fácil, pero pasa por mejorar la organización, eliminar eslabones en la cadena y buscar un adecuado equilibrio entre calidad e imagen. Al final hay que ser capaces de transmitir al consumidor las bondades de la patata propia y acostumbrarle a elegir, por origen, pero también por calidad y edad del tubérculo.