martes, 29 de enero de 2008

EL ABUSO DE LA CALLE


Todos conocemos las dificultades por las que está pasando gran parte del sector agrario, por ejemplo el ovino. Por otro lado, también conocemos la cierta frecuencia con la que el sector se manifiesta en las calles de nuestras ciudades. En muchos casos con razón, pero en no pocos con precipitación. La semana pasada el sector acordó con el MAPA una serie de medidas para paliar los efectos de la crisis, a priori bastante sensatas. En este contexto, las organizaciones profesionales agrarias desconvocaron la manifestación del pasado jueves. Todas, incluida ASAJA, pero no COAG. Paradójico, pero ¿por qué?. Posiblemente por la necesidad de reforzar una imagen de liderazgo. Para ello se hace uso de una herramienta que hay que utilizar con mucho cuidado, porque erosiona la imagen que la sociedad no agraria tiene del sector, ya bastante deteriorada. Una lástima.

AFINIDADES MINISTERIALES


Cristina Narbona es sin duda la Ministra que más se ha enfrentado al sector agrario. En primer lugar con el tema del agua, en la que el Ministerio de Agricultura tuvo que guardar silencio, a pesar del gran perjuicio que ha supuesto para la agricultura levantina la infructuosa política de desalación. Se trataba de compromisos políticos supraministriales. Hace un par de semanas se destapó con una nueva propuesta de ley de reciclado de envases que obligaría a su reutilización en el caso del vino. Un sector, que de hecho ya realiza una importante política de reciclado a través de Ecovidrio lo que ha permitido alcanzar en pocos años un nivel de reciclado que ya supera la mitad de todos lo envases vínicos. Esta norma obligaría a cambiar todo el proceso de gestión ambiental, sin que ello aportara mejoras sustanciales, y sí cuantiosos gastos. Lo ha tenido que retirar, al menos hasta después de las elecciones. Eso sí, al subsector ecológico le lleva en mantillas. Bien está, porque es una parte del mundo agrario que juega un importante papel. Pero no se olvide la ministra que solo es una parte, minoritaria y que en ningún caso es capaz de proveer de alimentos a la sociedad europea.

"BIO" A TODA MÁQUINA


En estas últimas semanas lo “bío” ha vuelto a tomar protagonismo. Me refiero a la biotecnología y los biocarburantes. Dos estrategias de futuro, comunes en dos espacios económicos con muchas similitudes, como son el europeo y el estadounidense. Sin embargo, sus diferentes realidades políticas condicionan velocidades de implantación diferentes. Estados Unidos encabeza la carrera, con muchos cuerpos de ventaja. En consecuencia, Bruselas ha tenido que anunciar un endurecimiento de los requisitos para la comercialización de biocarburantes en la Unión Europea. Se trata de condicionantes de carácter ambiental, vinculados a la preservación de la biodiversidad y de las tierras sumidero de carbono. En el fondo, late la defensa de las producciones propias frente a grandes productores como Estados Unidos o Brasil, con rendimientos mucho mayores que los europeos. Los fuertes subsidios percibidos por el biodiesel estadounidense están generando importantes trastornos a las plantas productoras europeas, en particular a las veintidós ubicadas en España. Ayer miércoles la Comisión presentó una propuesta de reparto entre los veintisiete estados miembros, para reducir el efecto invernadero. La finalidad es disminuir en 2020 un veinte por ciento las emisiones de gases contaminantes. Por otro lado, se discutirá la directiva que va a permitir alcanzar en esta misma fecha el veinte por ciento de uso de biocombustibles y el diez por ciento de biocarburantes.

En el caso de la biotecnología, tampoco van parejos. La normativa de Estados Unidos para el desarrollo y comercialización de organismos genéticamente modificados (OGMs) es mucho más liberal que la europea. En general es una situación que genera importantes problemas comerciales a la Unión Europea. Ha impedido la resolución de problemas técnico-económicos y ambientales de nuestra producción agraria, ya resueltos en otros espacios económicos. Bastante más complejo, al menos desde un punto de vista sociocultural, es la implantación de los alimentos obtenidos a partir de animales clonados. En esto, parece que se han puesto de acuerdo las dos entidades responsables de la seguridad alimentaria y han dado un pequeño impulso a este futuro mercado. La Agencia Alimentaria Americana ha dado el visto bueno a su comercialización, aunque ha pedido a los propios operadores que mantengan una moratoria de facto, no preceptiva. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha llegado a una conclusión similar a la de su homóloga de ultramar. Estos es, que los alimentos que se obtengan de animales clonados afectan a la salud humana en la misma medida que los convencionales. El objetivo de la Unión Europea es simplificar los procedimientos de autorización para que no suceda lo mismo que con los vilipendiados OGMs. El Comité de Bioética Europeo no se ha opuesto de forma radical, pero ha puesto en duda la justificación ética de este nuevo comercio. De forma similar a lo sucedido con los transgénicos, faltan argumentos técnicos para su freno, pero existe un confuso trasfondo político. Hay que recordar que muchos vegetales se clonan de forma natural. El hombre lleva siglos haciendo lo propio, incluso con plantas que no se reproducen por clonación. Cierto es que se trata de algo mucho más sencillo que la clonación de animales. Pero, ¿Dónde se pone el límite bioético?. ¿En el hecho de clonar seres vivos?, ¿en las similitudes con la especie humana de los seres clonados?, ¿en la propia clonación humana?. ¿Es la propia clonación el problema o lo es su finalidad? Son muchas preguntas sin respuesta, o con respuestas subjetivas y personales. Preguntas aparentemente alejadas del análisis agrario y agroindustrial, pero cuya respuesta va a condicionar el futuro del agro. En cualquier caso, los detractores pueden estar tranquilos. Hoy por hoy y a medio plazo, el proceso no es rentable.

martes, 22 de enero de 2008

EXCESOS COMERCIALES


Que los precios de determinados productos como el cordero bajen en origen y suban en destino, como sucedió el pasado diciembre, llama mucho la atención. Por un lado no se puede evitar que los comerciantes o intermediarios intenten sacar el máximo provecho a determinadas fechas, como son las navideñas, aunque no parece justificable, cuando roza lo que podría denominarse un abuso al consumidor. Respecto al ganadero, dos lecturas. El daño que se le hace comprando a precios muy bajos para luego incrementar los márgenes. En segundo lugar, pero no menos importante, el freno que conlleva en el consumo la subida en los precios en destino de un producto que no tenía porque haberlo sufrido. Hablamos de cordero, pero lo mismo se produce de forma reiterativa en otros muchos productos. Algo habrá que hacer.

PONEDORAS Y SUS HUEVOS


La Interprofesional del Huevo (INPROVO) acaba de realizar el último balance del sector de ave de puesta. Pocas sorpresas. Como todas las ganaderías en intensivo han padecido la fuerte subida del precio de los piensos, que representan el 65 por ciento de los costes de explotación. Además, las cada vez más exigentes medidas de seguridad alimentaria y bienestar animal suponen un incremento de gastos e inversiones que no se pueden repercutir en su totalidad al consumidor. En España el censo de gallinas ponedoras no llegaba a 50 millones en 2004. Ha sufrido un importante descenso hasta situarse en poco más de 42 millones en 2007. Una tendencia decreciente, opuesta a la poblacional, que en el mismo periodo ha pasado de 43 a 45 millones de españoles. Es una evolución preocupante, sobre todo si se considera que somos los terceros productores de la Unión Europea, tras Francia y Alemania con un producto estimado en 2007 de 930 millones de docenas de huevos.

El análisis de los precios de mercado tiene una doble interpretación. Si se compara con otros derivados cárnicos, no ha salido mal parado, ya que INPROVO estima un alza en las cotizaciones de más del 10 por ciento. Pero si se compara con su evolución plurianual, el precio en 2007 es similar al de 2004. Al considerar la inflación, supone una pérdida de valor real, más aún, con la revalorización de los inputs. A diferencia de muchos mercados agrarios, la cadena del huevo está compuesta por pocos eslabones, lo que reduce el peligro de especulación y los márgenes abusivos. Una de las grandes preocupaciones del sector del huevo es común a casi todos los productos del campo. Se trata de las estrictas y costosas políticas europeas de bienestar animal, seguridad alimentaria, gestión de subproductos y medioambiente, que crean un agravio comparativo entre el género europeo y el de terceros países. Estos últimos son, en su mayoría, mucho menos estrictos en sus regulaciones, por tanto, menos gravosos para sus avicultores. Una realidad que debería ser argumento principal para mantener un cierto nivel de ayudas públicas; al menos, si queremos garantizar la calidad alimentaria, el autoabastecimiento y la sostenibilidad de todo un sector productivo.

En esta compleja situación, Bruselas tiene pendiente aprobar la nueva norma sobre jaulas para ponedoras, con 750 centímetros cuadrados por unidad, cama de paja, sistema de cortado de uñas, percha y otros complementos. Algo que podría afectar a la rentabilidad de las explotaciones e incluso al modelo productivo, al tener que sustituir las actuales antes de 2012. El Comisario Europeo de Sanidad, Markos Kyprianou, ha resaltado que esta nueva norma responde a una demanda de los consumidores. Lo dudo. Más bien parece una reclamación de algunos grupos concretos, que por supuesto no consideran el alto coste que esto puede suponer; según datos de la Comisión, un céntimo por huevo. De acuerdo con las estimaciones de INPROVO, representa poco para el consumo, ya que constatan que asciende a 240 huevos por persona y año, incluyendo los frescos y los utilizados en alimentos elaborados. Sin embargo, es mucho para el sector al que generaría más de 110 millones de euros de sobre coste. Un dato significativo dado que el valor de la producción de huevos ronda los 740 millones de euros. En definitiva, una nueva norma que supone un 15 por ciento más que el valor de toda la producción nacional anual. Esto no quiere decir que no haya que mejorar las jaulas y el bienestar animal. Pero será necesario apoyar estos gastos extra con fondos públicos o equiparar dichos costes en frontera, lo que es lo mismo, sistemas de aranceles o similares. Lamentablemente, opciones que no se van a dar.

lunes, 14 de enero de 2008

PROGRAMAS ELECTORALES


El eje central del Partido Popular en su programa electoral agrario se centra en dignificar el papel del agricultor y ganadero ante la sociedad. Una necesidad por la que no somos pocos los que llevamos años peleando. La imagen que la sociedad no agraria tiene de este sector es tan errónea como injusta. Pero no es culpa de quien así piensa. Los principales motivos de esta perjudicial situación son los siempre difíciles de entender instrumentos administrativos, el uso político que con frecuencia se ha hecho de este sector y el propio papel plañidero que han tenido los propios productores, en muchos casos con razón, pero en otros no. Quienes llevamos años trabajando dentro del sector, sin ser agricultor ni ganadero, conocemos la realidad de un tejido competitivo, moderno, eficiente y comprometido con el medioambiente; por supuesto, con carácter general, porque cafres también los hay. Una buena noticia, por tanto, este enfoque agropolítico del PP, que luego no será fácil de llevar a la práctica, pero por algo se empieza. El del PSOE todavía no lo conozco, pero sería magnífico si coincidiera con el Comité de las Regiones y apostara por la justa distribución del agua mediante trasvases. Pero mucho me temo que no va a ser así y que no van a bajar de la burra de la desalación. Y como consecuencia, la gran chapuza. En la Ciudad Condal se plantea llevar el agua desde diferentes ríos europeos mediante barco, ante el agotamiento del acuífero del Llobregat, y eso que tenían una ramal previsto en el denostado Trasvase del Ebro. En pleno siglo XXI y todavía nos plantemos llevar el agua en cántara.

jueves, 10 de enero de 2008

ACEITES A LA CONTRA


Las tendencias en las producciones y precios de los aceites de oliva y girasol discurren divergentes. En 2007 el aceite de girasol se encareció un 33 por ciento, la mayor subida de toda la cesta de la compra. Lo contrario se ha producido en el aceite de oliva, que con una bajada de precios del 17 por ciento le coloca como el alimento que más se ha abaratado en el pasado año. En el caso del aceite de oliva se debe a que el punto de partida ha sido el más elevado de las últimas décadas, con unas bajas producciones de la campaña anterior y una intensa especulación, lo que generó unas cotizaciones muy altas. En noviembre de 2007 la producción de este aceite aumentó más del 27 por ciento con respecto a la campaña anterior, lo que permite mantener unos precios que han ido decreciendo a lo largo de todo el año. En total, más del 9 por ciento con respecto a la media de las cuatro últimas campañas, con una rendimiento del 18,6 por ciento.

Por otro lado, llama la atención la subida del precio en el aceite de girasol. La campaña ha sido muy mala en los países del este y en la propia Unión Europea, donde se han producido importantes pérdidas de producción. Además dos poderosos consumidores como China e India han disparado el consumo de este aceite, generado el mismo efecto de déficit en el mercado que con los cereales. Algunos analistas han culpado al uso de oleaginosas para síntesis de biocarburantes, una afirmación alejada de la realidad, ya que puede haber conllevado un cierto carácter especulativo, pero poco más. En Castilla la Mancha y, sobre todo, en Castilla y León, los rendimientos se han visto muy reducidos. Al contrario ha sucedido en Andalucía, donde se ha incrementado la producción alrededor del 25 por ciento. La escasez de girasol en los mercados ha tirado al alza de las cotizaciones. Dos tendencias que también podrían haber producido su sustitución por el aceite de oliva y haber elevado los precios de este último, algo que no se ha producido de forma generalizada.

Hasta aquí las tendencias en 2007. Ahora, a mediados de enero y ya desde finales de diciembre se ha frenado la caída del aceite de oliva y se está conteniendo la bajada de precios. En el caso del girasol el problema es todavía más alarmante, porque las cotizaciones continúan creciendo a ritmo más acelerado. Una circunstancia que sin duda va a llegar a la cesta de la compra en breve y que volverá a alertar a la opinión pública. Mal asunto para el consumidor y para la propia imagen del sector.


miércoles, 2 de enero de 2008

2007 AÑO DE EXTREMOS

Concluye el año 2007 con cara para la agricultura y cruz para la ganadería. Un año marcado por la bonanza del sector de cereales, con unos precios muy elevados y una buena cosecha. El sector del vino y del aceite también han disfrutado de una buena campaña. En el primer caso con el colofón de una reforma aceptable. Los remolacheros han padecido los efectos de una revisión de la reforma que volverá a reducir las producciones de forma muy significativa, pendientes de la aplicación de un plan de reestructuración que no se ha terminado de cerrar.

En la ganadería casi todos los subsectores son el reverso de la moneda agraria. Al incremento de los inputs se ha unido la descontrolada subida en los piensos. Todo ello con cotizaciones a la baja en gran parte de los mercados. Solo las ganaderías de leche han podido absorber estas subidas con precios de venta por encima de lo habitual. Dentro del segundo pilar de la política agraria, se ha aprobado la demanda y prometida Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, pendiente de un muy complejo desarrollo que la haga operativa.

En general se ha tratado de un año de intensa actividad política. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha dado muestras de mayor fortaleza y capacidad de reacción que en los primeros años de legislatura, marcados por torpes negociaciones y estatismo ejecutivo. Se ha notado la mejora. Sin embargo, tampoco en 2007 se ha conseguido solventar el gran problema de diferenciales de precios o las posiciones dominantes que, en determinados casos, la industria o la distribución han ejercido sobre los productores. Un año en el que se han visto las orejas al lobo de la globalización agraria y la liberalización de mercados, con una nueva coyuntura que puede llevar a la dependencia alimentaria de otras economías. Solo el polifacético y mediático Sarkozy ha tenido el valor de poner el nuevo sistema en tela de juicio.