jueves, 31 de julio de 2008

CIEN DÍAS


En estas últimas semanas PP y PSOE se han dado recíprocas collejas en diferentes asuntos. El sector agrario no se ha salvado. La celebración de los cien días de gobierno ha sido muy criticada por la cúpula popular. Entre otras lindezas se ha afirmado que han sido cien días en los que no se ha hecho nada por el mundo agrario y solo se han ocupado de la reestructuración del organigrama ministerial. Por su parte la Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha mantenido la tesis de que han trabajado con continuidad.

Los cien primeros días de una legislatura renovada no suponen ningún hito que sea necesario celebrar, menos en las circunstancias actuales. Sin embargo, tiene razón la Ministra en que se ha seguido trabajando en la misma línea. La cuestión es, si esto es bueno o malo. Por un lado la reforma ministerial debe ocupar parte de la actividad de sus dirigentes y las decisiones al respecto son parte visible. Por otro lado, se ha avanzado en diversos temas, es el caso de la promoción de la controvertida norma del ibérico, el cierre de acuerdos sobre contratos tipo homologados en el vacuno y ovino, en el primer caso sin consenso, las negociaciones sobre la aplicación al agro de las nuevas tarifas eléctricas. Ejemplos sobre cuyos resultados no se tiene por qué estar de acuerdo; pero ese es otro tema.


Hay asuntos que se atragantan. El pasado lunes el sector del vacuno de carne, uno más de los que están sufriendo la crisis actual, presentó un alegato ratificado por 4.000 productores, que no son pocos. Exponían la situación del sector y demandaban determinadas medidas y posiciones gubernamentales para paliar esta situación. Al margen de que pueda ser o no aceptado en su totalidad, es importante escuchar al sector. Es cierto que existen foros y sistemas de comunicación estandarizados, y este se salía del cauce habitual. No lo es menos que la presente coyuntura debería favorecer las excepciones; a pesar de que es norma no atender de forma directa este tipo de reclamaciones, ya que sientan precedente y pueden llegar a marcar las agendas ministeriales.

Por otro lado, en este rifi rafe político, deberían ponerse de acuerdo los dirigentes del PP. Mientras Mariano Rajoy promete recuperar el nombre agrario del Ministerio si llega a gobernar, su compañera Esperanza Aguirre hace lo contrario. Ha suprimido la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comunidad de Madrid que, hay que recordar, ya ni siquiera tenía rango de Consejería. Ahora lo tiene de nada. Llama la atención, sobre todo en una región donde el sector agrario existe y en términos relativos, en comparación con otras provincias, no es pequeño. Sin contar con el importante peso que representa su tejido agroindustrial. Una decisión poco acertada que demuestra como unos y otros juegan políticamente con las sensibilidades de un sector que, por otra parte, no sabe luchar determinadas batallas.

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