lunes, 21 de diciembre de 2009

LA LECHE SUBE


El sector lácteo continúa en un trance difícil, a pesar del repunte de precios de las últimas semanas. La Comisaria Fischer ha comunicado que los precios en el último mes han subido un 25 por ciento respecto a septiembre con compras por parte de la industria que supera los 0,30-0,31 euros el kilo. Son muchos los factores que están influyendo en este cambio de tendencia. Por un lado las medidas de mercado puestas en marcha por la Comisión han permitido retirar del circuito importantes cantidades de producto, lo que ha reducido la oferta global. Por otro lado el bajo precio de la leche ha llevado a que en muchas zonas se hayan minimizado las dosis de piensos, lo que ha supuesto una caída de la producción. También la maquinaria de consumo china ha vuelto a andar una vez superada la crisis sanitaria de la melamina. En la actualidad han retomado la demanda de leche, lo que puede dar estabilidad a las cotizaciones internacionales. También pueden haber tenido cierta relevancia los acuerdos nacionales entre productores, industria y distribución auspiciados por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Lo que todavía no queda claro es si se trata de una recuperación con continuidad o va ser un despegue coyuntural. Las diferentes organizaciones profesionales agrarias y cooperativas son muy cautas en este repunte y recuerdan que todavía los costes de producción superan los precios de venta. Desde el sector se insiste en reforzar las medidas de mercado, algo que Bruselas no tiene claro por el momento, y ejercer mayor presión en la cadena alimentaria. En mi opinión los indicadores mencionados hacen pensar que este tendencia puede ser estable, lo que no quita que todavía la situación sea crítica y se esté produciendo bajo costes, por tanto, no se pueden echar las campanas al vuelo, pero algo sí a mejorado la situación.

VENTA DE IMAGEN


En este final de año la Comisión Europea está realizando esfuerzos por mejorar determinadas facetas de la imagen del agro. Desde una perspectiva general, ha elaborado un videoclip sobre la importancia de la agricultura para el futuro alimentario mundial. En menos de un minuto muestra como la gente del campo es responsable de alimentar ahora y en el futuro a toda la población mundial. Este breve anuncio va a ser visionado en las salas de cine de toda la Unión Europea (UE). No es mala idea. Está orientado a mostrar la funcionalidad del agro para paliar el hambre así como subraya su contribución a la conservación del medioambiente. Quizás se echa de menos una tercera función desde la perspectiva europea, como es la de garantizar la sanidad y calidad de los alimentos que consumimos. Es un primer paso que sería bueno fuera seguido de otros, como hacer lo propio en medios audiovisuales de masas, sin duda mucho más costoso, pero con mayor y más directo impacto.
Por otro lado, ahora facebook, en su política de publicidad ha prohibido hacer promoción de armas, tabaco, medicinas, combustibles y leche, sí han oído bien, de leche. El asunto tiene guasa, o no, depende de cómo se mire, y una explicación algo rocambolesca. En cualquier caso, una acción que perjudica la imagen de este producto básico y que tiene su explicación, aunque mal llevada……en la segunda parte del programa, lo desbrozamos.

viernes, 11 de diciembre de 2009

FRAUDES CONTROLADOS


En el sector agrario, como en la mayoría, existe un alto compromiso y profesionalidad por parte de los agricultores, ganaderos e industriales, lo que no quita que haya determinados descerebrados que hagan de su capa un sayo y se dediquen a intentar estafar o delinquir. El caso del fraude de los fitosanitarios que destapó AEPLA hace unos meses y que ahora SEPRONA se ha encargado de investigar y detener a los presuntos culpables, es uno de ellos. El control que existe en el actualidad para el uso y comercialización de fitosanitarios es exhaustivo, eso sin contar que cada vez la UE es más restrictiva en el uso de moléculas activas y productos comerciales. Que unos delincuentes hayan comercializado productos prohibidos en botes y con etiquetas falsificadas de productos autorizados no es imputable al usuario, que lo ha usado de buena fe, aunque todo hay que decirlo, todos sabemos que nadie vende duros a cuatro pesetas y algunos deberían haber desconfiado, aunque ese es otro tema. Lo malo de todo esto es que el producto colocado en destino, además de perjudicial para la salud es bloqueado por los sistemas de control de calidad de nuestros importadores, lo que crea importantes daños comerciales a todo el sector hortofrutícola, algo que ya hemos sufrido en repetidas ocasiones. Todo ello sin contar el peligro para la salud del agricultor que lo maneja. En fin, que por unos pocos rateros, todos nos podemos ver afectados. Enhorabuena al SEPRONA y a AEPLA y que sigan tratando con dureza estos delitos. Por otro lado, esta semana vuelve a saltar a la palestra el robo de producto, de naranjas en este caso, que son puestas en el mercado a precios hundidos, lo que perjudica notablemente a los productores. Responsabilidad sin duda del delincuente, pero también del que compra, porque el origen hay que conocerlo, y si duda, este no es el mismo caso de los fitosanitarios, aquí ni se envasa ni se falsifican falsas etiquetas.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

TRANSGÉNICOS SI, PERO SIN MOLESTAR


Esta semana agricultores de toda Europa que cultivan o quieren cultivar transgénicos se han reunido con los eurodiputados en Bruselas para explicarles por qué tienen que apostar por este mercado. Han contado de primera mano como consiguen producir más en el mismo espacio, como han recuperado la motivación en los pocos cultivos que pueden sembrar, el tremendo agravio que supone para ellos que sus competidores de otros países puedan exporta a la UE grano transgénico que han podido cultivar con mucho menos coste y más producción, mientras que a ellos no se les deja producirlo, que no les importa competir en el libre mercado, pero con las mismas armas. Pero sobre todo han explicado con ejemplos muy claros de su día a día como con estos cultivos mantienen mucho mejor el suelo, utilizan muchos menos insecticidas y son mucho más selectivos a la hora de acabar con las plagas. Yo tuve oportunidad de estar en algunas de esas reuniones con los agricultores españoles y lo que no me creería es que no les hayan convencido. La verdad es que el gobierno español y nuestros eurodiputados, de uno y otro color lo tienen más o menos claro, con matices, eso sí. Entonces, ¿por qué no salen del armario de una forma categórica? Como algún eurodiputado socialista dejó claro, la presión de los lobbies ecologistas es muy fuerte y primero hay que convencerles….una patata caliente que no le toca coger al agricultor….información y comunicación, solo ahí vamos a encontrar la respuesta

SIN PLAN O SIN COMUNICACIÓN


Todavía suenan los ecos del anunció de Sarkozy de un plan de acción para el sector agrario francés dotado con 650 millones de euros y otros 1.000 millones en bonificaciones bancarias. Al MARM no le ha gustado, consideran que es café para todos y que todo ello, junto con el aumento de las ayudas nacionales a 15.000 euros y la enorme rebaja presupuestaria a la PAC puesta sobre la mesa por la Comisión, van dirigidos a renacionalizar la PAC. Dudo mucho que en el caso de Francia y conociendo su postura claramente pro PAC, es el máximo perceptor de fondos, sea un síntoma de renacionalización. Además Alemania ha hecho lo propio y le ha asignado 750 millones de euros al sector primario. La cuestión es ¿puede España poner en marcha programas de estas características con la situación actual de endeudamiento público y los grandes recortes presupuestarios que se han realizado para 2010 en todos los ministerios? España ha sido contundente en su apoyo a otros sectores, como la banca, la construcción, la automoción, pero no al agro. Por tanto, el disgusto del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) no debería ir dirigido contra Estados que lo único que han hecho es darle prioridad, sino contra nuestro gobierno, que todavía no ha considerado estratégico este sector, a pesar de que el lema para la presidencia española dice la agricultura y la alimentación, un sector estratégico para Europa. La cuestión es, ¿estaría tan mal vista la adopción de estas medidas de emergencia si se tuvieran fondos para aplicarlas? El movimiento se demuestra andando y no se puede avanzar en política sin músculo financiero, algo que en el momento actual es un recurso muy escaso en la administración española. Yo creo que lo que hay es cierta envidia por la capacidad de acción de otros Estados y el apoyo que les han dado sus gobiernos, sobre todo ahora que se les echa encima un paro agrario. En España, a pesar del MARM, el agro no es estratégico

lunes, 2 de noviembre de 2009

AGRICULTURA INTENSIVA SOSTENIBLE


Esta semana he tenido la oportunidad de volver a visitar Almería y adentrarme en su mar de invernaderos. La sorpresa ha sido muy agradable. El compromiso ambiental de este tipo de agricultura en superintensivo va mucho más allá de las palabras. La última vez que estuve por esas tierras el concepto de agricultura integrada estaba en pañales. El reciclaje de los plásticos o la lucha biológica nos pasaba de ser una idea de algún iluminado, así lo veían los agricultores. Pero en la actualidad más de la mitad de la producción hortícola bajo plástico en España se realiza con control integrado de plagas, algunos como el pimiento, casi en su totalidad; es decir suelta de insectos depredadores de plagas en vez de uso de fitosanitarios a discreción, y ojo, no es que los fitosanitarios ya no sean necesarios, lo son y mucho, pero ahora se hace un uso menor, más racional, más eficiente y más controlado. Pero hubo más cosas que me llamaron la atención. La primera es que los agricultores tienen claro que esto es el futuro, por los que ese cincuenta por ciento va a seguir creciendo a velocidad exponencial y en breve casi todo cultivo será tratado con estos sistemas mixtos. La otra, es que la industria también apuesta por este modelo, una muestra de la visión a largo plazo de la a veces maltratada industria, que entiende que apostar por el medio ambiente, es rentable.

lunes, 26 de octubre de 2009

PAC NECESARIA


Desde hace muchos años no somos pocos los que dudamos de la política europea de liberalización del sector agrario. Ahora el Ministro de Agricultura Francés, Bruno Le Maire, vuelve a ser categórico y afirma que el sector agrario no puede depender de las normas del mercado y debe ser regulado. Cierto es que se trata del principal país perceptor de ayudas de la Política Agraria Común (PAC), lo que no le quita ápice de razón. No se trata solo de defender un sector estratégico, sino de proteger al consumidor europeo. Además, la pasada semana el Tribunal de Cuentas Europeo hizo públicas unas recomendaciones a la Comisión en las que subrayaba el peligro de una liberalización de la PAC, así como los efectos perniciosos de los excesos de producción que ello pueda inducir. También insiste en el papel que debe jugar la Comisión a la hora de clarificar la formación de los precios de la leche y de otros productos del campo. En definitiva, el sector productor, el político y el económico empiezan a coincidir en que la PAC no puede estar sujeta a tantos vaivenes y reformas, que frenan la estabilidad agraria y alimentaria de la UE. De todos modos hay que recorgar que de acuerdo con la herencia que nos deja la actual Comisión, la PAC podría ser desarmada sin demasiadas contemplaciones. Menos mal que son muchos países los que no lo ven así y que ahora tenemos una presidencia española que debe apostar fuerte por este principio, que esperemos se convierta en final.

ALIMENTACÓN PARA TODOS


El pasado 16 de octubre, en el marco del día mundial de la alimentación, la FAO recordó que es necesario aumentar un 70 por ciento la producción de alimentos antes del año 2050. Si a esto se añade que el incremento potencial de superficie de cultivo es muy pequeño, por cuestiones de sostenibilidad ambiental, se llega a la fácil conclusión de que hay que subir la productividad de nuestras explotaciones, sin perjudicar al medio ambiente. Al hilo de esta cuestión, el DG de la Asociación Empresarial para la Producción de Plantas, AEPLA, Carlos Palomar, recordaba el papel indispensable de estas tecnologías, de los fitosanitarios, de las medicinas para plantas, para garantizar un suministro suficiente de alimentos, seguros y de calidad. Hay que recordar que la Federación Española de Nutrición publicó un informe en el que manifestaba el daño que legislaciones restrictivas sobre el uso de fitosanitarios podía producir en nuestra Dieta Mediterránea al reducir o encarecer productos básicos, como frutas y hortalizas. Por cierto, que un análisis muy similar a este hay que realizar en el caso de los transgénicos, que ayudan a aumentar la productividad con un muy alto nivel de sostenibilidad ambiental, por encima de las semillas convencionales. Y a esto hay que añadir los resultados del análisis de la Asociación Europea para la Protección de las Plantas, que afirma que el 78% de los consumidores españoles toma sus decisiones de compra por el precio. Es decir, tenemos que producir más, más barato, con más calidad y con mayor cuidado del medioambiente. En la actualidad, la única forma de conseguirlo es con la biotecnología, con el uso de fitosanitarios y con una fertilización responsable, además de otras como la maquinaria, el riego, y otras muchas tecnologías agrarias. Porque no olviden que nadie deja de utilizar cuchillos porque alguien pueda matar con ellos, ni nos dejamos de medicar porque una sobredosis pueda matarnos. Los avances, bien usados y controlados, no son un problema, sino una solución.

AUMENTA LA CONFIANZA EN EL MAIZ TRANSGÉNICO


Lo primero de todo disculparme por el parón de varios meses que ha tenido este blog. Desafortunadamente no se ha tratado de unas supervacaciones, sino más bien lo contrario. Pero todo recupera su estabilidad y aquí estamos, dispuestos a retomar el debate agrario. Y aunque con algún retraso en algunos asuntos, comenzamos.


Tras conocer de la mano del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM) los datos de superficies de maíz cultivadas en España durante 2009, son muchas las noticias al respecto que han desatacado la caída en la siembra de maíz transgénico. Cierto, pero el análisis requiere varios comentarios. Pese al descenso sufrido en toda España en las hectáreas cultivadas con maíz, la caída en las variedades MG ha sido menor que en las convencionales. Mientras que estas últimas han visto recudida su superficie en un 4,8 % respecto a 2008, los cultivos MG han retrocedido sólo un 4 % al situarse en las 76.057 hectáreas. A pesar de este descenso, los cultivos con maíz Bt representaron en 2009 el 21,8 % del total de superficie cultivada con maíz en España, la cifra más alta desde que se comenzara el cultivo en el año 1996. Éste porcentaje supone un 0,2 % más que en el año 2008, incremento que se ha producido pese a la disminución general de hectáreas. Este aumento mantiene así la tónica dominante de crecimiento desde que fuera aprobado el cultivo del maíz Bt. En 2004 suponía el 12,1 % del total, en 2006 el 15,2 % y en 2009 el 21,8 %.

Estos datos reflejan la confianza del agricultor en esta tecnología en base a su propia experiencia con estos cultivos y a los beneficios reportados. No debemos olvidar que el uso de esta tecnología no es obligado, los agricultores que apuestan por ella son aquellos que sufren algún tipo de dificultad concreta en sus cultivos (como el caso del taladro en el maíz). Sólo en 2008 estos cultivos supusieron el ahorro de más de 47.000 millones de litros de agua en un año en el que la sequía azotó todo el país. Además, incrementó la producción haciendo que la importación de maíz disminuyera en más de 95 millones de kg.

viernes, 22 de mayo de 2009

LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR...ANIMAL


En estos últimos meses la Comisión ha trabajado intensamente para la modificación del Reglamento 1/2005 sobre bienestar animal. Esta nueva reforma será otra vuelta de tuerca al sector, con normas tan cuestionadas como la prohibición de realizar transporte para ganado si la duración del viaje es superior a las nueve horas y el destino es para sacrificio. De acuerdo con datos oficiales de comercio exterior, las pérdidas por caída de las exportaciones españolas alcanzarían la cifra de 40 millones de euros en el caso del vacuno de carne y 103 millones de euros en porcino. Además, se producen otros efectos negativos en los desplazamientos internos de larga duración.

La Dirección General de Sanidad y Protección del Consumo alega que mejorar el bienestar animal solo implica ligeros sobrecostes de producción y transporte, que son absorbidos por la menor pérdida de animales. La propia Comisión pone como ejemplo de su inexplicable argumento que el coste extra comparando con producción respecto a un huevo obtenido en jaula es mínimo, solo de 0,013 euros. Lo que olvida este organismo es que en España se obtienen alrededor de 930 millones de docenas de huevos al año, lo que supondría un coste adicional para el sector de 145 millones de euros. En definitiva, a partir de 2012 serán obligatorias las nuevas jaulas, lo que incrementará un 8 por ciento el valor del huevo, según un estudio realizado en la Universidad holandesa de Wageningen. A esto hay que añadir la nada desdeñable cifra de 2.250 millones de euros que cuesta la administración necesaria para aplicar y controlar estas normativas; un dato estimado por la propia administración europea. Tampoco se ha considerado el incremento de superficie mínima por animal para su transporte, lo que aumenta el número de transportes necesarios.

La normativa europea en esta materia es muy exigente y España se encuentra en la vanguardia de su cumplimiento, por encima de países que abanderan la defensa del bienestar animal, como Holanda o el propio Reino Unido.

En definitiva, se trata de un compromiso político, sin el suficiente rigor que constate la necesidad de esta batería de medidas. Es normal que el sector intente frenar un despropósito que volverá a afectar a la cuenta de resultados de todo un mercado ganadero. Todo ello, en una coyuntura en la que, más que dedicarse a la mejora sin sentido de la calidad de vida de los animales, Bruselas debería facilitar la viabilidad de las empresas, agrarias y no agrarias. Porque hay que volver a recordar que un animal hace viajes más cortos que un vuelo transoceánico y tiene sitio para tumbarse, algo que si uno no viaja en business class, ni siquiera puede disfrutar.

¿PROTECCIÓN SANITARIA O COMERCIAL?


En estas últimas semanas dos asuntos dan mucho que pensar sobre la mercantilización de las crisis sanitarias y veterinarias y, por tanto, ponen en entredicho la objetividad de los sistemas de protección en frontera.

Desde la década de los ochenta existe una importante contienda comercial derivada de la prohibición de entrada de carne de vacuno de EEUU en la UE, debido a su tratamiento con hormonas del crecimiento. En 1998 una sentencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) dio la razón a EEUU y Canadá y les autorizó a imponer a su vez sanciones compensatorias a la UE. Años después los propios informes de la OMC ratificaron la posición de la UE, que solicitó la supresión de dichas sanciones comerciales, lo que fue aprobado por la OMC e incumplido sistemáticamente por los países norteamericanos. Ahora han llegado a un principio de acuerdo por el que EEUU podrá exportar a la UE 20.000 toneladas de carne sin hormonas en una primera fase y 45.000 posteriormente. A cambio, EEUU mantiene las sanciones actuales a alimentos europeos durante tres años, para eliminarlas en el cuarto, pero no aplica una nueva batería de medidas de defensa que tenía previstas.

En el caso del cierre de la frontera rusa al porcino español, la FAO, la OMS y la Organización Mundial de Sanidad Animal han manifestado de forma taxativa su opinión contraria. Han resaltado la inocuidad de la carne de cerdo y sus derivados. Por cierto, una posición conjunta categórica, catalizada por el desliz imperdonable de Jorgen Shlundt, Director del Departamento de Seguridad Alimentaria de la OMS, que advirtió que la carne de cerdo no debía utilizarse para consumo humano. En este contexto los representantes del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino han cogido el toro por los cuernos y han negociado in situ con los responsables rusos hasta desbloquear de forma gradual el veto de este país al porcino español. Las condiciones son sensatas, liberalizando el porcino que provenga de regiones donde no se haya detectado el virus y, posteriormente, donde se certifique que las personas infectadas no han tenido ningún contacto con explotaciones de porcino. Por otro lado el gobierno ruso ha exigido que España traduzca al inglés su página web para que desde las instituciones de este país se puedan conectar y leer la información que sobre este tema publica el MARM. Dado que esta información no es el Quijote y que el español no es sánscrito, la imagen que da el gobierno ruso es paupérrima, o más bien, nos ha puesto una molesta china en el zapato; eso sí, fácil de quitar. Con estos síntomas, lo que ahora puede preocupar son los tiempos de espera
, que pueden depender de un criterio monolingüe o de cualquier otra idea feliz.

CENSO GANADERO EN RECESIÓN


Las diferentes ganaderías españolas han pasado por una difícil coyuntura estructural y económica, que era previsible se tradujera en una significativa reducción de la cabaña. Los datos hechos públicos por el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino constatan que el sector del ovino ha experimentado una caída de más 10 por ciento en el último año, siendo el censo actual de 19.952.282 animales. Si se consideran los tres últimos años, la minoración se cifra por encima del 12 por ciento. Diferente es el caso de los otros rumiantes menores, el caprino, que ha visto aumentar el número de animales en un 2,3 por ciento en un año y, a pesar de la caída del año anterior, también ha crecido en el último trienio, aunque sin llegar al 2 por ciento. Un sector que con la aplicación del desacoplamiento total de las ayudas a partir de 2010 es muy posible que continúe con esta tendencia, incluso acrecentada. Para el bovino la caída ha sido también considerable. En el último año se ha reducido un 6,5 por ciento, mientras que el interanual del último trienio roza los siete puntos. La cabaña actual de bóvidos asciende a 6.020.161 animales. También el porcino ha bajado, de forma mucho más tenue, un 0,14 por ciento en un año, hasta un número total de animales en 26.025.672. En definitiva y, aunque las magnitudes de las cuatro cabañas no son comparables, en el último año se han perdido en España 2.774.599 cabezas de porcino, ovino, caprino y bovino, sobre un total de 57.732.043; es decir el, 4,8 por ciento.

La abundancia de pastos de los últimos años, sobre todo el actual, permite reducir de forma considerable la factura de los piensos, en extensivo. Sin embrago, la recesión global del censo también tiene efectos en esta región. Si el alto precio del cereal catalizó la crisis ganadera, ahora la reducción de la cabaña está produciendo el efecto contrario, ya que ha caído el consumo de piensos, sobre todo en otras regiones donde domina el intensivo. Esta tendencia repercute directamente en la demanda de cereal y hace que bajen sus cotizaciones, lo que ya ha repercutido en la superficie sembrada, también en descenso.

EL ETERNO DIFERENCIAL DE PRECIOS


La Comisaria de Agricultura, Mariann Fischer, ha vuelto a apostar por la lucha contra los márgenes abusivos de precios entre origen y destino. Así lo recoge esta semana el informativo Agroeuropa. El sistema de vigilancia y control de precios para productos como la leche, la carne o el pan va a ayudar, eso cree la Comisaria, a mejorar la transparencia, lo que beneficiaría a productores y consumidores. Según la Oficina Estadística Europea los precios de los alimentos se han encarecido un seis por ciento en 2008, con respecto a 2007; un siete por ciento en el caso de los transformados y un cuatro por ciento cuando son en fresco. Los agricultores europeos, representados por la COPA-COGECA defienden que los agricultores y ganaderos europeos no son responsables de las subidas del precio de los alimentos, que crecen a un ritmo medio del tres por ciento anual desde el año 2000. Por otro lado, la reacción de los precios en destino no responde a la evolución de precios en origen. De hecho, desde 2000 los alimentos han subido en destino un veinticinco por ciento, mientras que su precio en origen no ha superado el cuatro por ciento de incremento. Por ejemplo, esta organización aporta el dato de un producto fresco como la carne, que llega al punto de venta con un precio del que solo el veinte por ciento corresponde al precio pagado al ganadero. El resto se imputa a sacrificio, transporte, envasado y venta en destino.

La iniciativa puesta en marcha por la Comisión deja fuera a los productos con un diferencial de precios más llamativo, como son las frutas y hortalizas, de especial relevancia en España. Por otro lado, no solo es suficiente con realizar un diagnóstico cuantitativo de diferenciales. Si se quiere que dicha acción aporte algo más que información confusa, es todavía más necesario acometer un estudio microeconómico de cada modelo de empresa intermedia, que estime el beneficio industrial de cada escalón y valore su necesidad dentro del proceso. A partir de las conclusiones de este diagnóstico se podrá establecer una estrategia que permita modificar el sistema, en caso de que esto sea viable. Ya veremos los resultados, pero es muy posible que haya sorpresas.

LA OPCIÓN DE MANIFESTARSE


Hace una semana fueron los ganaderos del sector lácteo los que se lanzaron a las calles de Madrid. El sábado hicieron lo propio en Zaragoza los antitransgénicos de Greenpeace, amigos de la tierra, ecologistas en acción y COAG. Dos movilizaciones, dos sentidos. El primero razonable, el segundo mucho menos. La opción de organizar una manifestación con las molestias que genera en la vida cotidiana de muchos ciudadanos es una respuesta sujeta a derecho, necesaria cuando se ha llegado a un extremo en el que hay que hacer comprender al gobierno y a la sociedad la situación límite por la que pasa un colectivo. En el caso lácteo, el problema es claro, no tanto la solución. Los precios a la baja y la entrada masiva de leche de otros países a precios muy inferiores han llevado a un sector mal dimensionado, en su mayoría, a una importante crisis. Al margen de la solución real que se les pueda dar desde el gobierno, es una situación que hace comprensible su salida a la calle. La escasa dimensión de la mayoría de las explotaciones españolas las hace poco competitivas, sujetas por tanto a unos costes elevados e inelásticos. Además la industria y la producción no llegan a acuerdos estables, lo que no permite plantear una estrategia integral desde dentro, que pueda ser apoyada desde el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM). No obstante, el MARM, con personal cualificado y aun no siendo responsables de esta coyuntura, están obligados a contribuir en la búsqueda de soluciones y de acuerdos interprofesionales.

Completamente diferente es la manifestación antitransgénicos. Hasta la fecha los transgénicos no han generado en la Unión Europea ni en España ningún problema sanitario ni de consumo desde que se introdujeron. Además, su cultivo es muy reducido. Por otro lado, los escasos agricultores de transgénicos, aseguran que la semilla les es tremendamente rentable, aun siendo más cara. Aseguran que utilizan la nada despreciable cifra de cuatro litros menos de fitosanitarios por hectárea. Además, dicen no haber tenido ningún problema con otros agricultores de semilla convencional. Es decir, no hay problemas, los controles funcionan, los productores están contentos y sus vecinos que no las usan no están en contra. En esta situación y al margen de los que uno opine sobre este asunto, ¿qué sentido tiene una manifestación? ¿Qué queremos, un agro para turistas o un sector tecnológicamente avanzado, competitivo y con alta compatibilidad ambiental? Porque una de las herramientas más eficaces y contrastadas, son los cultivos modificados genéticamente. Ya explicarán por qué, con datos concretos y de nuestro entorno, sin irse a las antípodas.

LA CRISIS DEL BIODIESEL Y SUS CULTIVOS


La Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) ha lanzado la voz de alarma sobre la paralización de la industria española del biodiesel. El motivo principal es la entrada en la Unión Europea (UE) de biocarburantes subvencionados ya elaborados. Hay que recordar que la producción principal de biocarburante en España se centra en el bioetanol, con 284.131 toneladas en 2007, frente a las 148.777 de biodiesel. Sin embargo la capacidad productiva y las tendencias de producción indican una realidad diferente. En el caso del biodiesel el techo de producción era en 2008 superior a 3,2 millones de toneladas, frente a 456.000 toneladas de bioetanol. Por otro lado, el bioetanol ha crecido por debajo del biodiesel, además de haber sufrido una caída en la producción. En Castilla y León se encuentran localizadas cinco plantas de biodiesel, que serán siete en 2010, con una capacidad total de casi 300.000 toneladas. En el caso de bioetanol, es una planta con 158.000 toneladas de potencial productivo.

Según datos de APPA, la mitad de las treinta y seis plantas abiertas de biodiesel en España están sin actividad. El resto opera muy por debajo de su capacidad. Hay que recordar que el consumo de biodiesel se duplicó en España en 2008, mientras que la producción solo aumentó un 28 por ciento. En 2008 el valor medio de producción de las plantas españolas alcanzó solo el 9 por ciento de su capacidad. En 2007 el 51 por ciento del biodiesel comercializado en España provenía de las importaciones y en 2008 se situó en el 71 por ciento del mercado nacional.
El pasado mes de marzo la Comisión Europea contrastó estos datos y asumió la importancia del problema. Las subvenciones aplicadas en Estados Unidos y la libre entrada de biodiesel en el mercado europeo habían hundido este sector. La decisión de aplicar de forma inmediata mecanismos de control en frontera para compensar la parte subsidiada fue muy bien recibida por la industria. Ahora el mercado está pendiente de sus efectos.

Por otro lado, uno de los objetivos de esta política era dar una nueva alternativa al agro europeo, algo que tal como están las cosas, no es viable. Según los últimos datos del FEGA, las ayudas a los cultivos agroenergéticos aumentaron de forma exponencial en España entre 2005 y 2007, llegando a alcanzar más de 9,4 millones de euros. En 2008, se produjo una fuerte caída hasta los 5,1 millones de euros, que se prevé continúe en 2009. En Castilla y León estos cultivos han crecido hasta 2007, en qué se concedieron ayudas por valor de más de 3,7 millones de euros. En 2008 experimentaron una importante caída del 56 por ciento, estando localizados en su mayoría entre Burgos y Valladolid, seguido de Palencia, Zamora, Segovia y Soria.

DUALIDAD LÁCTEA


El pasado 1 de abril arrancó una nueva campaña láctea con algunas circunstancias que van a condicionar el futuro de muchas explotaciones. Por un lado, se aplica el incremento gradual de la cuota de producción en cada país. Ahora, en España, la cantidad máxima autorizada es algo más de 6,3 millones de toneladas. El consumo en nuestro país ronda los 9,5 millones de toneladas y la producción real se sitúa por debajo de cuota. Una situación paradójica que viene marcada por los bajos precios de venta en origen en comparación con los altos costes de producción. No obstante, hay que recordar que los precios españoles son más altos que los de los grandes productores europeos, como Francia, aunque nuestro mal dimensionado tejido productivo sostiene unas cuantías de producción bastante más elevadas. Por otro lado, la limitada oferta española se ve sustituida en muchos casos por leche de países vecinos que la sacan de su mercado a precios hundidos. La industria y la distribución que operan en nuestro país adquieren y comercializan esta leche, dejando a buena parte de las ganaderías españolas con escasa capacidad comercial. Tal como recordaba Carlos Gil, Director de Business Milk, la industria española se ha dedicado de forma mayoritaria al envasado de leche, en vez de a elaborar productos de alto valor añadido; justo lo contrario a lo realizado por los grandes productores del centro y norte de Europa.


Con todo esto, el próximo 16 de abril se ha convocado una movilización de todo el sector ante la sede del Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM). El Plan Estratégico Horizonte 2015 presentado por el MARM no ha servido para tranquilizar a los agentes económicos, preocupados por problemas inmediatos, como la no recogida de un producto muy perecedero, como la leche. Quizás, este Plan no aborda de forma categórica una realidad propia del sector lácteo español, que no es otra que la enorme dualidad productiva de nuestro país. La mayor zona productora con diferencia, localizada en Galicia y la cornisa cantábrica, es también la más ineficiente y de más incierto futuro. Por otra parte, en otras comunidades autónomas, con volúmenes de producción menos significativos, es clara la apuesta por la concentración de oferta y el redimensionamiento. La política de desarrollo rural debe trabajar por redefinir un modelo de interés social y ambiental, ubicado fundamentalmente en la franja cantábrica, pero sin distorsionar el mercado. El resto, fuera de estas zonas de singular valor, debe estar sujeto a otras reglas del juego que le permitan estar preparados para 2015. En cualquier caso, un enfoque que está condicionado por la definición que debe hacer la Comisión de las zonas menos favorecidas y de las zonas intermedias.

viernes, 3 de abril de 2009

EL SECTOR HACE Y ESPINOSA DESHACE


La agricultura y la ganadería han sido un ejemplo reiterado cuando se ha hablado de contaminación. La aplicación de fitosanitarios, los purines, los gases de efecto invernadero (GEI), la deforestación, son solo algunos de los argumentos más utilizados en su contra. Si uno atiende a los datos que son periódicamente publicados por las organizaciones internacionales, la situación es alarmante. En este aspecto, un sancta sanctorum de las estadísticas agrarias mundiales es la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Sus últimos datos sobre cómo las emisiones ganaderas contribuyen al efecto invernadero, muestran que un 18 por ciento de los GEI provienen de la ganadería. El Foro Interalimentario, asociación para la mejora de la formación e información de los consumidores y de la sociedad, ha presentado un informe que ratifica y mejora los datos de otros estudios recientes. En él se constata que en España, segundo productor europeo de carne, las explotaciones ganaderas junto con la industria paralela de piensos, emiten un 9 por ciento del total nacional de los GEI, por debajo de otros sectores como el transporte o el energético. Es decir, la mitad de la media mundial estimada por la FAO. Además, su incremento en el periodo 2001-2006 ha sido solo del 0,6 por ciento. Son datos que se han obtenido con en el escenario más negativo. ¿Esto quiere decir que los datos de la FAO son erróneos? En absoluto. Nos encontramos ante una situación bastante habitual en estadística, como es la extrapolación de datos a universos diferentes. La FAO maneja estadísticas sobre la agricultura mundial, que incluyen millones de hectáreas en producción y enormes sistemas de explotación ganadera no sujetas a los cada vez más estrictos controles ambientales de la Unión Europea (UE). Un efecto bastante pernicioso si no se maneja con cuidado. No se puede obviar que este sector contamina, como todos los sectores productivos. Pero hay que destacar que lo hace menos que la mayoría y con crecimiento controlado o a la baja, al menos en sociedades avanzadas como la española. Todo ello, sin olvidar una importante singularidad, como son los enormes retornos ambientales que genera.

También la pasada semana la Asociación Empresarial para la Protección de Plantas (AEPLA), hizo balance del consumo de fitosanitarios en 2008. En palabras de su presidente Pau Relat, un año decisivo para la industria fitosanitaria europea y española, entre otros aspectos, porque hay que trasponer la nueva Directiva de Uso Sostenible. Un sector imprescindible para la producción suficiente de alimentos cuyo éxito presente y futuro está condicionado a la buena gestión ambiental. Por ello se ha ratificado un nuevo código deontológico que obliga a reforzar las acciones a favor del el buen uso de estos productos, la protección de aguas y la lucha contra el tráfico ilegal de productos fitosanitarios.

Son solo algunos ejemplos de los innumerables esfuerzos, algunos voluntarios, otros preceptivos, que realiza el sector agrario, agroalimentario y agroindustrial para conseguir alimentos con los mínimos perjuicios para el medioambiente. Pero poco se va a valorar todo este trabajo si la máxima responsable del agro español, la Ministra de Medioambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, se avergüenza públicamente del sector agrario. El pasado 20 de marzo, el diario 20 Minutos, publicaba una respuesta de Espinosa a un lector. Preguntaba, por qué se ha unificado en un mismo ministerio, a los que “contaminan de tantas maneras y los que tienen que velar por el medio ambiente”. La Ministra no aportó ni un dato de los que aparecen en este artículo, ni ningún otro de los múltiples que demuestran el importante compromiso ambiental del sector, su papel poco contaminante en comparación con otros ni, por supuesto, su necesidad estratégica. ¿Cuál fue su respuesta escrita, es decir, meditada? Solo dijo, que no es una marcha atrás, que muchas comunidades autónomas también lo hacen y que la UE lo ve positivo. Cualquiera que lo haya leído, de los cientos de miles de personas que leen este diario, habrán aplicado el viejo dicho de que quien calla otorga. Un flaco favor a todo un sector y a todo un equipo de profesionales que, desde el siguiente escalón, sí lo tienen claro.

EL VACUNO DIGIERE MAL EL BOLO


La trazabilidad alimentaria y el control sanitario de las cabañas ganaderas han llevado al sector a la aplicación de estrictos sistemas de identificación. En la actualidad, el modelo de doble crotal, homologado en toda la Unión Europea (UE) garantiza su trazabilidad, en particular en el sector del vacuno. La polémica ha saltado con el anuncio de la Comisión de una posible implantación de la identificación mediante bolo ruminal en el ganado vacuno. Ahora las principales organizaciones españolas como la Asociación Española de Empresas de la Carne (ASOCARNE), la Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (ASOPROVAC) o la Asociación de Industrias de la Carne de España (AICE) han reaccionado de forma unánime en protesta por la posible apertura de esta vía.

Es importante recordar los grandes problemas que se han producido en el ovino y caprino por la implantación del bolo ruminal, como sistema de identificación electrónica. Este elemento es un cilindro de cerámica que es ingerido por el animal y permanece en su tracto digestivo durante toda su vida. Puede ser interpretado mediante lectores electrónicos, lo que evita pérdidas de crotal o posibles manipulaciones. España fue uno de los pocos países que aplicó con rapidez esta técnica, mientras que otros se resistieron y consiguieron sucesivas prórrogas. El efecto es bien conocido. Murieron una importante cantidad de animales, como consecuencia de la dificultad en la deglución del dispositivo.

Con estos antecedentes, es normal que el sector del vacuno esté preocupado. En primer lugar, existe el riesgo de que se produzcan dificultades de implantación similares a las del ganado menor, con las consiguientes pérdidas. En segundo lugar, se trataría de un coste añadido que tendría que ser incorporado en diferentes etapas del proceso, tanto en explotación como en sacrificio. Además, el sistema de crotales ha costado implantarlo y homogeneizarlo en la UE, con un resultado muy satisfactorio, que en la actualidad garantiza la trazabilidad de toda la cadena. Por otro lado, se ha podido comprobar, en el caso de ovino y caprino, que los procesos administrativos han ralentizado su implantación en muchos países y se ha perdido homogeneidad. En definitiva, un problema logístico, económico y técnico para el sector. Tampoco parece que el momento actual de crisis sea el mejor para acometer un proyecto de cierto riesgo, a tenor de la experiencia previa.

Es de suponer, al menos de esperar, que en caso de que esta idea vaya adelante, se corregirán los defectos del anterior. Es decir, evitar los problemas de deglución del bolo, algo que si se mantiene su tamaño, no debería producirse, dada la diferente envergadura existente entre un bóvido y un óvido. Es discutible que el buen funcionamiento de un sistema, como el actual, sea motivo suficiente para no mejorarlo. Los costes económicos son algo que debería ser muy bien valorado en esta fase previa, para evitar que salga más caro el collar que el perro. Dicho esto, el tema está todavía en mantillas.

martes, 17 de marzo de 2009

LAS ETIQUETAS NO DEJAN VER LOS ALIMENTOS


Las economías avanzadas, como la europea, velan por la trazabilidad de los alimentos y por el derecho del consumidor a saber lo que consume y, por tanto, a elegir. Perfecto. Una política juiciosa que se articula, entre otros mecanismos, a través de un sistema de etiquetado y de diferentes clasificaciones generales, o por tipo de producto. El problema surge cuando son estas medidas las que, en muchos casos, dificultan el logro de sus objetivos, en particular de la capacidad de conocer del consumidor. Con este loable fin se ha promovido la creación de innumerables tipologías de alimentos, por ejemplo, las denominaciones de origen protegidas (DOP), denominaciones de origen calificadas (DOC), identificaciones geográficas protegidas (IGP), especialidades tradicionales garantizadas (ETG). Todo esto sin olvidar los grupos establecidos dentro de cada sector y, por tanto en sus etiquetas. Es el caso de los vinos con IGP, DOP, DOC, Viñedos de España, Vinos de la Tierra, Vinos de Pago. También en el caso del emblemático ibérico, que puede ser de bellota, recebo, cebo de campo, cebo. Pero no solo eso, también se puede diferenciar entre ibérico e ibérico puro, una discriminación que ningún consumidor conoce, ni siquiera la mayoría de los distribuidores y vendedores. Son solo algunas muestras sobre las que se podría escribir mucho y que podrían ser completadas con otros tantos casos en diferentes sectores.

Entre todo este batiburrillo, ahora el Parlamento Europeo ha propuesto el etiquetado de alimentos obtenidos a partir de animales criados con piensos transgénicos. Muy bien, más etiquetas que, en este caso, no discriminan, ya que todos los animales, salvo los criados en ecológico, se alimentan con piensos transgénicos; estos sí, etiquetados como tal. También se estudia poner otra etiqueta que refleje el nivel de cumplimiento de los requisitos de bienestar animal, con diferencias entre los más y menos comprometidos con esta norma. Por supuesto, están los certificados de los Consejos Reguladores de Agricultura Ecológica, o la más que desconocida agricultura integrada, obligatoria en todo el agro europeo a partir de 2014. Todavía me dejo muchos.

Una inmensa mayoría de los lectores no conocerá las diferencias y características de una buena parte de estos ejemplos, lo que en sí mismo muestra la ineficacia en la planificación y gestión de una política de calidad y claridad alimentaria, con objetivos claros y deseables. ¿O será que no hay planificación y se funciona con arreones?

Por ahora, las etiquetas son cada vez más numerosas, más llenas de contenido; tanto, que ya casi no se ven los alimentos. En otros casos es un microetiquetado imposible de leer. ¿Es necesario que el consumidor reciba tanta información?, ¿es necesaria tanta tipología? Sí a la trazabilidad y a la información básica. Para quien quiera saber más, están los lectores digitales y otras aplicaciones de las nuevas tecnologías. Al resto, que nos dejen disfrutar de algo tan agradable como el comer y sus prolegómenos, sin padecer una crisis de micro literatura terminológica, difícil de digerir.

SIN BLANCA


El sector del aceite de oliva pasa por un momento difícil. La crisis mundial ha repercutido en los mercados con una sustancial disminución del consumo. De acuerdo con los datos presentados por la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (ANIERAC), se han recuperado las ventas del aceite de oliva suave e intenso respecto a la pasada campaña, mientras que han caído las de virgen extra y virgen. Por su parte, la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (ASOLIVA) ha hecho públicos los datos que muestran una pérdida del doce por ciento en las exportaciones, entre los meses de noviembre y enero. Aunque la producción en esta campaña se estima similar a la anterior, las reservas existentes son superiores. Este incremento de las existencias, junto con el descenso de las exportaciones y una posible disminución de las ventas de aceite de mayor calidad en el mercado interior, condicionan unos precios que pueden continuar con su particular via crucis.

Entre tanto, persiste el debate sobre el efecto de las marcas blancas en el mercado, en especial las de aceite de oliva. En época de crisis es habitual que adquieran relevancia, ya que permiten obtener producto a menor precio. Por otro lado, la marca de fabricante fuerza a la producción a competir con mejora de calidades, marketing e innovación. Sin duda son las marcas que abanderan la imagen del sector y las que dan prestigio nacional e internacional al mismo. Pero no se deben olvidar los aspectos beneficiosos que tienen las marcas blancas, tanto para los productores como para los consumidores. Por un lado, garantizan la comercialización de importantes volúmenes de producción, que si no, en sobre todo en crisis, se quedarían en los lineales, en las propias almazaras e incluso en árbol. Por otro lado, la marca blanca permite a muchos consumidores mantener su hábito de consumo sin migrar a otros productos, como a los aceites de semilla. Además, facilitan la incorporación de consumidores con menor cultura olivarera, como es el caso de los inmigrantes. En regiones donde la mayoría de la producción es virgen extra, la competencia con marcas blancas es dura. No hay que olvidar que gran parte de los compradores compran por precio y por posición en el lineal, sin distinguir entre los diferentes tipos de aceite de oliva.

La coexistencia de ambos modelos comerciales es imprescindible. Otra cuestión es conseguir un equilibrio que permita mantener la diferenciación de producto de calidad y, a su vez, incrementar las ventas. La estabilidad dependerá de las circunstancias de cada momento y debería estar sujeta a un diálogo fluido, con acuerdos, entre los diferentes agentes.

viernes, 27 de febrero de 2009

ALIMENTACION FRACCIONADA


En el último congreso de agricultura de conservación celebrado en Nueva Delhi se volvió a poner de manifiesto la necesidad de duplicar la producción de alimentos en el mundo antes de 2050. Diversos expertos de la Organización Mundial de la Agricultura y Alimentación (FAO) manifestaron que este esfuerzo productivo debe realizarse a partir de sistemas agrícolas sostenibles. El motivo, entre otros aspectos, es la caída de la productividad como consecuencia de los modelos intensivos. Se trata de un equilibrio difícil donde se debe producir mucho, con bajo coste ambiental. Por supuesto, hay que diferenciar los distintos sistemas agrarios en los diferentes espacios económicos. También hay que distinguir la agricultura de conservación y la de producción integrada, de otras menos intensivas, como la ecológica e incluso la biodinámica, mucho más marginal.

Rcientemente se mostró el poderío hortofrutícola en la Feria Fruit Logística de Berlín. Hace poco más de una semana le tocó el turno a Biofach el emblemático escaparate de los productos ecológicos, donde se constató que España, con 1.250.000 hectáreas, es el mayor productor ecológico de la Unión Europea. Recordar que desde el pasado uno de enero, en nuestro país es de aplicación el Reglamento (CE) 834/2007 el Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos. Por otro lado, la alternativa que suponen las producciones integradas y la agricultura de conservación son puertas abiertas que hay que traspasar para conseguir incrementos de productividad sostenibles.

En 2008, en España se sembraron más de 460.000 hectáreas de cultivos integrados, con casi 45.000 agricultores u operadores implicados. En el caso de las producciones ecológicas la representatividad baja un punto, aunque las superficies de producción son más del doble.


En este esfuerzo por conseguir aumentar la producción conservando el medio ambiente, no se deben cerrar puertas a los nuevos avances tecnológicos, como la modificación genética de semillas o la nanotecnlogía aplicada a la alimentación. Esta última ciencia trabaja a una escala no perceptible por los sentidos, por debajo de los treinta nanómetros. Ha realizado importantes avances en envases inteligentes, con micropartículas de conservación alimentaria, incorporación de suplementos dietéticos mediante microcápsulas o desarrollo de avanzados fertilizantes ralentizados, entre otros. Los detractores de la nanotecnología critican los supuestos efectos a largo plazo y el control del mercado por determinadas empresas. Ambos argumentos muy discutidos por una buena parte de la comunidad científica y que frenan su implantación en el mercado.

Nueva Delhi ha sido un nuevo reconocimiento de la necesidad de producir más, pero dicho reto no se va a lograr si se continúa trabajando en compartimentos estanco, con políticas agroalimentarias fraccionadas. Los grandes organismos internacionales tendrán que ser capaces de trabajar conjuntamente con especialista en agricultura de conservación, en producciones ecológicas, integradas, en transgénesis o en nanotecnología, solo por poner algunos ejemplos. El día que en un congreso internacional de prestigio todos tengan cabida y se acepte su coexistencia, se habrá dado un gran paso para conseguir el abastecimiento alimentario y el equilibrio producción-conservación. Un largo y tortuoso camino.

BIOTECNOLOGIA, A PESAR DE TODO


De acuerdo con el informe elaborado por el Instituto Internacional de Adquisición de las Aplicaciones Biotecnológicas, las plantas transgénicas han sido cultivadas en 125 millones de hectáreas en 2008. En su decimotercero año de comercialización, esta superficie se ha visto incrementada en 10,7 millones de hectáreas respecto a 2007, con una incorporación de 1,3 millones de agricultores. En total son 13,3 millones de agricultores en veinticinco países. En la Unión Europea (UE) siete países han sembrado maíz transgénico, la única semilla autorizada en nuestro territorio. Se trata de España, República Checa, Rumania, Portugal, Alemania, Polonia y Eslovaquia. La superficie aumentó en la UE un 21 por ciento en 2008, situándose en 107.719 hectáreas, el 0,08 por ciento del cultivo mundial.

Más allá de la afinidad que uno tenga por este joven pero ya consolidado tipo de semillas, salvo en la UE, estas cifras confirman una tendencia que desde hace años se percibe imparable. No es otra que la consolidación de los nuevos avances tecnológicos en el sector primario y su traslado a la cadena alimentaria, tanto de destino humano como animal.

Pero no se trata de un nuevo modelo productivo, como se resalta en numerosas ocasiones, ya que éste no cambia. Lo que varía es la adaptación de las plantas. Es decir, mejora la calidad de las semillas, su resistencia al clima, a los parásitos, a las enfermedades, etc. Una mejora que repercute directamente en la mayor productividad de las explotaciones y la mejora en los balances de explotación, a pesar del mayor coste de la semilla. En cualquier caso, una opción que no elimina ni condiciona la decisión de optar por semillas no transgénicas, pero que, aun así, se fortalece.

Hay que recordar el apoyo que se ha dado en el G8 a estos cultivos, como una alternativa segura para incrementar la tan necesaria productividad alimentaria. En la UE, la nueva presidencia checa ha manifestado su voluntad de avanzar en este campo e intentar desbloquear los vetos de determinados países. Destaca la emblemática Francia, que defiende a su poderosa y activa industria de semillas, y de paso realiza importantes concesiones al también potente ecologismo. La prohibición de sembrar transgénicos en el país galo, basada en supuestos criterios técnicos, ya fue reprobada por los organismos competentes de la UE, en concreto por la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos. Ahora ha sido la propia Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos quien ha constatado que la semilla de maíz transgénico autorizada en la UE, la MON810 tiene los mismos niveles de seguridad ambiental y de salud que cualquier otra semilla no transgénica. Poco a poco se van desarmando todos los argumentos seudo técnicos, políticos, que impiden al agricultor europeo beneficiarse de los últimos adelantos tecnológicos, aunque algunos, como Francia, no darán su brazo a torcer. La posibilidad que tiene cada gobierno de acogerse a la cláusula de salvaguardia y prohibir el cultivo de semillas autorizadas, es una baza política muy cuestionable.

Son avances que tampoco perjudican al consumidor, libre de elegir entre alimentos convencionales, ecológicos, con componentes transgénicos, provenientes de sistemas de producción integrada, amparados en marcas de calidad o cualquier otra tipología diferenciada en el etiquetado, incluida la futura etiqueta sobre bienestar animal.

BIENESTAR DE ETIQUETA


En numerosas ocasiones Bruselas responde a presiones de un ecologismo extremo, antieconómico y, en algunos casos, de dudoso valor ambiental. Sin duda, no son los casos más frecuentes, ya que existe el ecologismo sensato, pero sí los más llamativos. Similar es el caso del bienestar animal, más en concreto en lo relativo al sacrificio. Hay ejemplos insólitos de cómo estos asuntos se sacan de contexto, lo que da lugar a medidas de cara a la galería, pero de fuerte coste económico y administrativo. Es el caso de la figura del llamado señor bienestar animal, en los mataderos, o el certificado de competencia para uso doméstico, necesario, por ejemplo, para que un ganadero sacrifique un cordero en su finca para una comida familiar.

Parece que la nueva presidencia checa, menos presionada, ha decidido suavizar la dura propuesta de la Comisión. A principio de este mes han comenzado las discusiones sobre el nuevo reglamento que debe regular el bienestar de los animales en el sacrificio. Se trata de una norma que tendrá efecto directo en toda la cadena productiva cárnica, también en las explotaciones. La actual presidencia europea plantea relajar la presión a los ganaderos cuando sacrifiquen para autoconsumo cerdos, cabras u ovejas. En este supuesto presidencial se desestiman numerosos planteamientos de las organizaciones defensoras de los animales, algo poco habitual hasta la fecha. Por ejemplo, se da carpetazo el intento de recuperar la ya mencionada figura del señor bienestar animal. Si existe una norma, su cumplimiento es responsabilidad de los gestores de las salas de sacrificio y de la administración, el control del mismo, sin necesidad de crear figuras o personajes rozagantes.

Por otro lado, la Comisión Europea va a presentar en pocos meses un informe sobre el etiquetado relativo al bienestar animal. El sector se pregunta si estas identificaciones deberán garantizar los estándares mínimos preceptivos o se establecerá de forma optativa para niveles superiores de compromiso. El primer caso no tiene mucho sentido, ya que no marca ningún carácter diferencial y el cumplimiento generalizado de una norma horizontal no es motivo de etiquetado. Sí tendría más sentido en el caso de parámetros de bienestar superiores a los establecidos. Pero supone un compromiso que al final deriva en importantes costes administrativos. ¿Son necesarios? De la misma manera que la agricultura ecológica ofrece un valor tangible al consumidor y por eso es certificada y etiquetada, en el caso del bienestar es similar, respecto a un intangible. Unos consumidores valoran los alimentos con escasa aplicación de químicos inorgánicos en su proceso productivo. Otros pueden apreciar determinadas normas de cuidado a los animales en la explotación, transporte y sacrificio.

Por el momento se desconoce el planteamiento final de la Comisión. Una opción es el ya mencionado etiquetado obligatorio con requisitos mínimos de bienestar. Sería obligatorio para todos los alimentos obtenidos a partir de animales en la Unión Europea y favorecería el consumo del producto europeo, pero no más. Otra opción es mantener este sistema y permitir sustituirlo por otro, en caso de niveles de compromiso superior. Algo complejo, sobre todo si recordamos que todavía no se sabe interpretar el etiquetado de alimentos tan habituales, como el huevo, los derivados del ibérico, el aceite y así, una larga lista. La tercera opción que se baraja es la clasificación por un sistema de estrellas o similar, de acuerdo con el nivel de parámetros de bienestar y su cumplimiento. Está alternativa parece la más intuitiva y la más sencilla de entender por un consumidor medio, que no está dispuesto a dedicar más tiempo que el imprescindible a descifrar la ya de por sí compleja simbología de una etiqueta europea.

También se ha avanzado en el etiquetado de los alimentos animales, los piensos. Hasta ahora, la protección de las fórmulas ha llevado a una opacidad sobre los componentes que conforman los piensos; traslucidez, en el mejor de los casos. Ahora se ha optado por obligar a la industria a informar sobre su composición, sin necesidad de dar las proporciones exactas. Es una propuesta del Parlamento Europeo, todavía con camino por recorrer. Una decisión que no gusta a la industria, pero justificable desde el punto de vista del consumidor final.

ROSADOS A LO BRUTO


A la espera de que hoy se apruebe la necesaria y retrasada norma nacional para la regulación en España del sector del vino, éste se mantiene al quite de nuevos cambios. En los últimos meses la tendencia de consumo ha experimentado una significativa inversión. La venta de crianzas y reservas se ha reducido hasta un veinte por ciento en la restauración. A cambio, los de mesa han experimentado un repunte que ha sorprendido a las propias empresas elaboradoras y comercializadoras, con incrementos de hasta un treinta por ciento. Por un lado la crisis, que frena un gasto muy elevado en la factura de cualquier cena o comida. Una realidad que da pié a una segunda razón, anterior a la crisis, como son los grandes márgenes que se carga en restauración a cualquier botella de vino de calidad. En tercer lugar, el control sobre el nivel de alcohol en sangre a los conductores. Estos dos últimos factores han afectado al consumo de vino fuera de casa, mientras que la crisis ha incidido en la tendencia global y en el despegue de los históricos vinos de mesa.

Por otro lado la producción mundial de vino continúa en aumento, a pesar de que en la Unión Europea (UE) se ha detraído ligeramente. En consonancia con lo que sucede en España con los vinos de mesa, el consumo de vino en el mundo también se incrementa, pero no solo en volumen, sino también en valor. Otro dato significativo es que España, que se encuentra en el grupo de cabeza en cuanto a producción, solo superado por Francia e Italia, no ocupa posiciones destacables en valor de consumo, por detrás, de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania o Italia, entre otros.

Entre tanto, la Comisión Europea prepara un reglamento sobre prácticas enológicas que ha alertado a los productores españoles, franceses e italianos de vinos de calidad. Quiere eliminar la prohibición de mezclar blancos y tintos. Una propuesta que mezcla conceptos y que supone un paso atrás. El rosado no es una cuestión de coloración, que sí se podría conseguir por mezcla. Es un tipo de vino, que se obtiene a partir de uvas tintas, pero elaborado como blanco. El motivo de su color no es otro que la separación temprana del mosto y los hollejos, responsables de la tonalidad de los tintos. En definitiva, un proceso productivo específico, un producto diferenciado, cuyo mercado sería adulterado si aparecieran en los lineales vinos de mezcla, como rosados, estén o no etiquetados como tal.

Se trata de un ejemplo más de una Comisión que trata de potenciar el mercado de los vinos menos diferenciados, ya que representan las grandes producciones europeas, aunque conlleve pérdida de calidad y genere confusión en el consumidor. Solo hay que recordar el envejecimiento con viruta de madera o el marchamo Viñedos de España, en este caso de carácter nacional.

DESFONDE DE CULTIVOS AGROENERGÉTICOS


El objetivo mundial y europeo de desarrollo de biocarburantes fue acogido como una doble panacea. Por un lado iba a terminar con la esclavitud energética de los combustibles fósiles y, por otro, daba una alternativa rentable al agricultor. Después, se les acusó de producir un importante desequilibrio medioambiental y alimentario.

Salvo en determinadas zonas del agro mundial, ubicadas en su mayoría en el cono sur, la realidad fue muy diferente. No han tenido ninguna influencia sobre el precio de los combustibles fósiles, que responden a otros condicionantes. El precio del barril de petróleo no ha llegado a subir lo suficiente como para hacer viable la comercialización generalizada de los biocarburantes. La escasa superficie de estos cultivos no ha influido en el precio del cereal y, por tanto, de toda la cadena de alimentos que genera. Prueba de ello es la caída de precios que se ha producido en el último año. Por ejemplo, en España, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino, se han cultivado en 2008 menos de 10.000 hectáreas de este tipo de cultivos. Un dato llamativo si se considera que en 2007 superaban las 100.000 hectáreas y en 2006 se aproximan a 216.500 hectáreas. Al contrario sucede en Extremadura, donde hasta 2007 no se comenzó a experimentar con la agroenergética. Fueron 150 hectáreas que aumentaron a 478 hectáreas en 2008, destinadas a colza y, el resto, casi en su totalidad, a cereal. En la Unión Europea (UE), la pequeña superficie de cultivo destinada a bioenergética está orientada en su mayoría a biodiesel; es decir, cultivos oleaginosos, que tienen menor efecto sobre el precio del alimento. Por otro lado la supresión de la obligación de retirada de tierras ha permitido incrementar el potencial alimentario de nuestro espacio económico. Quizás, las grandes superficies de maíz destinadas a este fin en Estados Unidos han tenido alguna influencia, pero fue limitada y con un importante componente especulativo.

Los precios pagados por la bioindustria no compensan los todavía aceptables precios del cereal alimentario. Además, en la UE se han eliminado las ayudas originales de 45 euros por hectárea, un factor más para poner en duda un repunte de estos cultivos. La presión mundial condujo a ello. Unas ayudas que ya fueron minoradas debido a su empuje inicial. Hay que recordar que en los primeros años se superó la superficie máxima autorizada susceptible de acogerse a estas ayudas. En cualquier caso, una situación que ya no se produce. En realidad, eran subvenciones que chocaban con una política de liberalización de mercados por la que se aboga desde la Organización Mundial del Comercio y que ha defendido a capa y espada la actual Comisaria de Agricultura, Marianne Fischer Boel.

Con respecto al efecto sobre el medioambiente, en algunas zonas de Asia y Sudamérica se han visto amenazadas determinadas zonas forestales, pero han sido casos aislados y, desde luego, nada tienen que ver con la realidad europea.

En la actualidad, el objetivo energético de la UE para 2020, además de los relativos a emisiones y la eficiencia energética, es conseguir que el veinte por ciento de la energía provenga de fuente renovables y que el consumo de biocarburantes alcance el diez por ciento. Por ahora, los bajos precios pagados por la industria del biodiesel han producido una vuelta al cultivo alimentario. Esta situación, junto con el reducido consumo, supone que las plantas españolas estén funcionando a medio gas y no parezca sencillo conseguir estos objetivos.

En definitiva, tras más de tres años de cultivos agroenergéticos, el precio del petróleo sigue condicionando la política energética mundial, el medioambiente continúa con grandes amenazas que poco tienen que ver con estos cultivos, los precios alimentarios oscilan en función de los repuntes de consumo y por la evolución de las campañas productivas. En consecuencia, los agricultores siguen lidiando con las rotaciones tradicionales y los beneficios y dificultades que conlleva. Mientras tanto, hay unos objetivos que se deben cumplir, lo que va a ser difícil dada nuestra decreciente velocidad de crucero.

viernes, 23 de enero de 2009

GUERRA DE MÁRGENES Y ANIMALES CON GPS


El Consejo de Ministros de Agricultura celebrado el pasado lunes abordó el tema de los precios en la cadena alimentaria, uno de los asuntos que más preocupan al escalón productor y al consumidor. Se presentó una hoja de ruta para mejorar su funcionamiento. En definitiva, se propone controlar los márgenes de los diferentes eslabones de la cadena alimentaria. El llamativo diferencial que existe entre el precio en origen y en destino en numerosos productos, es síntoma de un sistema quizás adulterado. En los últimos años el consumidor ha comenzado a ser sensible a este problema, pero no por solidaridad con los agricultores y ganaderos, sino porque el precio del producto en destino ha supuesto un encarecimiento que afecta a sus bolsillos. Comprensible, dadas las deficientes estrategias de comunicación del sector primario. Esta subida, unida a un sostenimiento de precios en origen e incluso a caídas en numerosos casos, ha sido el catalizador de esta preocupación social y, por tanto, política.

Pero no todo está claro. En primer lugar, el margen global de la cadena no es en sí mismo concluyente. Depende de los diferentes escalones que existen dentro de cada proceso de producción, transformación, almacenaje, distribución y comercialización. En segundo lugar, un alto margen de beneficios en un mercado libre, sin monopolios ni oligopolios, no es punible, ya que el propio mercado debería regularlo. Dicho esto, sí es cierto que en determinados casos se pueden producir pactos especulativos no escritos cuyo efecto es el encarecimiento de los alimentos. Es en estos acuerdos que conculcan las leyes de la competencia, sobre los que se debe investigar y sancionar. En este sentido, un análisis en profundidad que ayude a detectar estas anomalías económicas y, en consecuencia, destapar estas prácticas, puede ser un buen instrumento que beneficiará a productores y consumidores. En cualquier caso, una herramienta que, de una vez por todas, debe aclarar, en un sentido u otro el funcionamiento del precio agrario y alimentario.

Otros asuntos preocupan en Bruselas. Por ejemplo, el bienestar animal. Son numerosas las normas que obligan a ganaderos, transportistas y salas de sacrificio a velar por la calidad de vida y muerte de los animales con destino alimentario y no alimentario. Obligaciones que, por cierto, incrementan, en muchos casos de forma innecesaria, el precio de las carnes. Ahora este exceso de celo ha llevado a retomar el seguimiento del movimiento de cada animal mediante un sistema de posición georeferenciado, un GPS. En sí mismo no es una nueva norma de bienestar, sino una medida de control del cumplimiento de las que ya existen. Lo único que habrá que considerar si prospera esta idea es, quién lo paga.

PESTICIDAS CON RETRANCA


Hace escasas semanas el Parlamento Europeo aprobó la futura norma que restringirá el uso de determinados fitosanitarios, en particular pesticidas. Los dos grandes bloques de los que se ocupa son la autorización y su utilización. Ahora sólo queda el trámite de ser ratificado por el Consejo de Ministros de la Unión Europea. La fuerte oposición de todo el sector productor e industrial ha permitido suavizar el contenido de esta futura regulación, lo que no va a evitar un cambio en el funcionamiento de las explotaciones, al menos en las labores sanitarias con las plantas.

El gobierno español considera satisfactorio el documento, ya que se va aplicar de forma escalonada hasta 2015. Según el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM) va a permitir al sector encontrar nuevas sustancias activas viables. El asunto no está tan claro. Por un lado son solo cinco años, y en la actualidad el periodo medio de puesta en mercado de un producto fitosanitario es de nueve. Además hay productos sobre los que se llevaba años trabajando que ya no serán viables. Sin duda es una regulación menos dañina que la disparatada propuesta anterior. No obstante, ningún gobierno como el español, donde se encuentra la gran despensa hortofrutícola europea, con todo lo que ello conlleva para nuestra economía, debería mostrarse satisfecho por una decisión que nos perjudica.

Todo esto llega en un momento donde la pendiente de producción de alimentos debe crecer de forma exponencial. Se estima que en los próximos veinticinco años se duplicará el volumen de alimentos respecto a los obtenidos en los últimos 10.000 años. Esto no es óbice para aplicar estrictos mecanismos de control que protejan la salud pública y el medioambiente, pero sin menoscabar el derecho y la obligación de dotarnos de un bien de consumo imprescindible. Hay que recordar que en la actualidad la regulación europea es la más estricta del globo y establece tres límites que son inviolables. Se trata del límite máximo de residuos (LMR) en el fruto o parte comestible de la planta, lo que controla la adecuada aplicación del producto. También la ingesta diaria admisible (IDA), que mide la cantidad que puede consumirse diariamente durante toda la vida de una persona sin riesgo para la salud. En tercer lugar, pero no menos importante, la dosis de referencia aguda (DrfA), que referencia la cantidad máxima de residuos que se puede asimilar en una comida sin menoscabo de la salud del comensal. Además, se considera el sistema de control de productos químicos más estricto de toda la Unión Europea, como lo demuestra que solo entra en el mercado una sustancia de cada 139.000. El resto no llegan a superar la fase de desarrollo. Con la garantía que ofrecen estos sistemas, sería un disparate poner en riesgo o perjudicar a una agricultura que ofrece cada vez más variedad de frutas y hortalizas en todas las épocas del año. Un importante logro, a veces no valorado.

Hay que considerar que una reducción de la productividad como la que se planteó podría conducirnos a rendimientos muy bajos. Si se toma como referencia los de mediados del siglo XX, implicaría multiplicar por tres la superficie de cultivo para mantener la capacidad de producción alimentaria actual. Este hecho supondría un drama ambiental, sobre todo en economías menos desarrolladas, con mecanismos de control ambiental y sanitario mucho más laxos.

Por supuesto, un fitosanitario, igual que una medicina, puede ser mal utilizado. Mientras que en el caso de la medicina es daño propio, en el caso de los fitosanitarios es al medioambiente, por lo que debe y es perseguido como delito. La obligatoriedad de disponer del carné de manipulador de productos fitosanitarios, da una garantía de conocimiento cuya eficacia, como con otros carnés, depende de la responsabilidad del titular.

lunes, 5 de enero de 2009

QUERIDOS REYES MAGROS


Nos acostamos pronto, nerviosos, pero con la seguridad de que al día siguiente, detrás de la insondable puerta del salón, encontraríamos todo tipo de maravillas. Unas esperadas, otras no; piezas de momentos inolvidables, de mágicos instantes.

Una mano inocente abre la puerta. Ojos perplejos. El gobierno regional, junto con el nacional y el resto de las comunidades autónomas han puesto en marcha una estrategia global de sensibilización sobre el valor estratégico del sector agrario y alimentario. Diferentes espacios abiertos en medios de comunicación han permitido a la clase política, por primera vez, explicar a los ciudadanos el valor de nuestra alimentación y su producción. Todo ello con un mensaje único, alejado de intereses partidistas y, por tanto, claro. Las organizaciones profesionales agrarias ya no hablan de los problemas del sector, sino que dedican estos recursos a trabajar con la población no agraria, asesorando sobre los alimentos y productos que adquieren los consumidores. La población empieza a entender el importante papel que desempeña nuestro agro y el gran esfuerzo que hacen, no solo para obtener alimentos, sino por minimizar y retornar el indispensable consumo de recursos naturales. Ante esto, de forma espontánea y solidaria, se empieza a elegir el producto español en la cesta de la compra, como elemento diferencial. Los precios son estables. Se ha notado en muchos sectores, por ejemplo el ovino, que ahora se defiende de carnes de países anglosajones. Además, la reducción del número de explotaciones y el desacoplamiento total han favorecido la reestructuración del sector.

Un acuerdo global ha permitido tomar la batuta a las organizaciones interprofesionales, que por fin han podido aclarar los diferenciales de precios de origen a mesa. En algunos casos, hubo que sacar los colores a algunos agentes económicos, pero una vez conocido el punto débil de cada cadena, el sentido común del consumidor se ha encargado de volver a meterlos en el redil.

El agua fluye entre diferentes cuencas, sin problemas. Los que la ceden obtiene buenos réditos por su venta, con la garantía de autoconsumo mínimo. Los que la adquieren, han podido incrementar las producciones y sus márgenes empresariales. Parte de estos beneficios se ha reinvertido en el territorio. Ha aumentado la superficie agroforestal de frutales, lo que ha supuesto un acicate para la lucha contra la desertificación, entre otros importantes efectos medioambientales. El tejido socioeconómico derivado se ha fortalecido.

Con este apoyo popular, sosegado pero convencido, el gobierno se ha atrevido a poner en marcha medidas de apoyo fiscal al sector. Han reducido su tarifa eléctrica, han bonificado el precio del combustible agrario, fijando un valor máximo de aceptabilidad. Ahora, el gobierno ha adoptado una posición firme en Bruselas, y no permite acuerdos que vayan en contra de las producciones incluidas dentro de la llamada Dieta Mediterránea. De ahí los importantes esfuerzos económicos y diplomáticos realizados, para que fuera clasificada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Recogemos los frutos. Francia mira con envidia a su vecino del sur, capaz de poner en jaque decisiones comunitarias de alto calado. También la nueva forma de enfocar las relaciones bilaterales ha obligado al gobierno galo a mover sus hilos para solucionar el problema de los excesos de leche francesa que torpedeaban el mercado español. Marruecos se lo piensa dos veces antes de jugar con los acuerdo preferenciales y ha orientado fuertes partidas presupuestarias a I+D para desarrollar productos y variedades menos competitivas con la fortalecida huerta española.

El precio del Ibérico se ha recuperado. Por un lado, el consumidor no se deja dar gato por liebre. Ha aprendido a distinguir y comprar la gran variedad de productos ofertados, en función de los modelos de explotación. El ibérico de cebo ha abierto nuevos mercados internacionales, lo que ha favorecido la reducción de oferta interior y recuperar los precios. El porcino de capa blanca continúa firme, una vez regulada la oferta y con unos piensos más baratos. El motivo no es otro que el desarrollo de la agricultura transgénica, ha permitido desarrollar formulas a partir de materia prima más económica. Los agricultores también se han beneficiado de nuevas variedades, incluso para un mercado de biocarburantes autóctono, fortalecido por este desarrollo tecnológico. Los colectivos más escépticos han aceptado la coexistencia viable de diferentes modelos agrarios. De hecho la agricultura ecológica ha dado un paso de gigante, consolidando las producciones y desarrollando el consumo interior de forma acelerada.

¿Nos habremos portado mal? Los Reyes, erre que erre, fueron Magros. De todo lo deseado nada nos trajeron. Al menos, hemos soñado con un día que, tal vez, en un futuro sea real; eso sí, hará falta una buena dosis de magia egregia.