viernes, 27 de febrero de 2009

DESFONDE DE CULTIVOS AGROENERGÉTICOS


El objetivo mundial y europeo de desarrollo de biocarburantes fue acogido como una doble panacea. Por un lado iba a terminar con la esclavitud energética de los combustibles fósiles y, por otro, daba una alternativa rentable al agricultor. Después, se les acusó de producir un importante desequilibrio medioambiental y alimentario.

Salvo en determinadas zonas del agro mundial, ubicadas en su mayoría en el cono sur, la realidad fue muy diferente. No han tenido ninguna influencia sobre el precio de los combustibles fósiles, que responden a otros condicionantes. El precio del barril de petróleo no ha llegado a subir lo suficiente como para hacer viable la comercialización generalizada de los biocarburantes. La escasa superficie de estos cultivos no ha influido en el precio del cereal y, por tanto, de toda la cadena de alimentos que genera. Prueba de ello es la caída de precios que se ha producido en el último año. Por ejemplo, en España, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino, se han cultivado en 2008 menos de 10.000 hectáreas de este tipo de cultivos. Un dato llamativo si se considera que en 2007 superaban las 100.000 hectáreas y en 2006 se aproximan a 216.500 hectáreas. Al contrario sucede en Extremadura, donde hasta 2007 no se comenzó a experimentar con la agroenergética. Fueron 150 hectáreas que aumentaron a 478 hectáreas en 2008, destinadas a colza y, el resto, casi en su totalidad, a cereal. En la Unión Europea (UE), la pequeña superficie de cultivo destinada a bioenergética está orientada en su mayoría a biodiesel; es decir, cultivos oleaginosos, que tienen menor efecto sobre el precio del alimento. Por otro lado la supresión de la obligación de retirada de tierras ha permitido incrementar el potencial alimentario de nuestro espacio económico. Quizás, las grandes superficies de maíz destinadas a este fin en Estados Unidos han tenido alguna influencia, pero fue limitada y con un importante componente especulativo.

Los precios pagados por la bioindustria no compensan los todavía aceptables precios del cereal alimentario. Además, en la UE se han eliminado las ayudas originales de 45 euros por hectárea, un factor más para poner en duda un repunte de estos cultivos. La presión mundial condujo a ello. Unas ayudas que ya fueron minoradas debido a su empuje inicial. Hay que recordar que en los primeros años se superó la superficie máxima autorizada susceptible de acogerse a estas ayudas. En cualquier caso, una situación que ya no se produce. En realidad, eran subvenciones que chocaban con una política de liberalización de mercados por la que se aboga desde la Organización Mundial del Comercio y que ha defendido a capa y espada la actual Comisaria de Agricultura, Marianne Fischer Boel.

Con respecto al efecto sobre el medioambiente, en algunas zonas de Asia y Sudamérica se han visto amenazadas determinadas zonas forestales, pero han sido casos aislados y, desde luego, nada tienen que ver con la realidad europea.

En la actualidad, el objetivo energético de la UE para 2020, además de los relativos a emisiones y la eficiencia energética, es conseguir que el veinte por ciento de la energía provenga de fuente renovables y que el consumo de biocarburantes alcance el diez por ciento. Por ahora, los bajos precios pagados por la industria del biodiesel han producido una vuelta al cultivo alimentario. Esta situación, junto con el reducido consumo, supone que las plantas españolas estén funcionando a medio gas y no parezca sencillo conseguir estos objetivos.

En definitiva, tras más de tres años de cultivos agroenergéticos, el precio del petróleo sigue condicionando la política energética mundial, el medioambiente continúa con grandes amenazas que poco tienen que ver con estos cultivos, los precios alimentarios oscilan en función de los repuntes de consumo y por la evolución de las campañas productivas. En consecuencia, los agricultores siguen lidiando con las rotaciones tradicionales y los beneficios y dificultades que conlleva. Mientras tanto, hay unos objetivos que se deben cumplir, lo que va a ser difícil dada nuestra decreciente velocidad de crucero.

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