viernes, 30 de mayo de 2008

DEL PARCHE AL IPOD


Ahora parece que se puede paralizar el trasvase de Barcelona. Así lo cree el Secretario de Estado Puxeu. Es el absurdo de la política de parches. Si ya está planificada una importante obra, necesaria para la seguridad en el abastecimiento de una gran urbe, no tiene sentido suspenderla por un mes de lluvia. ¿Qué pasa?, ¿que si el año que viene no llueve habrá que volver a ponerla en marcha a toda prisa? Esto pasa porque nos han vendido que solo era un parche, y la realidad es que va mucho más allá. Hombre, que no se trata de arreglar un agujero en el asfalto. Falta una mínima seriedad en un asunto clave. Porque después, les guste o no habrá que hablar de llevar agua a Murcia y Valencia, y ahí está el quid de la cuestión.


Mientras tanto, se ha creado el Indice de Precios Oferta Destino, tratado a bombo y platillo en todos los medios, como si los intermediarios fueran oscuros estafadores. Pero el tema no es tan sencillo, ya que en muchos casos los intermediarios son empresas necesarias de transporte, manipulado o envasado; además de la necesaria distribución, mayorista o minorista. Cuidado al analizar los datos, si no se dan todos. Los agricultores tienen razón en quejarse en algunos casos concretos, pero no hay abuso generalizado.

lunes, 19 de mayo de 2008

CEREAL MOJADO Y MEJORADO


Según los últimos datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en España se va a reducir casi un 20 por ciento la producción de cereales de invierno. Es el caso del trigo blando, cebada, avena, centeno y triticale, a pesar de haberse sembrado entre el 3 y el 5 por ciento más de superficie. Solo son positivas las previsiones para el trigo duro, con aumentos que llegarían al 20 por ciento. No obstante, estas estimaciones fueron hechas antes de las últimas lluvias. Tras ellas se han recuperado importantes zonas de producción que se daban por perdidas y, en general, se ha mejorado la situación de casi todos los campos de cereales. Por tanto, si la situación se mantiene, no es descabellado aventurar productividades similares a las del pasado año, cuando se obtuvieron 19,5 millones de toneladas.

Por otro lado el Departamento Americano de Agricultura (USDA) prevé para el total de la Unión Europea una producción de 286 millones de toneladas de cereal. Representa un repunte de casi el 12 por ciento, que podría crecer con el efecto de las mencionadas lluvias peninsulares. Esta coyuntura permitirá aumentar las reservas de los operadores privados, que en ningún caso alcanzarán las existentes antes de la crisis de precios. Una crisis, hay que recordar, no para el agricultor que mantiene altos precios, sino para ganaderos y consumidores. El cereal es un mercado de commodities, es decir, productos genéricos cuyos precios se fijan en los mercados internacionales. A pesar de la buena campaña europea, el mercado internacional sigue sin poder absorber los enormes incrementos del consumo de países asiáticos. En esta línea, tanto el Banco Mundial como la Organización Mundial para la Agricultura y Alimentación (FAO) anunciaron la pasada semana que la solución a la crisis alimentaria no se vislumbrará antes de 2015 y, en ningún caso, se recuperarán los precios de 2004.

Diferente es el caso del maíz. Ya se ha anunciado una importante disminución de siembra como consecuencia de la escasez de agua. En un mercado como el actual, con las previsiones arriba reflejadas, la pérdida de capacidad productiva por escasez de agua podría ser paliada por medio de las tecnologías. Los nuevos maíces transgénicos investigados en Estados Unidos permiten disminuir las necesidades hídricas de este cultivo en un 15 por ciento. Mucho volumen de agua si se estiman unas necesidades medias de 9.000 metros cúbicos por hectárea y año, y una superficie cultivada en esta campaña en España de 310.000 hectáreas. Se reduciría la demanda hídrica en 418 millones de metros cúbicos, 418 hectómetros cúbicos. El embalse más grande de Madrid, El Atazar, ronda esta capacidad de almacenaje.

NI CALIDAD NI CANTIDAD


La propuesta de la Comisión Europea prevé eliminar 26 de las 36 normas de calidad existentes en la actualidad para frutas y hortalizas. En la Unión Europea el sector productor ha conseguido poco a poco que se aprueben sistemas cada vez más restrictivos, con el objetivo de conseguir un producto de calidad diferenciado, más competitivo. Tras la última reforma de la organización común del mercado hortofrutícola se apostó, como en otros cultivos, por la simplificación de la norma. Pero nadie contaba con que fuera a base de reducir los estándares de calidad, algo que no solo perjudica al productor, sino también al consumidor. Este nuevo enfoque es un paso atrás difícil de comprender, sobre todo porque es el propio sector, que sufre esta complejidad administrativa, quien quiere mantener el sistema actual.

La situación se complica con la polémica propuesta de Bruselas sobre fitosanitarios, que se decide hoy en Bruselas. La Comisión ha planteado una prohibición entorno al 80 por ciento de los plaguicidas autorizados. Sobre el papel y con una perspectiva ambiental puede parecer razonable, pero no lo es. Desde el punto de vista del consumo, el control se realiza mediante un exigente sistema de límites máximos de residuos. Por tanto, la restricción no mejoraría la calidad de cara al consumidor. Otro asunto es el efecto sobre el medioambiente y el suelo. Tampoco aquí está clara su ventaja. La reducción radical de los principios activos implica una disminución de la alternancia y, por tanto, una mejor adaptación de las plagas a los insecticidas. En este caso los efectos son dos. El agricultor puede asumir mayores pérdidas y obtener menor calidad de los productos. Implica un importante perjuicio económico, sin por ello haber dejado de utilizar fitosanitarios. También puede incrementar las dosis aplicadas para combatir la adaptación, lo que supone un mayor deterioro ambiental. Dos efectos reales que justifican las airadas protestas del sector. En un sistema productivo moderno como es el europeo, el equilibrio económico y ambiental no pasa por disminuir el espectro de productos químicos que se aplican; en todo caso sustituirlo con productos de rápida degradación y muy selectivos.

Muchas voces defienden como alternativa la lucha biológica. Lo es en algunas zonas como Murcia y para determinadas plagas, pero no para todas, ni tampoco para los hongos ni para las malas hierbas, donde los herbicidas y fungicidas no pueden ser reemplazados. Pero estos, por ahora, no son restringidos.

SIN AZÚCAR


Semanas marcadas por el conflicto del azúcar, donde todavía se desconoce la posición de Azucarera Ebro de cara al futuro. Pero el problema no es que se hayan beneficiado de ayudas públicas para mantener la producción, ya que tanto en el caso de venta como en el de escisión, los nuevos propietarios tendrán que asumir o que subrogarse en todas las obligaciones actuales. Lo que parece subyacer en esta operación es una desconfianza en el futuro del negocio y el interés en deshacerse de una actividad en un momento que todavía lo permite. La opción de venta a un grupo europeo que ya disponga de una importante gestión azucarera es comprensible, pero de efectos imprevisibles para los productores, aunque no a corto plazo. La escisión y salida a bolsa es más difícil de entender, por el riesgo que conlleva. Si bien su objetivo inmediato puede ser una capitalización rápida de la nueva empresa, se corre un importante riesgo de pérdida de valor, sobre todo con las dudas que ya existían sobre el futuro azucarero, acrecentadas por esta posible operación. En cualquier caso, es pronto para afirmar que la compra por algún grupo centroeuropeo sea perjudicial para el productor; aunque la preocupación por este nuevo cambio de escenario es más que razonable.

La falta de información sobre lo que tiene como prioridad, es comprensible desde el punto de vista de la empresa, pero mantiene al sector remolachero en jaque. Es difícil que suelten prenda antes de la junta de accionistas del próximo nueve de junio. No obstante, en caso de venta o escisión los acuerdos firmados con ACOR y la Junta de Castilla y León deben mantenerse. En aquel momento fueron muchas las voces del sector remolachero que no entendieron el papel de la Junta como firmante del acuerdo, en vez de como mediador. Dadas las circunstancias actuales, esa decisión fue acertada y aporta ahora mayor seguridad a la hora de defender los intereses de los productores.

Estos lodos viene de los polvos de una política constrictiva por parte de Bruselas que ha convertido a la Unión Europea (UE) en una economía importadora de azúcar, cuando hace poco era uno de los mayores exportadores del mundo. Una reforma necesaria, pero que nos hace dependientes de otro producto, eso sí, con menos influencia en la cesta de la compra. En la UE se han cerrado hasta la fecha 75 industrias y se han perdido 10.000 puestos de trabajo. Una realidad que llevó al Comité de Industrias Azucareras de la Unión Europea a solicitar a la Comisión, hace pocas semanas, un esfuerzo para consolidar lo que queda de sector.