viernes, 20 de junio de 2008

EL PRECIO DEL TABACO


La pasada semana se celebró en Talayuela una jornada sobre el tabaco, organizada por la cadena de radio local. En plena campaña tabaquera y cerca ya de la recolección, las previsiones son positivas. Pero a medio plazo las cosas no están tan claras. Todavía queda la duda de si se consigue prorrogar el estatus actual hasta 2013 o se mantiene el fin del acoplamiento parcial hasta 2010. Pero al margen de lo que suceda, al final habrá que mantener el sector sin ayudas. En este caso la respuesta es clara pero condicionada. Depende del precio de venta.

En la actualidad, en España las transformadoras compran el tabaco a algo más de 0,60 euros el kilo para la variedad Virginia, dominante en la región. Un precio todavía muy por debajo del cotizado en otras zonas europeas, como Italia o Francia, donde ronda el euro. Con carácter general, las calidades extremeñas son similares a las del tabaco de nuestros vecinos. En esta situación, ¿cuál es motivo de este diferencial? La respuesta intuitiva es que los costes de las empresas transformadoras, Agroexpansión y la pública CETARSA, son muchos más elevados que en otros países. Digo intuitiva, porque en estas jornadas estuvieron invitados, junto con todo el resto de representantes del sector, pero dejaron vacíos sus lugares en la mesa. Una pena, porque solo ellos pueden aproximar una respuesta a la gran pregunta, que no es otra que saber si una vez eliminadas las ayudas, podrán ofrecer unos precios que permitan mantener gran parte de la producción. Una vez analizado el escenario internacional, debiera ser que sí, pero lo deben decir ellos. Por otro lado, es cierto que a dos años vista, o cinco, si se consigue la tan ansiada prórroga, y dadas las actuales inestabilidades de muchos mercados como el de fertilizantes, combustibles, electricidad, etc. es temerario anticipar una previsión de precios. En cualquier caso, todo parece indicar que el sector continuará, aunque con una dimensión menor a la actual. Las alternativas, complicadas. Es difícil sustituir un cultivo de alta rentabilidad como el tabaco, que se desarrolla en un periodo de poco más de cuatro meses.

PARO EN EL TRANSPORTE


Los paros del sector del transporte por carretera han afectado a toda España. En el caso de la fruta de verano, se ha sufrido la dificultad de movimiento de mercancías. Las frutas y hortalizas se concentran en un corto espacio de tiempo. Además es un producto perecedero, lo que hace que los productores sufran daños irreversibles, no cubiertos por los seguros agrarios. La situación se agrava con otros daños colaterales, pero no menos importantes. Son los problemas sanitarios en las plantaciones con fruta sin recolectar o la pérdida de potencial comercial y de producción cuando la fruta madura en árbol. Además, la temida pérdida de mercado como consecuencia de la previsión de desabastecimiento a los compradores.

Otro sector sensible es el lácteo, tanto de leche de vaca como, en menor medida, el de ovino y caprino. En este segundo caso las menores producciones han permitido mantener algo mejor el producto. Por otro lado, dentro del sector de vacuno lácteo y a falta de datos contrastados, el efecto global puede no haber sido demasiado elevado. Se han producido casos particulares donde el daño al ganadero ha sido cuantioso. En algunas explotaciones han tenido que tirar gran cantidad de producto con las importantes pérdidas que ello ha generado. No obstante, mientras la industria no aporte datos concretos de recogida en la última semana, el análisis global es poco objetivo.


Pero no solo se ha visto afectada la producción de leche. También el suministro de pienso en numerosas explotaciones ganaderas, así como la provisión de cereal para industria. En cualquier caso son daños menores, ya que previo al paro se produjo un abastecimiento de estas materias primas en gran parte de las explotaciones. Las más sensibles han sido las de producción intensiva. El ganado de carne también ha visto limitada su capacidad de sacrificio, al no poder transportar las reses a matadero. Ha generado unos costes indirectos de alimentación derivados de los días de demora.

El derecho a la huelga o al paro patronal es lícito y en este caso comprensible. Pero los que no quieren secundarla tienen también derecho a trabajar. Habría que preguntar a estas personas, que han ejercido su derecho, sin respetar el de lo demás, si es ético defender sus intereses a costa de ir contra los de otros trabajadores, que lo están pasando igual o peor que ellos.

CUENTAS LÁCTEAS


En medio de un caos de aprovisionamiento como consecuencia de la huelga del transporte, el sector lácteo continúa con su lucha para alcanzar un precio de venta en origen que permita mantener la rentabilidad de las explotaciones. A pesar del acuerdo sobre el contrato tipo homologado y el relanzamiento de la interprofesional, la caída de precios de 2008 está dificultando mucho la viabilidad de las explotaciones. La Federación Española de Empresarios Productores de Leche (PROLEC) ha hecho público un informe donde se muestran unas tendencias preocupantes. La situación general del sector lácteo viene marcada por el Plan de Abandono, que continúa activo. Entre esta campaña y la anterior se han acogido a dicho Plan alrededor de 4.000 explotaciones en toda España.

En cuanto a los precios, en 2007 experimentaron unas importantes subidas como consecuencia de la demanda internacional, que permitió compensar parte de la subida de costes de producción. Entre septiembre y diciembre del pasado año el litro de leche se compraba en origen a 0,47 euros. Tal como destaca PROLEC, los costes se han elevado un 23 por ciento en los últimos cinco años. La tendencia se ha invertido en 2008, con caídas que han obligado a parte del sector europeo a paralizar la entrega a la industria, como medida de presión. Así ha sucedido en Alemania, Holanda, Bélgica y otros países europeos. En el momento actual esta medida de presión ha sido levantada. En España se decidió no dar este paso.

En esta primavera, en España el coste medio de producción por kilo de leche es de 0,39 euros y 0,4 el precio de venta en origen, lo que da una idea del poco margen que existe en la actualidad. Hay que recordar que los precios en España continúan por encima de la media comunitaria. La media europea de la última campaña ha rondado los 0,33 euros el litro, siete céntimos menos que la media española. La mejor estructura productiva de las ganaderías de leche en otros países europeos ha permitido mantener este diferencial de precios con menos problemas de los generados en España. No obstante, la encorsetada situación actual ha derivado en una importante crisis global, también de nuestros vecinos del norte.

La queja del sector productor español radica en el aumento de los márgenes de la industria. El sector industrial decidió reducir los precios en destino, dada la disminución de las ventas como consecuencia de un exorbitado encarecimiento. En cuatro meses la leche se disparó para el consumidor por encima del 30 por ciento. El consumo continúa sin recuperarse del todo, aunque los precios han bajado en torno al 5 por ciento desde diciembre de 2007. Aun así, el valor de las ventas continúa por encima que hace un año. En esta situación el sector productor ha calculado un incremento en el margen industrial, ya que compran en origen un 11 por ciento más barato. El precio al consumidor es en la actualidad el doble que en origen. Es un diferencial superior al de hace un año. Pero habría que conocer algunos datos más. Los costes de producción de la industria, como es el carburante y la energía eléctrica han despuntado, lo que puede haber generado una reducción en los márgenes de explotación, a pesar del aumento del diferencial de precio entre origen y destino.

DIFICULTADES PARA LA PATATA


Toda organización, producto o idea tiene su año, al menos desde un punto de vista promocional. Hasta la patata, un alimento tan básico y poco valorado, tiene este privilegio. 2008 es el año de este tubérculo, aunque a algunos les suene a broma. No es una idea de un grupo de agricultores que intentan resolver sus altibajos comerciales, sino de organizaciones internacionales como la de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), conscientes de su importancia para la alimentación mundial. Lo avalan más de 320 millones de toneladas producidas el pasado año y un mayor rendimiento alimenticio que el trigo, maíz o el arroz. Pero sucede que la imagen de este producto está por los suelos, haciendo honor a su origen, y a sus precios.

España produce el 4,5 por ciento de la patata en la Unión Europea de 25 Estados, con más de 1,6 millones de toneladas en 2007. Cifras importantes que no ocultan una acelerada disminución del cultivo. En Castilla y León son 21.000 hectáreas de patata, el 25 por ciento de la superficie de toda España y el 34 por ciento de la producción; lo que indica el alto nivel de de productividad, que se acerca a las 40 toneladas por hectárea.

Existen tres mercados bien diferenciados: la patata para siembra, para industria y para consumo en fresco. Los dos primeros casos subsisten sin excesivos problemas. En el caso de la patata para siembra, Castilla y León produce el 70 por ciento de toda España. Hace pocas semanas se anunció la inversión de 1.151.000 euros en las nuevas instalaciones para el Centro de Control de la Patata en Albillos, Burgos. La patata para industria se gestiona a través de contratos previos, lo que facilita su comercialización y evita los altibajos del mercado en fresco Es un cultivo con mayores exigencias, para conseguir un producto que responda a los requerimientos de la industria. Por ejemplo, mantener unos calibres y formas homogéneas, un mínimo de materia seca y unos límites máximos de azúcares reductores.

La situación más compleja la sufren los productores de patata en fresco, para consumo humano. Son varios los problemas con los que se encuentra este sector. En primer lugar, está mal organizado y padece subidas y bajadas cruzadas de producción y precio. Pero el factor más condicionante es la diferencia de precio entre origen y destino. Según los últimos datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Natural y Marino los precios en origen rondan los 0,33 euros y ascienden a 0,79 en destino. En muchos momentos estos datos son más extremos y las diferencias se amplían de forma mucho más llamativa, superando el precio en destino el euro por kilo. En esta situación los escalones intermedios de almacenado, lavado, envasado, distribución captan unos márgenes importantes que impiden ser más competitivo al productor. Además se producen significativas mermas en el manejo mayorista, tanto en origen como en destino. Es necesario, tal como ya se ha hecho en algunos casos, captar este valor añadido y sacar al mercado una patata con mejor imagen. Una opción difícil, dado el escaso número de proveedores que acreditan las grandes superficies y que monopolizan las fases de lavado y envasado. También hay que tener en cuenta que en España se importaron en 2007 más de 630.000 toneladas de este tubérculo. Una buena parte entra desde Francia, que nos envía más del 60 por ciento de sus exportaciones; pero también de Holanda y otros países centroeuropeos. Este producto llega más cuidado y con mejor imagen que el español. Otra parte proviene del norte de África, con una trazabilidad menos clara y sin aplicar las exigentes normas europeas de calidad y control fitosanitario. En ambos casos, entran a precios competitivos

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En este sector, como sucede con otros muchos la solución no es fácil, pero pasa por mejorar la organización, eliminar eslabones en la cadena y buscar un adecuado equilibrio entre calidad e imagen. Al final hay que ser capaces de transmitir al consumidor las bondades de la patata propia y acostumbrarle a elegir, por origen, pero también por calidad y edad del tubérculo.

domingo, 8 de junio de 2008

CRISIS, WHAT CRISIS?


Con este título, Supertramp lanzó al mercado uno de sus mejores álbumes. Es posible que muchos lectores no sean aficionados a este rock progresivo de los años setenta. Quizás tampoco conozcan a Fred Zinemman, que en su película El día del Chacal utilizó la misma terminología. Pero hoy su simbología podría ser visionaria. Como potenciales analistas, a la sombra del futuro agrario, lanzaron un mensaje encriptado, que ha sido asumido, sin saberlo, por muchos SuperZines de la política actual. Incluso, podríamos entrar en la letra de alguna canción; The meaning, donde de forma insistente, Supertramp reclama un significado, una respuesta. Si Dan Brown, limitado autor del popular Código Da Vinci, supiera algo de este sector, sin duda habría sacado al mercado otra novela cargada de empachosa simbología, aunque seguro no habría dado con la respuesta.



Al grano, aunque esté caro. La crisis del sector agrario afecta a la mayoría de los sectores, digan lo que digan. Los bajos precios de la leche ha llevado a los productores a adoptar medidas de presión en gran parte de la Unión Europea (UE); a pesar del esfuerzo realizado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) por reflotar la interprofesional y cerrar con casi todos, un contrato tipo homologado. Todo ello, en plena negociación del Chequeo Médico; otra excesiva vuelta de tuerca a la Política Agraria Comunitaria (PAC).



Por otro lado, los costes de producción se han disparado para todos, tengan o no buenos precios de venta. El gasoleo agrario, ha subido casi un cuarenta por ciento en medio año. Los precios de los fertilizantes, que siguen marcando constantes alzas, dependen de las commodities energéticas, que no paran de crecer. La tarifa eléctrica se va a incrementar para el regadío español, los que supone otro golpe para las más modernas explotaciones del sector.



Los intermediarios y la distribución también están sometidos a estas tensiones. La opinión pública presiona para que bajen los precios, porque entiende que se quedan con márgenes abusivos. Pero mientras sean necesarios los transportistas, almacenistas, envasadores, transformadores, distribución mayorista y distribución minorista, es difícil ajustar estos precios en destino. Al final, es cierto que los productores, los que menos capacidad tienen de ajustar costes, son los que más sufren. No hay que olvidar en este análisis que en muchos subsectores, los precios en origen se mantienen desde hace quinquenios, décadas en algunos casos. No obstante habría que analizar la estructura de costes y beneficios de las explotaciones y empresas, caso por caso. Todo ello sin olvidar el grano, mencionado al principio de este párrafo. Un input que condiciona a una ganadería que, con dificultad, puede adaptarse a un cambio acelerado.



Bruselas debe tener claro si apuesta por este sector o sigue haciendo guiños a unos mercados internacionales que no responden a nuestras necesidades. El planteamiento de la Comisaria Fischer de detraer fondos de la PAC con el debatido artículo 69, ahora 68, y orientarlo a países en vías de desarrollo, ha sentado mal. No es cuestión de insolidaridad. Pero no es el momento ni el canal adecuado. Ahora bien, ante una visión SuperZine, queda de miedo.



Tampoco se trata de ser agoreros. La administración pública no puede arreglar todos los problemas. Pero hay que estrujarse un poco más el coco para mantener un sistema alimentario equilibrado, de calidad y seguro. Para ello, el sector agroalimentario europeo debe mantenerse, y debe continuar con eficiencia pública, y por supuesto privada.



Entre tanto lío, el Colegio de Veterinarios da una colleja a los ganaderos. La Audiencia Nacional ha suspendido de forma cautelar la eliminación del certificado veterinario. El pasado mes de octubre el Gobierno aprobó su eliminación por considerarlo gravoso e innecesario. Una decisión que fue aplaudida por el sector. El Colegio Oficial de Veterinarios denunció dicha medida por entender que ponía en riesgo la salud pública. Habría que aclarar cómo, porque salvo ellos, responsables de su gestión, nadie lo comparte. Ahora el gobierno estudia recurrir la decisión de la Audiencia Nacional. Estaría bien que consiguieran apagar este fuego.



En fin, ahora a esperar si ZP presiona al equipo ministerial para hacer SuperZine, u opta por darles rienda suelta para conseguir CineCalidad, aunque sea menos comercial.