domingo, 8 de junio de 2008

CRISIS, WHAT CRISIS?


Con este título, Supertramp lanzó al mercado uno de sus mejores álbumes. Es posible que muchos lectores no sean aficionados a este rock progresivo de los años setenta. Quizás tampoco conozcan a Fred Zinemman, que en su película El día del Chacal utilizó la misma terminología. Pero hoy su simbología podría ser visionaria. Como potenciales analistas, a la sombra del futuro agrario, lanzaron un mensaje encriptado, que ha sido asumido, sin saberlo, por muchos SuperZines de la política actual. Incluso, podríamos entrar en la letra de alguna canción; The meaning, donde de forma insistente, Supertramp reclama un significado, una respuesta. Si Dan Brown, limitado autor del popular Código Da Vinci, supiera algo de este sector, sin duda habría sacado al mercado otra novela cargada de empachosa simbología, aunque seguro no habría dado con la respuesta.



Al grano, aunque esté caro. La crisis del sector agrario afecta a la mayoría de los sectores, digan lo que digan. Los bajos precios de la leche ha llevado a los productores a adoptar medidas de presión en gran parte de la Unión Europea (UE); a pesar del esfuerzo realizado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) por reflotar la interprofesional y cerrar con casi todos, un contrato tipo homologado. Todo ello, en plena negociación del Chequeo Médico; otra excesiva vuelta de tuerca a la Política Agraria Comunitaria (PAC).



Por otro lado, los costes de producción se han disparado para todos, tengan o no buenos precios de venta. El gasoleo agrario, ha subido casi un cuarenta por ciento en medio año. Los precios de los fertilizantes, que siguen marcando constantes alzas, dependen de las commodities energéticas, que no paran de crecer. La tarifa eléctrica se va a incrementar para el regadío español, los que supone otro golpe para las más modernas explotaciones del sector.



Los intermediarios y la distribución también están sometidos a estas tensiones. La opinión pública presiona para que bajen los precios, porque entiende que se quedan con márgenes abusivos. Pero mientras sean necesarios los transportistas, almacenistas, envasadores, transformadores, distribución mayorista y distribución minorista, es difícil ajustar estos precios en destino. Al final, es cierto que los productores, los que menos capacidad tienen de ajustar costes, son los que más sufren. No hay que olvidar en este análisis que en muchos subsectores, los precios en origen se mantienen desde hace quinquenios, décadas en algunos casos. No obstante habría que analizar la estructura de costes y beneficios de las explotaciones y empresas, caso por caso. Todo ello sin olvidar el grano, mencionado al principio de este párrafo. Un input que condiciona a una ganadería que, con dificultad, puede adaptarse a un cambio acelerado.



Bruselas debe tener claro si apuesta por este sector o sigue haciendo guiños a unos mercados internacionales que no responden a nuestras necesidades. El planteamiento de la Comisaria Fischer de detraer fondos de la PAC con el debatido artículo 69, ahora 68, y orientarlo a países en vías de desarrollo, ha sentado mal. No es cuestión de insolidaridad. Pero no es el momento ni el canal adecuado. Ahora bien, ante una visión SuperZine, queda de miedo.



Tampoco se trata de ser agoreros. La administración pública no puede arreglar todos los problemas. Pero hay que estrujarse un poco más el coco para mantener un sistema alimentario equilibrado, de calidad y seguro. Para ello, el sector agroalimentario europeo debe mantenerse, y debe continuar con eficiencia pública, y por supuesto privada.



Entre tanto lío, el Colegio de Veterinarios da una colleja a los ganaderos. La Audiencia Nacional ha suspendido de forma cautelar la eliminación del certificado veterinario. El pasado mes de octubre el Gobierno aprobó su eliminación por considerarlo gravoso e innecesario. Una decisión que fue aplaudida por el sector. El Colegio Oficial de Veterinarios denunció dicha medida por entender que ponía en riesgo la salud pública. Habría que aclarar cómo, porque salvo ellos, responsables de su gestión, nadie lo comparte. Ahora el gobierno estudia recurrir la decisión de la Audiencia Nacional. Estaría bien que consiguieran apagar este fuego.



En fin, ahora a esperar si ZP presiona al equipo ministerial para hacer SuperZine, u opta por darles rienda suelta para conseguir CineCalidad, aunque sea menos comercial.


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