lunes, 19 de mayo de 2008

NI CALIDAD NI CANTIDAD


La propuesta de la Comisión Europea prevé eliminar 26 de las 36 normas de calidad existentes en la actualidad para frutas y hortalizas. En la Unión Europea el sector productor ha conseguido poco a poco que se aprueben sistemas cada vez más restrictivos, con el objetivo de conseguir un producto de calidad diferenciado, más competitivo. Tras la última reforma de la organización común del mercado hortofrutícola se apostó, como en otros cultivos, por la simplificación de la norma. Pero nadie contaba con que fuera a base de reducir los estándares de calidad, algo que no solo perjudica al productor, sino también al consumidor. Este nuevo enfoque es un paso atrás difícil de comprender, sobre todo porque es el propio sector, que sufre esta complejidad administrativa, quien quiere mantener el sistema actual.

La situación se complica con la polémica propuesta de Bruselas sobre fitosanitarios, que se decide hoy en Bruselas. La Comisión ha planteado una prohibición entorno al 80 por ciento de los plaguicidas autorizados. Sobre el papel y con una perspectiva ambiental puede parecer razonable, pero no lo es. Desde el punto de vista del consumo, el control se realiza mediante un exigente sistema de límites máximos de residuos. Por tanto, la restricción no mejoraría la calidad de cara al consumidor. Otro asunto es el efecto sobre el medioambiente y el suelo. Tampoco aquí está clara su ventaja. La reducción radical de los principios activos implica una disminución de la alternancia y, por tanto, una mejor adaptación de las plagas a los insecticidas. En este caso los efectos son dos. El agricultor puede asumir mayores pérdidas y obtener menor calidad de los productos. Implica un importante perjuicio económico, sin por ello haber dejado de utilizar fitosanitarios. También puede incrementar las dosis aplicadas para combatir la adaptación, lo que supone un mayor deterioro ambiental. Dos efectos reales que justifican las airadas protestas del sector. En un sistema productivo moderno como es el europeo, el equilibrio económico y ambiental no pasa por disminuir el espectro de productos químicos que se aplican; en todo caso sustituirlo con productos de rápida degradación y muy selectivos.

Muchas voces defienden como alternativa la lucha biológica. Lo es en algunas zonas como Murcia y para determinadas plagas, pero no para todas, ni tampoco para los hongos ni para las malas hierbas, donde los herbicidas y fungicidas no pueden ser reemplazados. Pero estos, por ahora, no son restringidos.

No hay comentarios: