lunes, 5 de enero de 2009

QUERIDOS REYES MAGROS


Nos acostamos pronto, nerviosos, pero con la seguridad de que al día siguiente, detrás de la insondable puerta del salón, encontraríamos todo tipo de maravillas. Unas esperadas, otras no; piezas de momentos inolvidables, de mágicos instantes.

Una mano inocente abre la puerta. Ojos perplejos. El gobierno regional, junto con el nacional y el resto de las comunidades autónomas han puesto en marcha una estrategia global de sensibilización sobre el valor estratégico del sector agrario y alimentario. Diferentes espacios abiertos en medios de comunicación han permitido a la clase política, por primera vez, explicar a los ciudadanos el valor de nuestra alimentación y su producción. Todo ello con un mensaje único, alejado de intereses partidistas y, por tanto, claro. Las organizaciones profesionales agrarias ya no hablan de los problemas del sector, sino que dedican estos recursos a trabajar con la población no agraria, asesorando sobre los alimentos y productos que adquieren los consumidores. La población empieza a entender el importante papel que desempeña nuestro agro y el gran esfuerzo que hacen, no solo para obtener alimentos, sino por minimizar y retornar el indispensable consumo de recursos naturales. Ante esto, de forma espontánea y solidaria, se empieza a elegir el producto español en la cesta de la compra, como elemento diferencial. Los precios son estables. Se ha notado en muchos sectores, por ejemplo el ovino, que ahora se defiende de carnes de países anglosajones. Además, la reducción del número de explotaciones y el desacoplamiento total han favorecido la reestructuración del sector.

Un acuerdo global ha permitido tomar la batuta a las organizaciones interprofesionales, que por fin han podido aclarar los diferenciales de precios de origen a mesa. En algunos casos, hubo que sacar los colores a algunos agentes económicos, pero una vez conocido el punto débil de cada cadena, el sentido común del consumidor se ha encargado de volver a meterlos en el redil.

El agua fluye entre diferentes cuencas, sin problemas. Los que la ceden obtiene buenos réditos por su venta, con la garantía de autoconsumo mínimo. Los que la adquieren, han podido incrementar las producciones y sus márgenes empresariales. Parte de estos beneficios se ha reinvertido en el territorio. Ha aumentado la superficie agroforestal de frutales, lo que ha supuesto un acicate para la lucha contra la desertificación, entre otros importantes efectos medioambientales. El tejido socioeconómico derivado se ha fortalecido.

Con este apoyo popular, sosegado pero convencido, el gobierno se ha atrevido a poner en marcha medidas de apoyo fiscal al sector. Han reducido su tarifa eléctrica, han bonificado el precio del combustible agrario, fijando un valor máximo de aceptabilidad. Ahora, el gobierno ha adoptado una posición firme en Bruselas, y no permite acuerdos que vayan en contra de las producciones incluidas dentro de la llamada Dieta Mediterránea. De ahí los importantes esfuerzos económicos y diplomáticos realizados, para que fuera clasificada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Recogemos los frutos. Francia mira con envidia a su vecino del sur, capaz de poner en jaque decisiones comunitarias de alto calado. También la nueva forma de enfocar las relaciones bilaterales ha obligado al gobierno galo a mover sus hilos para solucionar el problema de los excesos de leche francesa que torpedeaban el mercado español. Marruecos se lo piensa dos veces antes de jugar con los acuerdo preferenciales y ha orientado fuertes partidas presupuestarias a I+D para desarrollar productos y variedades menos competitivas con la fortalecida huerta española.

El precio del Ibérico se ha recuperado. Por un lado, el consumidor no se deja dar gato por liebre. Ha aprendido a distinguir y comprar la gran variedad de productos ofertados, en función de los modelos de explotación. El ibérico de cebo ha abierto nuevos mercados internacionales, lo que ha favorecido la reducción de oferta interior y recuperar los precios. El porcino de capa blanca continúa firme, una vez regulada la oferta y con unos piensos más baratos. El motivo no es otro que el desarrollo de la agricultura transgénica, ha permitido desarrollar formulas a partir de materia prima más económica. Los agricultores también se han beneficiado de nuevas variedades, incluso para un mercado de biocarburantes autóctono, fortalecido por este desarrollo tecnológico. Los colectivos más escépticos han aceptado la coexistencia viable de diferentes modelos agrarios. De hecho la agricultura ecológica ha dado un paso de gigante, consolidando las producciones y desarrollando el consumo interior de forma acelerada.

¿Nos habremos portado mal? Los Reyes, erre que erre, fueron Magros. De todo lo deseado nada nos trajeron. Al menos, hemos soñado con un día que, tal vez, en un futuro sea real; eso sí, hará falta una buena dosis de magia egregia.

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