lunes, 29 de diciembre de 2008

2009: A RÍO REVUELTO GANANCIA DE PESCADORES


En este último artículo del año es casi obligado hacer un repaso agrario a la antesala de la gran crisis económica, que ha sido 2008. Con carácter general no ha sido bueno para el sector agrícola y ganadero; algo mejor para el agroalimentario, que ha continuado su crecimiento, aunque más ralentizado.

Respecto al sector agrícola, la paulatina caída del precio del cereal ha concluido una larga temporada de bonanza para este subsector, que se vuelve a enfrentar, como el resto, a los altos costes de producción, con moderados precios en origen. Tanto en este colectivo, como en otros, la caída del precio del combustible en los últimos meses ha permitido maquillar una reducción de los costes de explotación, aunque no suficiente. Hay que recordar que se han elevado las tarifas eléctricas, el coste de los fertilizantes y el de fitosanitarios, entre otros.

En el caso del sector hortofrutícola, uno de los asuntos irresolutos que han marcado 2008 es la negociación de la norma que reducirá las sustancias activas que conforman los productos fitosanitarios. Este asunto ha mantenido la espada de Damocles sobre éste y otros subsectores. Ahora parece que se ha suavizado algo, pendiente de su desarrollo, pero tendrá un efecto directo sobre las explotaciones agrícolas. En particular, las producciones citrícolas levantinas están padeciendo una espectacular caída de precios, con buena parte de las variedades sin recoger y otras recolectadas bajo coste.

El caso del vino se puede clasificar como el anterior. La lentitud en determinados estamentos ministeriales ha generado una costosa incertidumbre que ha afectado directamente al sector nacional, con caídas de precios en determinadas zonas y un gran desconcierto por parte de los viticultores y bodegueros.

El aceite de oliva, que encadena otra campaña de alta producción, ha sufrido una reducción de precios difícil de entender, opuesta al recordado repunte de hace dos campañas que tanto efecto tuvo sobre la opinión pública.

En el sector azucarero Andalucía ha continuado con su nuevo y recortado modelo, mientras que Castilla y León se mantiene expectante ante los efectos, en principio positivos, que tendrá la compra de Azucarera Ebro por parte de la británica British Foods. En el caso del tabaco, no se ha conseguido el statu quo del sistema actual, que ha sido suavizado por una compensación económica que no ha dejado contento a casi nadie.

En cuanto al sector ganadero ha habido muchas luces y sombras. Con carácter general la bajada del precio del combustible y, sobre todo, la de los piensos ha mejorado el balance contable del año. Una bajada en el precio de los piensos que se ha producido despacio y que no se ha dejado sentir hasta el último cuatrimestre del año, pero que poco a poco ha ido recuperando niveles aceptables. El vacuno de leche continúa inmerso en un gran problema estructural de carácter europeo, donde las producciones francesas hacen llegar al mercado español importantes volúmenes de leche a precios ínfimos. Una situación que no responde a una voluntad de nuestro vecino de hacer dumping y hundir nuestro mercado, sino de mantener su oferta controlada y, por tanto, sus precios. Un gran problema en el que tiene que mediar y actuar el Ministerio de Medioambiente, Medio Rural y Marino (MARM). Por ahora ha anunciado un plan estratégico lácteo. Habrá que ver en qué consiste, pero es difícil que pueda actuar sobre el mercado de otro país, con quien sería necesario establecer otro tipo de acuerdos o realiza otro tipo de movimientos políticos.

El ovino, caprino y vacuno se han visto afectados por una virulenta Lengua Azul que ha sobrepasado la capacidad de gestión de algunas administraciones regionales, como la asturiana o la cántabra, lo que ha perjudicado de forma significativa a un gran número de ganaderos.

El ibérico ha vivido uno de sus peores semestres, en particular el de pienso, que ha visto el mercado inundado de oferta, con una norma de calidad todavía ineficaz y un consumidor que en su mayoría no distingue un tipo de ibérico de otro.

Respecto al porcino de capa blanca, afectado de forma singular por el precio de los piensos, la reducción del tejido productivo, la aplicación de algunas medidas de mercado desde Bruselas y el importante músculo económico de este subsector le ha permitido capear un temporal que le ha afectado más de lo que se ha podido escuchar.

En el tema de agua ha sido un año tranquilo ya se le ha concedido al Secretario de Estado, Josep Puxeu, un margen de confianza al que debe responder. Los mentideros afirman que la nefasta política de agua impuesta por Narbona va a ser reconducida y el agua llegará más caudalosa al arco levantino. A sí se espera, pero por ahora es agua de borrajas.

En general, se han moderado los precios al consumo, lo que ha permitido al sector ceder un protagonismo que no le vino mal. Fue la primera vez que la sociedad no agraria vio las orejas al lobo y se planteó la necesidad de proteger nuestra fuente de alimentos. Ahora parece que este asunto se ha diluido y se vuelve a echar de menos una campaña poderosa por parte del MARM, de cara a mejorar la imagen del sector agrario y agroalimentario.

Un año marcado por el simbolismo de la desaparición del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y su fusión dentro del MARM. Un hecho que ha conllevado la casi desaparición de la Ministra como responsable de facto de los asuntos del sector primario y agroalimentario y que ha dado mucha relevancia al experimentado Secretario de Estado. No obstante, el balance no se puede catalogar como positivo. Los resultados del chequeo médico pudieron ser peores, pero en ningún caso se consiguió consolidar una posición mediterránea. Sin embargo, sí se puede clasificar como un año de diálogo. Como punto más negro, aunque haya sido menos llamativo, una nefasta política de comunicación del joven MARM, al menos en su pata agraria, donde sus responsables se han visto desbordados por su nuevo y quizás no deseado estatus.

2009 va a ser un año difícil para todos, pero la alimentación es uno de los pocos sectores cuyas ventas no deben sufrir caídas traumáticas. Con esta coyuntura y con los mecanismos ya establecidos, aunque no gusten, se puede esperar un año difícil, pero menos que para otros agentes de la economía. Quizás, si las cosas se hacen bien y aunque a nadie guste este río revuelto, tal vez el agro pueda conseguir cierta ganancia de pescadores.

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