viernes, 22 de mayo de 2009

LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR...ANIMAL


En estos últimos meses la Comisión ha trabajado intensamente para la modificación del Reglamento 1/2005 sobre bienestar animal. Esta nueva reforma será otra vuelta de tuerca al sector, con normas tan cuestionadas como la prohibición de realizar transporte para ganado si la duración del viaje es superior a las nueve horas y el destino es para sacrificio. De acuerdo con datos oficiales de comercio exterior, las pérdidas por caída de las exportaciones españolas alcanzarían la cifra de 40 millones de euros en el caso del vacuno de carne y 103 millones de euros en porcino. Además, se producen otros efectos negativos en los desplazamientos internos de larga duración.

La Dirección General de Sanidad y Protección del Consumo alega que mejorar el bienestar animal solo implica ligeros sobrecostes de producción y transporte, que son absorbidos por la menor pérdida de animales. La propia Comisión pone como ejemplo de su inexplicable argumento que el coste extra comparando con producción respecto a un huevo obtenido en jaula es mínimo, solo de 0,013 euros. Lo que olvida este organismo es que en España se obtienen alrededor de 930 millones de docenas de huevos al año, lo que supondría un coste adicional para el sector de 145 millones de euros. En definitiva, a partir de 2012 serán obligatorias las nuevas jaulas, lo que incrementará un 8 por ciento el valor del huevo, según un estudio realizado en la Universidad holandesa de Wageningen. A esto hay que añadir la nada desdeñable cifra de 2.250 millones de euros que cuesta la administración necesaria para aplicar y controlar estas normativas; un dato estimado por la propia administración europea. Tampoco se ha considerado el incremento de superficie mínima por animal para su transporte, lo que aumenta el número de transportes necesarios.

La normativa europea en esta materia es muy exigente y España se encuentra en la vanguardia de su cumplimiento, por encima de países que abanderan la defensa del bienestar animal, como Holanda o el propio Reino Unido.

En definitiva, se trata de un compromiso político, sin el suficiente rigor que constate la necesidad de esta batería de medidas. Es normal que el sector intente frenar un despropósito que volverá a afectar a la cuenta de resultados de todo un mercado ganadero. Todo ello, en una coyuntura en la que, más que dedicarse a la mejora sin sentido de la calidad de vida de los animales, Bruselas debería facilitar la viabilidad de las empresas, agrarias y no agrarias. Porque hay que volver a recordar que un animal hace viajes más cortos que un vuelo transoceánico y tiene sitio para tumbarse, algo que si uno no viaja en business class, ni siquiera puede disfrutar.

1 comentario:

Joaquín López De Lerma dijo...

esto está muy parado.

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