La aprobación de la nueva Norma de Calidad del Ibérico va a suponer un cambio sustancial para los consumidores, no exento de confusión.
En este sector han convivido, no siempre de
buenas maneras, el ibérico de cebo y el de dehesa, éste a su vez dividido en
diferentes categorías, con frecuencia mal diferenciadas. Todo ello ha dado
lugar a la picaresca y al fraude, afortunadamente no generalizado. Tampoco hay
que olvidar que parte del engaño se ha producido por la incapacidad del propio
sector para hacer llegar al consumidor de una forma clara, lo que representa un
ibérico y sus diferentes categorías o sistemas de explotación. La administración
pública, preocupada por dejar a todos contentos, ha sido incapaz de establecer
un marco regulatorio que lo facilite. Esta nueva norma de calidad va a ser un
paso más y más racional, para conseguir este sencillo y real objetivo quimérico, valga el oxímoron.
Ahora, por ejemplo, se van a tomar medidas
que evitan que un ibérico de cebo esté etiquetado con imágenes de cerdos en
dehesa, lo que claramente ha inducido al consumidor a comprar algo que no es lo
que busca. Hasta ahora no era fraude, pero sí picaresca con intención clara de
engañar al consumidor.
Históricamente se ha acuñado una inexactitud,
que es denominar ibérico al cruce de la raza ibérica con la Duroc, de capa
blanca. No es fraude, no es picaresca, ni ha habido intento de engañar al
consumidor, aunque es cierto que habría sido más correcto discriminar ambos
productos desde el principio.
Ahora el ibérico puro se va a diferenciar con
una etiqueta negra. El problema es que los consumidores pueden pensar que lo
que hasta ahora han comprado como un producto de máxima calidad es ibérico puro,
mientras que los de etiqueta roja, los de cruce, son de calidad inferior. Esto
no es cierto. El modelo de explotación en dehesa y con bellota es el mismo
tanto en ibérico puro como de cruce, y lo que mayoritariamente hemos consumido ha
sido este último. En cualquier caso, se trata de una mejor información.
1 comentario:
La ganadería no es sostenible porque solamente es para ricos..Apostar por la carne como alimento implica que algún día, los humanos volverán a comerse los unos a los otros..Cuanto antes se consensue que somos herbívoros por naturaleza y omnívoros por imposición en el nacimiento, menos desacreditación para la comunidad científica a todos los niveles.
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