En general son datos que también muestran el importante costo de los inputs, y como el precio de las materias primas tiene una significativa influencia en la rentabilidad de las empresas. Habría que analizar cada sector agroindustrial y ver como han subido los precios de los productos primarios pagados por la industria, materia prima básica para la obtención de gran parte de sus outputs. Si se compara con el incremento de costes de las materias primas en el sector primario se podría observar que, en la mayoría de los casos, estos últimos crecen de forma mucho más acelerada. Como afirma Jordana, la industria no es la causante del problema sino una víctima más, aunque la vanguardia, hoy por hoy, continúa formada por agricultores y ganaderos.
Para afianzar el consumo alimentario es necesario un buen etiquetado. Según afirmó hace poco la propia Ministra de Agricultura, Elena Espinosa, más del 41 por ciento de la población ignora la información de las mismas. En este sentido, la Comisión ha presentado una propuesta para la simplificación del etiquetado. Las etiquetas se localizarán en el frontal, serán legibles, con tamaño de letra superior a tres milímetros. Deberán indicar los contenidos de los distintos elementos, incluidas las sustancias alergénicas, tanto en alimentos envasados, no envasados o los servidos en restaurantes. Por otro lado, se acaba de publicar una nueva directiva sobre etiquetado de alimentos con gases de envasado, que hasta el momento no se consideraban ingredientes. A partir de ahora deberán indicar "envasado en atmósfera protectora". También se amplia la obligatoriedad de etiquetado de productos con edulcorantes, ácido glicirricínico, o sustancias de la planta del regaliz. Un esfuerzo, también económico, que le toca hacer a la industria agroalimentaria. Las diferentes organizaciones europeas del ramo, incluido el comercio minorista, ya han puesto el grito en el cielo.
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