lunes, 14 de abril de 2008

SIN MAPA


Las quinielas sobre la persona que iba a ocupar la cartera del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) han quedado resueltas con un boleto multimillonario, que nadie acertó, porque ya no existe tal cartera. Nos hemos quedado sin un mapa, necesario para alcanzar los destinos que uno se marca y no perderse por los vericuetos del camino, que son muchos. Por primera vez los sectores agrario y alimentario han quedado subsumidos en un gran Ministerio de nombre ambiguo, políticamente muy correcto y algo grandilocuente, con sus dos nuevas Secretarias de Estado, la de Cambio Climático y la de Medio Rural y Agua. Un mal síntoma que podría reflejar el escaso valor que este gobierno da a la despensa nacional. Ojalá no sea así. Hay que recordar el enorme efecto que tiene sobre nuestra economía nacional y doméstica, la acelerada y, en algunos casos, errática política agraria en continua reforma. En estos últimos años hemos podido comprobar la imperiosa necesidad de tener un sector agrario y alimentario eficaz y abastecido, para evitar las fuertes cargas económicas que se derivan de una excesiva dependencia exterior, amén de la calidad y seguridad sanitaria de nuestro condumio.

Este nuevo ministerio funde el medio ambiente, la pesca y el sector agrario y alimentario. Hasta ahí tiene sentido. En la anterior legislatura pudimos comprobar los problemas que se generan cuando los responsables de agricultura y medioambiente tienen objetivos, visiones y sensibilidades diferentes. Donde existe mayor ambigüedad es en el concepto medio rural, entre otros motivos porque el medio rural va mucho más allá que la agricultura, la ganadería, los bosques o la alimentación. En el medio rural existen zapaterías, fábricas de clavos, clubes de alterne y otros muchos negocios y actividades que nada tienen que ver con el sector primario y casi nada con el concepto de desarrollo rural que emana de la norma vigente, incluida la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, aprobada en la anterior legislatura. A esto hay que añadir que gran parte del poderoso sector agroalimentario español se sitúa fuera del medio rural.

A pesar de esta indiscutible pérdida de identidad nominativa, no debemos perdernos en debates estériles sobre terminología, aunque no sea acertada. Habrá que esperar a ver cómo el nuevo ejecutivo afronta las tareas que le vienen encima; por ejemplo, el trascendente chequeo médico, para un sector con una salud delicada. También la política de agua, con una Elena Espinosa que hasta la fecha podía refugiarse en el pío pío que yo no he sido, mientras Cristina Narbona se erigía como el azote del agro. Ahora le toca dar la cara y justificar a una buena parte del tejido productivo la cada vez mayor escasez de un recurso imprescindible. Todo ello en una época donde los niveles medios pluviométricos en España se mantienen dentro de la media de los últimos lustros y donde el agua continúa sobrando en una buena parte de España. Espinoso asunto.

En definitiva, en esta vida no solo hay que ser la mujer del Cesar sino parecerlo. No se si el Presidente del Gobierno lo es, y tiene clara la necesidad de apoyar el sector agrario y alimentario, como hacen la mayoría de gobiernos del resto de la Unión Europea, recuérdese el caso francés. Lo que ya se vislumbra es que no lo manifiesta. En cualquier caso, una decisión absurda, de cara a la galería, que es de desear no tenga efectos ejecutivos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pienso que tras los nombramientos de la cúpula del MARM es muy posible que se consiga que desde los sectores ecologistas se comprenda que en el campo, además de pájaros, plantas y endemismos muy valiosos, existen personas. Y que estas personas SÍ QUE SE PREOCUPAN a día de hoy de proteger el medio ambiente que les circunda. Sobre todo por la cuenta que les trae la famosa condicionalidad.
Creo que la fusión de ministerios ha sido muy valiosa para el campo, pero lo digo una vez conocidos los responsables principales: personas que han estado vinculadas al mundo agrario desde siempre, que lo conocen, que son muy competentes y que SÍ QUE SABEN LO QUE ES EL MEDIO AMBIENTE. Remarco esto último porque los grupos ecologistas están acusando a los altos cargos elegidos de no tener formación medioambiental. ¿Y ellos tienen algún tipo de formación agraria? Los ecologistas no representan al medio ambiente sino a sí mismos y a sus intereses. Seguro que este nuevo Ministerio defiende mejor el entorno natural que el anterior de Narbona. Y con suerte redunda en beneficio de todos: medio ambiente y agricultores y ganaderos.
Rafa (Madrid)