martes, 16 de septiembre de 2008

MATEMÁTICA INEXACTA


La situación en España es complicada, al margen de que también lo sea en otros países. Más de dos millones y medio de parados lo confirman, entre otros indicadores. El sector agrario no es una excepción, sino todo lo contrario. Un sector que, como no es tonto, no se consuela con este mal de muchos. En este contexto parece sensato pensar que encontrar trabajadores para el campo no debe ser difícil.

Sobre el papel, la actividad de temporero podría ser una alternativa para gran parte de los parados del campo o de otros sectores. En las últimas semanas se ha producido un cierto debate con motivo de la venida de temporeros con contrato en origen. El anuncio por parte del Ministerio de Trabajo e Inmigración de la supresión de los contratos en origen a partir de 2009, en la actualidad vigentes desde 2004, hizo saltar algunas señales de alarma. Son algo más de 80.000 personas que se han desplazado en el primer semestre a nuestro país para desempeñar diferentes tareas como la vendimia, la recolección de la aceituna, la fresa, la fruta y algunas otras, pasadas, actuales o inminentes. Una cifra muy similar al paro agrario en España, cifrado en 83.524 desempleados; por cierto, un 27 por ciento superior al mismo mes del pasado año. La matemática y la intuición dicen que la adición de un entero positivo y su negativo dan cero; es decir, una cifra compensa la otra y asunto resuelto. El Ministerio de Trabajo e Inmigración quiso hacer esa cuenta y reducir las contrataciones en origen. Pero la matemática no resuelve todos los problemas. Por otro lado, los datos no son fiables, ya que hay trabajadores que lo son durante varios meses, mientras que otros solo trabajan algunos días, e incluso horas. Todos metidos en el mismo paquete.

Se han podido leer acusaciones fuera de lugar, de corte xenófobo, dirigidas a esta corregida estrategia gubernamental. Bastante más acertadas son las que achacan al Ministro de Trabajo e Inmigración un profundo desconocimiento del sector agrario, algo que, por otra parte, no debe sorprender, porque lo ignoran buena parte de los políticos españoles, incluso algunos, titulares pasados o presentes de carteras agrarias. Pero lo que es menos comprensible es que no tenga asesores que le informen y eviten estas meteduras de pata que, aunque enmendadas, crean una incertidumbre innecesaria. En cualquier caso, hay un compromiso por parte del gobierno de consolidación de esta vía en 2009, siempre que no haya trabajadores en paro, afincados en España, que puedan desempeñar estas labores agrarias.

Hay que confiar que este compromiso sea más sólido que el asumido por los Ministerios de Economía y Hacienda y el de Industria, Turismo y Comercio, relativo a las tarifas eléctricas para el agro. Un acuerdo pre-estival por el que se demoraba la subida de las tarifas para riego. En las facturas de septiembre se han sufrido repuntes del sesenta por ciento. ¿Qué pasó con este acuerdo?

El consumo eléctrico, igual que la contratación de temporeros, responde a una punta de trabajo. En determinados momentos aumenta la contratación de trabajadores de la misma forma que se dispara el consumo eléctrico en regadíos. La diferencia es que, a día de hoy, los costes laborales solo se pagan en el periodo que dura la tarea, mientras que los altos costes fijos de contratación de potencia se pagan durante todo el año, aunque solo se utilicen unos pocos meses. Dos problemas, dos temporalidades, dos compromisos. Uno ya se ha incumplido, el otro, ya veremos.

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