lunes, 4 de octubre de 2010

¿Retirada de vino?

Los mecanismos de control de mercado son la última herramienta que utilizan las administraciones para poner fin a crisis coyunturales que generan importantes pérdidas en los sectores. Un ejemplo claro lo tenemos en el caso del cereal, donde por fin el Comisario Dacian Ciolos ha accedido a sacar al mercado los stocks europeos para moderar los precios. Algo, por cierto, que satisface al consumidor y al ganadero, no al cerealista.

En el caso del vino, a pesar de la última reforma del mercado hace ya casi tres años, este sector tiene importantes problemas derivados, entre otros aspectos, de la disminución general del consumo de vino y en años como el actual, el aumento en España de las producciones de uva. En consecuencia, el sector padece una fuerte crisis de precios que, al contrario que en el caso de los cereales, han hundido la cotización de la uva. En esta situación se ha demandado la retirada de vino del mercado para destilación.

El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha dicho no y rechaza medidas excepcionales, al considerar que la tendencia de la campaña va a ser positiva, entre otros factores por el incremento de consumo del mosto; apuestan por medidas estructurales y la promoción del consumo en el exterior. Ambas estrategias son buenas, a pesar de la arrinconada promoción del consumo en la Unión Europea, pero dan resultados a medio y largo plazo, no de forma inmediata. Para ello hace falta compatibilizarlas con otras.

En las fechas en las que nos encontramos, los niveles de producción de esta campaña, salvo catástrofes climatológicas, ya son más o menos conocidos. Cooperativas Agroalimentarias (CA) estima que para toda España rondarán los 39 millones de hectólitros entre vino y mosto, entre un dos y un tres por ciento más que la pasada. En definitiva, buena calidad más producción y menos precio, si se mantiene la tendencia actual. Unos datos preocupantes que pueden dejar a muchos productores sin poder colocar al uva o teniendo que hacerlo sin precio. Esta circunstancia, junto con las bajas cotizaciones que se han mantenido en el último año, son indicadores reveladores de la tendencia y la difícil situación de los productores. Por tanto, dejar pasar el tiempo para adoptar medidas de regulación supone dejar a los viticultores a los pies de los caballos, en plena vendimia.

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