viernes, 3 de octubre de 2008

SIMETRÍA EN PRECIOS RETARDADOS


El incremento del precio de la materia prima en origen conlleva una rápida subida en el precio del producto transformado. Una verdad a la altura del quimérico personaje Perogrullo. Por ejemplo, el efecto que tiene el alza en la cotización de los cereales sobre los piensos y los alimentos. Pero en sentido inverso a veces se demora. Los stocks de materia prima son el principal motivo de este efecto retardado, pero no el único. Se trata de unas tendencias que deberían ser simétricas. En el caso de los piensos el asunto está bastante claro. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha exigido a la industria una disminución en los precios dada la cotización a la baja de los cereales. Como ha recordado la Confederación de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC), el pasado año la subida también se demoró dos meses con respecto a la subida del cereal. En definitiva, sí existe la ansiada simetría, así que todavía habrá que esperar un poco a que estas bajadas se produzcan.

Pero cuando el río suena agua lleva, y es probable, aunque todavía no se haya demostrado, que en algunos casos se utilice esta práctica para mejorar los rendimientos empresariales. En la compleja e inestable situación del sector productor y, sobre todo, dado el efecto que tiene sobre el consumo, esta táctica puede convertirse en especulativa. No queda claro que se trate de especulación, pero es cierto que puede ser considerado un recurso contra el adecuado funcionamiento del mercado. En un momento de bonanza económica el asunto no traería mucha cola, pero la coyuntura actual ha hecho que la propia Comisión se ponga las pilas. La Comisaria de Agricultura Marianne Fischer lo tiene claro. Ha anunciado que desde Bruselas van a vigilar con atención la no repercusión de la bajada del cereal en el precio de los alimentos. Los organismos habilitados para el control de la competencia se han puesto a trabajar, con el objetivo de poner el freno, dentro de lo posible, a la inflación alimentaria. Por otro lado, no deben pagar justos por pecadores, y posiblemente se intente investigar a grandes operadores para frenar de forma ejemplar a los que así actúen. En cualquier caso y con carácter general, una demora en el descenso de precios es comprensible porque gran parte de los alimentos consumidos a fecha de hoy, han sido elaborados con cereales adquiridos hace semanas o meses. Pero hace bien la Comisaria, porque pone en marcha una política que va a tranquilizar al consumidor y al productor, y dejará clara la imagen de buena parte del sector transformador.


Otro caso concreto es el del girasol. Las perspectivas de cosecha son buenas en toda España. La mencionada simetría también está en tela de juicio en este sector, aunque en este caso en sentido inverso. Un asunto por el que se ha protestado tanto en Andalucía como en Extremadura. La bajada del precio del aceite de 1,5 euros el kilo a 0,9, produjo una disminución del precio de la pipa en plena campaña. De los previstos 0,72 euros kilo se pasó a unos ajustados 0,57. Al finalizar la cosecha volvió a subir el precio del aceite, pero los precios para la pipa almacenada se mantienen. ¿Está justificada esta contención? Lo que queda claro es que en este caso afecta al precio en origen pero no en destino, por lo que la Comisaria no será adalid de esta causa. La nueva entrada de cereal ucraniano, almacenado desde la última alerta sanitaria, puede ser uno de los motivos. La solución, almacenar y esperar a vender en mejor momento, algo que muy pocos se pueden permitir.

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