jueves, 4 de noviembre de 2010

Proteína Vegetal

La obtención de proteína para la alimentación animal es uno de los condicionantes más sensibles del sector de ganadero ya que supone una fuerte dependencia de Estados terceros. La prohibición de utilizar harinas de origen animal para la elaboración de piensos ha reforzado la dependencia de la soja como origen de la imprescindible proteína para los alimentos de nuestro ganado. El freno a determinadas biotecnologías ya implantadas en los grandes productores agrícolas del mundo como Estados Unidos, Brasil, Argentina, China, Canadá, etc., ha supuesto una importante atadura comercial que, unida a las estrictas limitaciones a la importación de semillas transgénicas, suponen un amenaza para nuestro abastecimiento alimentario o, al menos, para la estabilidad de su mercado y de sus precios.

Los equipos técnicos de la Comisión trabajan para dar una solución al modelo de tolerancia cero que existe en la actualidad para las importaciones de semillas. Ahora la Comisión intenta que se admitan trazas en el caso de aquellas semillas cuya modificación genética ya haya recibido la opinión favorable de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), aunque todavía no se haya producido la resolución oficial en el siempre complejo y maniatado proceso de autorización. Un proyecto que de salir adelante sería un paso para la normalización de la industria de los piensos y en consecuencia del propio sector ganadero. Sin embargo, lo coherente sería que las trazas fueran aceptadas también si la semilla hubiera sido autorizada por un organismo o autoridad científica acreditada y de reconocido prestigio, aunque no sea europeo. También reducirá la dependencia de la soja el demandado y ya probable levantamiento parcial de la prohibición de uso de harinas animales, impuesta a partir de la crisis de las vacas locas.

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