jueves, 10 de enero de 2008

ACEITES A LA CONTRA


Las tendencias en las producciones y precios de los aceites de oliva y girasol discurren divergentes. En 2007 el aceite de girasol se encareció un 33 por ciento, la mayor subida de toda la cesta de la compra. Lo contrario se ha producido en el aceite de oliva, que con una bajada de precios del 17 por ciento le coloca como el alimento que más se ha abaratado en el pasado año. En el caso del aceite de oliva se debe a que el punto de partida ha sido el más elevado de las últimas décadas, con unas bajas producciones de la campaña anterior y una intensa especulación, lo que generó unas cotizaciones muy altas. En noviembre de 2007 la producción de este aceite aumentó más del 27 por ciento con respecto a la campaña anterior, lo que permite mantener unos precios que han ido decreciendo a lo largo de todo el año. En total, más del 9 por ciento con respecto a la media de las cuatro últimas campañas, con una rendimiento del 18,6 por ciento.

Por otro lado, llama la atención la subida del precio en el aceite de girasol. La campaña ha sido muy mala en los países del este y en la propia Unión Europea, donde se han producido importantes pérdidas de producción. Además dos poderosos consumidores como China e India han disparado el consumo de este aceite, generado el mismo efecto de déficit en el mercado que con los cereales. Algunos analistas han culpado al uso de oleaginosas para síntesis de biocarburantes, una afirmación alejada de la realidad, ya que puede haber conllevado un cierto carácter especulativo, pero poco más. En Castilla la Mancha y, sobre todo, en Castilla y León, los rendimientos se han visto muy reducidos. Al contrario ha sucedido en Andalucía, donde se ha incrementado la producción alrededor del 25 por ciento. La escasez de girasol en los mercados ha tirado al alza de las cotizaciones. Dos tendencias que también podrían haber producido su sustitución por el aceite de oliva y haber elevado los precios de este último, algo que no se ha producido de forma generalizada.

Hasta aquí las tendencias en 2007. Ahora, a mediados de enero y ya desde finales de diciembre se ha frenado la caída del aceite de oliva y se está conteniendo la bajada de precios. En el caso del girasol el problema es todavía más alarmante, porque las cotizaciones continúan creciendo a ritmo más acelerado. Una circunstancia que sin duda va a llegar a la cesta de la compra en breve y que volverá a alertar a la opinión pública. Mal asunto para el consumidor y para la propia imagen del sector.


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