miércoles, 26 de marzo de 2008

"AGFLATION"


La agflación o agflation, si nos referimos a la más utilizada terminología anglosajona, es un nuevo vocablo que empieza a incorporarse al lenguaje agroeconómico; todavía sin reconocimiento oficial. Proviene, como es fácil deducir, de la fusión de los términos agricultura e inflación. Se refiere al efecto que tiene la subida del precio de los alimentos sobre la inflación global. Con carácter general, se acuñan nuevas expresiones o términos lingüísticos, cuando una realidad pasa de ser excepcional o coyuntural, a formar parte de lo cotidiano. En este caso, un mal síntoma que refuerza la lamentable presencia de un problema que se ha dejado crecer, sin poner los medios necesarios para su atenuación. Una situación cuyo origen se debe a varios factores, tres de ellos específicos del sector agrario y alimentario. En primer lugar el muy comentado tirón del consumo proveniente de poderosas economías asiáticas, como China y la India. Poco se puede hacer al respecto. En segundo lugar, la reorientación de determinados cultivos de uso alimentario a industrial, básicamente agroenergético. No es el motivo más poderoso, pero puede llegar a serlo. En cualquier caso, impera el libre mercado y tampoco hay demasiada capacidad de maniobra; al menos, mientras que la rentabilidad del cultivo agroenergético supere al alimentario, algo que no sucede en muchas zonas productoras. El tercer factor de agflación es la pérdida de reservas mundiales tanto de cereal, como de leche en polvo y de otros muchos productos básicos. En este caso sí se ha tendido capacidad de maniobra y todavía se dispone de ella, aunque por el momento no se utiliza. Las políticas liberales que han emanado de las dispares rondas de negociación en el seno de la Organización Mundial del Comercio, han llevado a un progresivo y casi total agotamiento intencionado de nuestras reservas alimentarias.

Todo esto con unos datos generales de 2007 que indican que el precio en origen de los productos agrarios ha subido un seis por ciento; lo que puede hacer pensar que la situación no es tan mala para el agro. Pero el análisis no es tan intuitivo. Solo algunos productos como el cereal, leguminosas, los cítricos, la fruta, la leche o los huevos han contribuido a esta agflación con una fuerte subida de los precios en origen. Otros muchos han padecido este efecto sin beneficiarse del mismo en su liquidación de ventas; es el caso del ovino, el porcino de cebo, el conejo, el aceite o la patata. Otro indicador de 2007 también se muestra favorable para el sector: la renta agraria. El pasado año subió en la Unión Europea un 5,4 por ciento. En España se elevó por encima del diez por ciento. El análisis es similar al caso de los precios en origen y depende de a qué subsectores se hace referencia. En cualquier caso son dos indicadores positivos que se derivan de la llamada agflación y de la aplicación de las últimas reformas de las organizaciones comunes de mercado, lo que ha conllevado una reducción del tejido productivo y la desaparición de explotaciones mal dimensionadas.

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